julio 03, 2013

Los diputados Google



Yo no sé en qué momento fumar se volvió tan tóxico socialmente. A quién se le habrá ocurrido la grandiosa idea de satanizar a los fumadores al grado de que su práctica ahora sea vista como un insulto al mismo creador.

Crecí en un país que fumar era malo, pero la decisión de cada persona sobre su cuerpo tenía más peso que estas actitudes paternalistas de gobiernos pasajeros. Seamos realistas, las leyes que se han aprobado en contra de los fumadores son una moda de organismos internacionales y malas copias de normatividades que surgieron en otras partes del mundo por motivos que nuestros legisladores ni siquiera entienden.

Mucho se ha debatido sobre el problema del fumador pasivo y el daño que le hace el humo del tabaco. Esto se puede resolver designando espacios para fumadores dentro de los propios locales comerciales. Incluso las terrazas abiertas eran una solución que se propuso a nivel federal pero que en Nuevo León se tomó la absurda decisión de también prohibir.

La intervención gubernamental en asuntos privados tiende a provocar un efecto pésimo sobre la economía y la sociedad. La decisión de reprimir aún más a los fumadores deja fuera a un grupo importante de la comunidad que no está realizando ningún delito, pero que es tratado como un criminal. Los negocios sufren esta situación, pues no encuentran la alternativa que los fumadores justamente solicitan.

El no fumador puede decidir dónde comer en base a quién permite fumar y quién no. Incluso esto puede convertirse en un factor de competencia, los negocios que quieran atraer fumadores podrán promocionarlo así y quienes quieran atraer a no fumadores podrán distinguirse. Con la ley que hoy se aprueba esto ya no es posible.

Más personas mueren en México por tomar refresco pero sigo sin ver a nuestros diputados locales mandando a sus consumidores a beberlo en las banquetas afuera de los restaurantes. La hipocresía detrás de la Organización Mundial de la Salud y del gobierno mexicano que se adhiere con ánimos serviles más que de un problema real de salud pública está dañando a un país que es netamente turístico. En Estados Unidos ha funcionado de manera más efectiva el lanzamiento de campañas publicitarias que hacen burla de los fumadores más que las políticas autoritarias de prohibición.

Es momento de denunciar a los diputados Google que están proliferando por todos lados, pero que en Nuevo León ya llevan varios autogoles, basta recordar el tema del cyberbullying que terminó en un veto que aplaudieron hasta los más férreos enemigos del gobernador Medina. Ahora se sacan de la manga una ley de protección contra el humo del tabaco que termina lastimando aún más a un sector comercial que en Monterrey ha sufrido ya varios años de golpes por la inseguridad y la crisis.  

Los diputados Google tienen una peculiar forma de operar. Su primer requisito es el aburrimiento. El primer paso es meterse a Google o su motor de búsqueda preferido y ver qué andan legislando en otras partes del mundo. Siguiente, armar una iniciativa que la redactan sin el más mínimo cuidado a las consecuencias que puede tener su redacción. Finalmente, la presentan al pleno con más ánimos de aparecer en los medios que de resolver un problema. “Nosotros sí estamos trabajando” parece ser la consigna detrás de estos personajes, muchos de ellos que ya se están viendo en la silla de la presidencia municipal. Se trata de aparecer en la foto, mientras lo que legislan es lo de menos.

Hemos tenido legislaturas torpes anteriormente, pero ésta ha reflejado en su haber un cuadro sintomático peligroso para la salud del Estado, mucho más que el propio humo del cigarro. Las ocurrencias salen muy caras, especialmente cuando las hacen personas que tienen más poder que inteligencia.