abril 29, 2010

La maduración del régimen panista

El periodo de sesiones que terminó oficialmente el viernes 30 de abril será seguramente recordado por dos eventos: la ley de competencia y la reforma a la ley de seguridad nacional.

Por un lado se impuso la urgencia del presidente para controlar a quienes seguramente serán sus adversarios en la contienda presidencial de 2012. La posibilidad de que grandes empresarios que en 2006 lo apoyaron ahora se alineen con Peña Nieto o quien quiera que vaya a abanderar al PRI es muy alta. La obsesión por jugar a los soldaditos aún contra los intereses económicos más simples como mantener la tranquilidad y la buena imagen del país no se lo van a perdonar ¿Cómo contenerlos? Una ley que le permita enjuiciar a empresas que realicen prácticas monopólicas, y que Eduardo Pérez Motta estará encantado de utilizar después de tantos años de intentos frustrados.

Por el otro, finalmente PRI y PAN han decidido impulsar la reforma a la ley de seguridad nacional que le dará certidumbre a las operaciones militares en labores de seguridad pública. La clave está en considerar una amenaza a la seguridad nacional las operaciones del crimen organizado. No resulta tan descabellado después de ver su capacidad de corrupción y de destrucción. La reforma también establece criterios importantes sobre la capacidad para decretar estados de emergencia aislados de acuerdo al 29 constitucional. La agenda aquí va con toda la intención de continuar la lucha ¿Por qué el PRI se ha prestado a semejante reforma? Seguramente tuvo que ver con una relación ríspida entre militares y algunos gobernadores que han sido señalados más de una vez de tener amistades peligrosas ¿Qué tanto aquí la SEGOB jugó el papel de cuate que se hace de la vista gorda a cambio de apoyo? Seguramente mucho. A largo plazo, esto resultará en su perjuicio pero al menos salvarán el pellejo en el corto.

En ambas se ve a un presidente que ha aprendido a jugar con las reglas formales e informales. Vemos en Gómez Mont a un interlocutor que no tiene temor de usar la mano derecha para ofrecer, y la izquierda para propinar un fuerte puñetazo. Vemos a un presidente que ha logrado también enfocar su energía en algunos puntos de su agenda antes que intentar resolver todo. Finalmente, vemos a un presidente cómodo en su silla, y donde los grupos de interés ya no tienen tanta capacidad para chantejearlo como era en un principio. Se ha consolidado el poder presidencial después de varios años de debilitamiento. Esto puede tener buenas y malas noticias, pero al menos este periodo de sesiones me deja esa impresión.

Esto puede tener un impacto inmediato en dos cuestiones: la agenda política y la agenda electoral. La política parece que seguirá apuntada de manera obsesiva hacia la seguridad pública y el sometimiento de los grupos de la delincuencia organizada, al menos hacia su debilitamiento. Por el otro vemos una agenda electoral fuertemente cargada hacia los hombres del presidente, no quieren cometer errores ni dejar algo a la incertidumbre. El estilo panista de gobernar está llegando a una maduración interesante. La pregunta que podríamos estarnos haciendo es si éste es compatible con los principios democráticos, o la transición no fue de un régimen autoritario a uno democrático, sino de uno autoritario a otro similar.

abril 20, 2010

La vergüenza como arma

El quarterback de los Acereros de Pittsburgh Ben Roesthlisberger descubrió que su talento no estaba por encima de las normas. Con todo y que el Big Ben le ha dado a esta franquicia dos anillos de Súper Tazón en los últimos cinco años, los Acereros han expresado públicamente no estar interesados en que siga siendo su mariscal ¿La razón? En una fiesta intentó sobrepasarse con una estudiante de la Universidad de Georgia.

Lejos de querer caer en un ensayo sobre moralidad, la verdad es que algo están haciendo de aquél lado que nosotros no estamos haciendo bien. La posibilidad de torcer la ley y salir airoso no sólo resulta en un cálculo matemático preocupante, sino que también nos provoca una extraña relación entre los tramposos y aquéllos que los admiran ¿Cuántas veces hemos tenido la oportunidad de romper la ley? Nuestra cultura lamentablemente está más inclinada para idolatrar a los listos que saben salirse con la suya que hacia los líderes que son ejemplo para su comunidad.

¿Cuándo habríamos visto en México a un atleta exitosísimo ser rechazado por su equipo (y el resto de ellos) por su comportamiento fuera de la cancha? En nuestro país estamos tan acostumbrados a las farras y los excesos de nuestros líderes morales, sus problemas con la ley, sus escándalos, que ya resulta inútil esta pregunta ¿Cuándo hemos visto a una comisión del deporte sancionar fuertemente a un elemento con esta conducta? ¿Cuándo hemos visto un pronunciamiento público que denosté los malos ejemplos? ¿Qué tanto nos importa que las personas que nuestros hijos admiran tengan una trayectoria intachable?

Extrapolar ahora resulta muy sencillo. Este comportamiento lo podemos ver en cualquier ámbito. Las personas con conductas rectas son ignoradas, los tramposos normalmente son los que ocupan las primeras planas en todo su esplendor, y los puestos más importantes. Ahí tenemos una lista larga de gobernadores y empresarios viviendo en matrimonios perversos, organismos gubernamentales que venden sus bases de datos a delincuentes en Tepito y nuestra respuesta es "pinche gobierno" como si éste se manejara por manos invisibles; tenemos un gremio de trabajadores de la educación que se burla en la cara del presidente y su actual secretario de educación mientras debajo de la mesa le prometen al PAN compromisos electorales en los Estados que se están jugando el poder ¿Más ejemplos? No acabaría este escrito con todo lo que podría exponer.

El problema es que no lamentamos estos hechos. Los consideramos parte de nuestra vida, suponemos que así tienen que ser las cosas. No nos percatamos lo sencillo que resulta cambiar nuestro entorno más inmediato. En Estados Unidos la vergüenza pública tiene más fuerza que cualquier ley. La intensidad del acoso social hacia aquellos individuos que se han salido de las reglas resulta devastadora. Hoy Ben Roethlisberger está próximo a recibir su notificación de suspensión, su carrera está prácticamente terminada ¿Nos falta mucho para aspirar a un país así? ¿Cuándo fue la última vez que admiraste a un tramposo por salirse con la suya?

abril 16, 2010

Es más simple de lo que pensamos

(Publimetro)


 

La seguridad es percepción. Mientras más nos mantengamos al tanto de ella, más inseguros nos sentiremos. Es como el paciente que pasa el día buscándose síntomas para finalmente encontrarlos.

Recurrentemente aparece en las encuestas sobre prioridades de la población la seguridad muy cercana al de la economía. Algunos han culpado a los medios de comunicación por la exageración de la nota porque se deja a un lado la labor de comunicar por aquélla de vender. El gobierno federal gasta millones de pesos en propaganda donde se vende como algo muy cercano a la liga de la justicia luchando contra la maldad. En el problema de la construcción de esta sensación paranoica todos hemos puesto algo del material componente. Salirnos de esta espiral debe partir de nosotros mismos y qué tanta atención le damos a eventos aislados para concentrarnos en las acciones que nos permitan sentirnos más seguros. La percepción de que más información genera más seguridad nos ha llevado a una psicosis donde siempre queremos estar seguros de qué banda se enfrentó con cuál, y cuántos muertos cayeron, si hay fotografías qué mejor.

La seguridad afortunadamente es mucho más simple que eso. La construcción de nuestra tranquilidad no tiene que ver con que sepamos de memoria los nombres de los delincuentes y cuáles son sus principales fuentes de recursos y quiénes sus aliados y enemigos. La verdadera seguridad se encuentra en nuestra banqueta con nuestros vecinos, junto a nuestros amigos, en el camino al trabajo y en el tiempo que dediquemos a conocernos unos a otros. Lo demás sólo sirve para que algunos medios de comunicación se hagan millonarios a costa de nuestros miedos.