septiembre 23, 2010

Limpiando la casa

El Proyecto de recuperación de la Colonia Independencia en Monterrey tiene un significado especial para la ciudad. No sólo se trata de un espacio que fue colonizado por bandas del crimen organizado ante el abandono de la autoridad y de la sociedad misma. Se trata además de la oportunidad que el gobierno está buscando con desesperación para recuperar su imagen ante los constantes embates de la opinión pública por el pobre desempeño que han mostrado hasta este momento. Por ello es importante no perder de vista los detalles de este enorme objetivo.

Un espacio originalmente habitado por familias de trabajadores que laboraban para la Fundidora de Acero Monterrey y que fue bautizada como San Luisito por el origen de sus pobladores, fue víctima de la urbanización y quedó atrapado entre enormes avenidas de alta velocidad al norte, y la Loma Larga hacia el sur. La quiebra de la empresa que los empleaba en 1986 generó que sus trabajadores e hijos tuvieran que comenzar a buscar por cuenta propia cómo hacerse de ingresos. Muchos de ellos hábiles en el uso de maquinaria pesada pudieron establecer talleres de diferentes actividades que hasta la fecha sobreviven, pero también otros quedaron a la deriva y con un futuro incierto.

La inversión para recuperar este espacio por supuesto que es aplaudido, pero debe tener un plan más profundo que simplemente la construcción de parques y centros deportivos ¿de qué le servirá a un joven dedicarse al deporte si esto no viene aparejado con un robusto programa de becas deportivas? sólo por poner un ejemplo. La privatización de las canchas del Río Santa Catarina vinieron a agravar aún más una situación que de por sí ya era complicada. La negativa de la Comisión Nacional del Agua para permitir su reconstrucción hace evidente la urgencia por este esfuerzo.

Será muy importante no tomar la salida fácil de culpar de todos los males a las zonas marginadas, como si el resto de la sociedad regiomontana no estuviera siendo abierta partícipe del clima de corrupción e impunidad. Las encuestas sobre cultura de la legalidad no presentan una diferencia significativa entre distintos estratos sociales o niveles de educación cuando se les hacen preguntas relativas a la oportunidad de cometer un ilícito si se trata de ayudar a un familiar o proteger el patrimonio propio. El problema es mucho más grave, profundo y generalizado de lo que se piensa. Recuperar la Colonia Independencia tendrá efectos positivos a largo plazo, pero no podemos caer en el simplismo de pensar que los más desfavorecidos son los que tienen a la ciudad volteada de cabeza. Ni tampoco pensar que sólo con la inversión en infraestructura el problema se resolverá automáticamente.