septiembre 26, 2008

Lecciones del Desafuero

La clase política no aprende nada. Eso me queda bastante claro mientras veo que todo se organiza en torno al linchamiento del candidato más popular del PAN para ocupar la gubernatura en Nuevo León. Parece que no hay vuelta atrás, pero así también parecía en 2005 cuando el otro candidato popular fue intentado pasar por la "justicia legislativa" de nuestros diputados.

La situación parece ser muy diferente. Mientras que al candidato presidencial sólo le pudieron demostrar una negativa a una resolución judicial sobre la construcción de un camino a un hospital, a Madero parece que le han encontrado varios desvíos, entre los que destaca un cobro indebido a una empresa de publicidad en puentes peatonales, además de una enorme cantidad de reclamos de representantes de organismos intermedios sobre "cuotas" cada vez más elevadas para permisos de cambio de uso de suelo en la oficina de desarrollo urbano.

Nuevamente el error es pensar que una autoridad tiene control sobre todo lo que sucede en su administración. En varias ocasiones he expresado mi punto de vista a este respecto. Adalberto Madero tiene posibilidades de estar enterado de lo que sucedía en Desarrollo Urbano, pero también hay la posibilidad de que se estaban pidiendo donaciones sin que pasaran por la oficina del alcalde. Mientras que no se le demuestre lo contrario el único responsable en todo caso podría ser el titular de la oficina señalada.

También, si el caso amerita una sanción penal contra el presidente municipal, la estrategia huele más a un intento electoral por impedir que un candidato popular (aunque a muchos no les guste que así sea) llegue a la boleta el 6 de julio próximo. Las implicaciones para el sistema político de nuestro país ya las vimos, pero parece que queremos seguir intentándolo. Según esta experiencia, agredir por medios judiciales a candidatos populares sólo provoca que éstos se fortalezcan, y es probable que eso veamos en las próximas semanas a medida que le permitan a Madero posicionarse como víctima de su propio partido y de la clase política en Nuevo León.

Significa un retroceso más para la democracia en este Estado. El problema no es que se castigue a un político que cometa irregularidades, eso no está en cuestionamiento. Lo que sí resulta hipócrita es esta agresión jurídica contra un candidato al que probablemente tienen miedo de no poder derrotar en las urnas. Significa una imperfección de la democracia que podría ser utilizada cada vez con mayor frecuencia con el peligro que esto significa. Porque si se trata de llevar a la justicia a políticos con antecedentes dudosos muy pocos podrían salir bien librados de los que ahora se intentan candidatear, empezando por el que anda ofreciendo zonas protegidas a desarrollos inmobiliarios a cambio de su apoyo. Si se está intentando un movimiento purificador de la clase política, que se haga con todas sus consecuencias. Si se trata de un golpe político sólo para evitar que Madero llegue a la candidatura, entonces el que pagará las consecuencias no será él, sino el sistema político y la confianza que supuestamente tenemos sobre la imparcialidad de la justicia en nuestro Estado.

septiembre 24, 2008

Crisis financiera y campañas de miedo

Hay varios puntos que conviene rescatar sobre la confluencia de dos factores en Estados Unidos que supuestamente no deberían estar relacionados, pero parece que lo están. Primero, la crisis financiera, y segundo la campaña presidencial. Cuando digo que no deberían estar relacionados no me refiero a que no deban ser abordados por los candidatos sino que no deberían estar tan íntimamente relacionados como se sospecha que están.

Primero, se ha hablado que varios asesores de la campaña de McCain están directamente relacionados como consultores de algunas de las instituciones que están siendo investigadas por el Buró Federal de Investigación (FBI) bajo sospecha de fraude. Segundo, el hecho que han tocado algunos analistas respecto a la posibilidad de que esta crisis esté buscando ser aprovechada por el partido republicano con dos intenciones: una, promover nuevamente la estrategia del miedo que tantas veces les ha sido efectiva (antes era el ántrax, ahora es perderlo todo frente a la "inexperiencia" de Obama); dos, la posibilidad de presentar a Bush como el héroe que pudo rescatar al país de la hecatombe financiera con la inyección de 700mil millones de dólares que está buscando del Congreso de los Estados Unidos, y que muy probablemente le terminen prestando a pesar de sus deseos. No hacerlo tendría un costo todavía mayor.

La primera pregunta sería ¿tendría un grupo elite como los llamados halcones la posibilidad de controlar una situación como la que se está viviendo ahora? Un acceso al que seguramente tuvieron fue el mercado del petróleo. Mucho se ha dicho que los precios del hidrocarburo fueron presionados a través de especulaciones financieras artificiales. En un escrito anterior hacía la pregunta de a quién podría beneficiar esto ¿Cómo beneficiaría una crisis financiera al partido republicano? ¿No sería al revés pensando que el precio del petróleo degradaría la calidad de vida de los norteamericanos y esto provocaría un descontento hacia el gobierno actual? Respondería que sí, pero a la vez preguntaría cómo puede beneficiar al partido republicano estar enviando a los hijos de sus electores a morir en países del Medio Oriente, y sin embargo lo hacen con todo lo electoralmente atractivo que esto ha resultado al menos en el corto plazo ¿Estamos ante una situación similar donde se busca crear miedo para así generar el voto compulsivo del electorado norteamericano? Hasta este momento la intensificación de la crisis no ha golpeado a las encuestas de salida para la intención de voto del presidente en noviembre, pero ésta aún no ha golpeado al ciudadano común. Aún estamos en una crisis entre prestadoras, lo que eventualmente se traducirá en crisis de los que reciben estos préstamos: los bancos y los deudores como usted y yo.

¿Cómo evolucionará esta crisis? Muchos ni siquiera atinan a descifrar el diagnóstico, mucho menos los escenarios. Aquéllos que podrían beneficiar más al partido republicano serían dos: el partido se convierte en el estandarte de la salvación financiera a través del presidente, o el partido se convierte en el único recurso ante una situación crítica. Más vale malo conocido ¿En qué escenarios se podría ver perjudicado el partido republicano ante esta crisis? Estuve pensando largamente pero no se me ocurre ninguno. Si Bush no logra la inyección de recursos, el electorado coincide que fue su administración la que provocó esta situación y emiten un voto de castigo. Suena como un escenario creíble pero con el electorado estadounidense nada tiene que ver la razón. Normalmente es la emoción la que los gobierna.

septiembre 23, 2008

¿Para fomentar la ecología?

Un excelente ejemplo de cómo una muy buena intención puede degradar en algo ilógico e incoherente por decir lo menos.

Felipe Calderón anunció ayer que era momento de que a los niños se les enseñara ecología en las primarias y secundarias. Que debían ser los "guardianes de la tierra", y así los juró bajo protesta.

Luego nos informó que mandaría imprimir un millón doscientos mil libros de texto gratuitos para ser distribuidos entre niños de sexto de primaria y secundaria donde se les enseñarían los elementos más básicos de ecología.

Fuente: Excelsior

septiembre 19, 2008

En tiempos de crisis

Los tiempos de crisis significan para un gobernante dos cosas: el peligro de caer o la oportunidad de emerger de las cenizas. En el caso mexicano se han conjugado varias crisis, una económica que sacude a nivel internacional los precios de los productos pero sobre todo la confianza: confianza en el consumidor y confianza en las instituciones de crédito (en ambos sentidos, tanto del usuario a la institución como de la institución hacia el usuario). Aunque dicen que esta crisis no ha golpeado a México porque nuestra propia crisis de 1994 nos blindó (sic), la verdad que tendríamos que reflexionar más seriamente antes de suponer este escenario tan feliz.

Otra crisis, la política, desprende dos vertientes que a su vez tienen diferentes orígenes y por consecuencia destinos y objetivos. Una es la crisis en seguridad que ha tomado una nueva forma con el atentado el pasado lunes en Michoacán, pero que no deja de desprenderse de elementos relacionados con el crimen organizado. La forma más sencilla de diagnosticarlo es que cuando el gobierno federal decidió golpear la economía de la criminalidad, ésta tuvo que buscar nuevas formas de encontrar dinero, ahí la descomposición que hemos visto en los últimos meses en asaltos, secuestros, asesinatos de narcomenudistas y policías. La otra crisis política tiene que ver con una inconformidad ideológica con el gobierno actual. Y aunque más de uno ha cruzado la línea de la irresponsabilidad al señalar que se trata de un mismo movimiento desestabilizador (automáticamente clasificando como del mismo tipo a narcotraficantes terroristas que a una oposición política legalmente establecida y legitimada por el voto en 2006 de más de una tercera parte del electorado), la verdad es que tenemos que ser muy cuidadosos en el uso de las palabras y los términos.

Decía, antes de esta maraña clasificatoria, que el gobernante puede aprovechar este tipo de situaciones para capitalizar a su favor. Parece que ése es el objetivo del presidente cuando toma el micrófono y enfrenta retadoramente a los provocadores de esta nueva crisis. Así lo indica cuando declara que estos no son tiempos de flaquezas ni de regateos políticos. Totalmente de acuerdo con el titular del Ejecutivo. Una crisis de este tamaño exige una respuesta contundente del Estado, una que no deje dudas que si en algo están de acuerdo todas las fuerzas políticas es que los cauces terroristas no tendrán cabida en la relación entre gobernantes y gobernados, entre promotores y disidentes.

Sin embargo el riesgo que esto conlleva es grande. En la historia hemos visto situaciones similares, cuando una crisis despierta la furia del gobernante o de la elite. Se exigen cuentas, se exigen respuestas inmediatas y es cuando todo lo demás deja de tener importancia. Si la democracia se vuelve un estorbo entonces será tiempo de dejarla a un lado. Incluso la misma Constitución establece la oportunidad para que el presidente declare un estado de emergencia y las garantías individuales sean suspendidas en determinadas áreas o en la totalidad del país. No olvidemos, sin embargo, que el mismo documento obliga al presidente a rendir cuentas al Congreso una vez que la crisis ha sido superada.

La clave aquí está en que la crisis puede ser de un final indefinido ¿Cuándo terminará la delincuencia? ¿Cuándo se acabará el riesgo de un movimiento subversivo? ¿Cuándo si los precios de los alimentos siguen subiendo a pesar de que el petróleo ya viene para abajo? La inestabilidad política y la crisis económica representan un caldo de cultivo difícil de detener por cauces institucionales. El peligro no es necesariamente que otro grupo narcotraficante o terrorista asuma que tiene el derecho de prescindir de las vidas de los ciudadanos. En eso no queda duda que la respuesta debe ser contundente. Lo peligroso aquí es que nuestros gobernantes comiencen a confundirse de la misma manera que se han confundido algunos líderes de la opinión pública, presionando para que la unidad signifique silencio, que el respaldo a un Estado que está luchando contra la delincuencia organizada signifique sumisión y aceptación sin debate.

Cuando se habla de cerrar filas en torno al presidente no significa un cheque en blanco para todo lo que venga. El peligro es que por "seguridad nacional" luego se hable de una "necesaria reforma energética", o de una "impostergable reforma laboral" que elimine de tajo los beneficios del artículo 123 frente a las exigencias de las transnacionales por acabar con esos "estorbos a la competitividad" ¿Quién detendrá a un Estado policial que se detente como juez y parte, que siembre culpables y oculte la responsabilidad de policías federales en los secuestros que supuestamente está combatiendo? El mareo de poder puede provocar reacciones en nuestro presidente y su equipo de trabajo que estoy seguro hemos superado como sociedad hace ya varias décadas. El regreso de la violencia de Estado es una posibilidad que no debemos ignorar, menos justificar frente a otro tipo de violencias.

No, señor presidente. Darle apoyo en esta lucha no significa cerrar los ojos. No se deje confundir.

septiembre 17, 2008

Human[ismo]

Una expresión que se puso de moda, se fue y volvió ha sido ésta. Implica una forma de exageración (o exasperación) de lo humano de cada persona. Significa en cierta forma abandonar los accesorios y enfocarse en el ser, en lo que somos y podemos llegar a ser. Si nos esforzamos lo suficiente podemos llegar a un punto donde seríamos las mejores personas.

Ante este escenario hemos descubierto las mejores y más refinadas formas. Me gusta la música clásica al tiempo que leo un par de obras relativas al momento en que descubrimos que no somos más que falsas formas. Volvemos al pasado, intentamos rescatar lo bello que nos pareció alguna vez. Los recuerdos se vuelven historias, las historias leyendas y las leyendas se vuelven eventualmente libros de texto gratuitos.

Quizás el principal crítico al humanismo ha sido Friedrich Nietzsche. Lleno de frases contundentes y demoledoras contra la hipocresía de abandonar irónicamente lo que nos hace humanos para finalmente llamarnos "humanos civilizados", o simplemente ciudadanos, para traerlo a contextos más actuales. Volvernos contra nuestra naturaleza cruel para así llamarnos humanistas. No sé quién resulte peor, si el cinismo alrededor del pensamiento del filósofo alemán o la hipocresía del cristianismo que intenta ponerse por encima de la humanidad, por encima de nuestros pecados y mostrarnos la vida eterna, la felicidad absoluta.

El hallazgo de un elemento fundamental en esta discusión fue hecho por Michel Foucault a principio del siglo veinte. La descripción del castigo durante la edad media y cómo éste fue modificándose hasta llegar a lo que hoy entendemos como una visión clínica de la vida cimbró algunas partes de nuestra naturaleza, o al menos cómo la concebíamos. Todo este enmascaramiento se desenvolvía sobre dos ejes, uno educativo que iba en el sentido de modificar nuestra forma de ser y nuestra naturaleza (una visión ortopédica de la rehabilitación y de la misma recuperación de la sociedad, eso que llamamos "iluminación"), y otro escondido detrás de ese argumento, uno más oscuro. Lo que implica suponer esta máscara que hemos construido alrededor de la naturaleza tendría varias consecuencias. Primero, que no hemos avanzado hacia un estadio superior como algunos han afirmado. El ser humano civilizado sería un hombre prisionero de sus propios prejuicios. Saludar al vecino, no comer alimentos con grasas saturadas, acariciar a tu perro, nunca llorar en público. Segundo, que todas aquellas creencias en torno a las instituciones podrían bien ser un buen invento que nos ha mantenido entretenidos. Si el ser humano es un individuo cruel, entonces la crueldad ha mutado hacia un aspecto más sofisticado. No sólo se trata de pensar en el daño físico, sino buscar apoderarse de la mente del individuo. Llenarlo de ocurrencias hasta que llegue un momento en que se le olvide qué es lo que lo hacía humano: entonces habrá que reconstruir su identidad. Entonces tendrá sentido volverse a recorrer los libros que nos dieron sentido alguna vez, la música que nos engrandeció, la identidad nacional que en algún momento tuvo sentido (vamos exaltándola hasta que se vuelva religioso luchar y morir por tu patria), vanagloriémonos de los elementos más básicos como la cocina típica, un recuerdo de que toda globalización debe tener raíces en algún punto local. Vayámonos al espacio y recorramos sus rincones a través de un programita para descargarse gratis y aprender así nombres de galaxias que tal vez sólo existen en la imaginación de algún astrónomo aburrido de su trabajo de clasificar y anotar.

Los accesorios se convierten cada vez más en elementos recurrentes, aprendidos por la imitación, valorados por su inutilidad, descargados en las generaciones más jóvenes. Humanicémonos hasta el grado que dejemos de reconocernos. En cada momento tendremos una mejor oportunidad para convertirnos en identidades completamente reinventadas de nosotros mismos. No está claro quién inventa a quién pero sí quién atormenta a quién con prejuicios.

Si tuviéramos que elegir el momento en que dejamos de ser humanos para convertirnos en humanistas fue tal vez cuando descubrimos que nuestra naturaleza era algo aburrida y teníamos que llenarla como un árbol sentado sobre dos tablas en la sala de nuestra casa. Ahí estaba perdido entre los muebles cuando había la posibilidad de ponerle luces y colgarle unas cuantas esferas. El árbol tomaba vida irónicamente en el momento en que iba perdiendo su vitalidad. El ser humano podría encontrarse en una situación similar, a medida en que vamos avanzando en nuestro proceso de humanización nuestra humanidad palidece. Los recuerdos se vuelven difusos hasta encontrarnos con una identidad fragmentada.

El humanismo comienza a convertirse en una prisión del propio ser humano. Nos revela que los argumentos que nos hacían humanos probablemente también significan un accesorio como los mismos que el humanismo supuestamente repudia.

septiembre 14, 2008

Crónica de un delito frustrado

Ernesto


 

La tarde del viernes recibí un correo electrónico de una vecina de la colonia donde vivo desde hace un par de meses. El título no me indicaba nada de qué preocuparme hasta que lo abrí "Soy una vecina de la colonia [nombre suprimido] y no lo hemos podido localizar ya que el día de hoy intentaron robar en su domicilio". Venían algunos datos más que por obvias razones no puedo reproducir. Acto seguido, marqué a un celular que venía en el cuerpo del mismo correo, de mi vecino que había hecho el reporte a la policía y mucho más.

Hacía unos días que su segundo hijo había nacido. Apenas se acomodaba en su casa cuando por una muy buena casualidad su esposa miraba desde la ventana de su habitación rumbo a mi casa. Un par de hombres habían estado tocando el timbre repetidamente. Una vez asegurados de que no había nadie entraron en reversa a la cochera. Para el tiempo que la esposa le avisó a mi vecino lo que estaba pasando, él tomara una cruceta y corriera rumbo a mi casa, estos hombres ya habían derribado la reja de la ventana de mi sala. Éste iba a ser el cuarto robo en esta misma colonia con el mismo modo de operar. Llegar con un auto que no despierta sospechas, tocar como si se tratara de un vecino cualquiera o un visitante, estacionarse en reversa y abrir la puerta (aunque en mi caso iba a ser la ventana). Cuando el vecino llegó y los enfrentó nunca se imaginó que lo recibirían con una pistola. Corrió como pudo mientras estos hombres lo fueron siguiendo cuesta abajo hasta llegar a su casa. Los gritos de mi vecino hicieron que otros salieran y que este par tuviera que huir.

Algunos hechos sospechosos: tenemos un equipo supuestamente profesional de seguridad privada por el mismo problema que antes les describía. No es la primera vez que somos atacados aunque para mi efímero consuelo esta vez no lograron su cometido. En las otras ocasiones sí lograron vaciar las casas y salir de una colonia que supuestamente es privada, que sólo tiene un acceso. En las ocasiones anteriores el hecho de que un carro saliera lleno de aparatos electrodomésticos y muebles no despertó la sospecha del de la entrada. Su excusa, que como es una colonia nueva, todavía hay vecinos trayendo y llevando cosas. Cuando mi vecino y otros fueron a la caseta, tristemente no sorprendió a nadie la inoperancia de nuestra seguridad. No habían tomado nota de las placas ni la identificación de los delincuentes. Ni siquiera lo habían detenido pues la pluma que controla el acceso había estado levantada "por reparaciones". La persona que en ese momento debía estar en la puerta dijo no haber visto nada porque estaba calentando su "lonche". O se trata de tantas casualidades que daría risa, o algo extraño estuvo sucediendo aquí.

Un elemento más a anotar en esta situación es que el delincuente que persiguió a pie a mi vecino, a palabras de él, tenía una forma de operar que no corresponde con un delincuente casual. La forma como corrió cuesta abajo con la pistola siempre apuntando al suelo, la forma como se protegió con la puerta derecha del vehículo que nunca cerró para protegerse de un posible ataque, todo indica entrenamiento. No quiero asumir qué tipo de entrenamiento pero se los dejo a su interpretación.

Estoy seguro que no es una situación especial. En muchas ocasiones hemos sido testigos donde la autoridad termina siendo la mayor amenaza a la sociedad. Ya sea que se trate de una desafortunada y muy sospechosa serie de incidentes entre autoridad, seguridad privada y delincuentes, o que se trate de una deliberada colusión entre estos mismos actores, las cosas están para verdaderamente preocuparse ¿Cómo salir de mi casa ahora con tranquilidad cuando algo así pudo pasar a la una media de la tarde y ante los ojos de los que supuestamente están para tomar control de la colonia?

Levanté la denuncia correspondiente. Indiqué de mi fuerte sospecha contra los de la seguridad privada, les di el número de placa que alcanzó a anotar mi vecino, y les di otra información para que dieran inmediatamente con los responsables. La primera sorpresa fue que me dijeron que no podría denunciar por intento de robo pues no había evidencias. Sólo daños. El segundo, me dijeron que no harían la investigación correspondiente hasta que se turnara a la policía ministerial… el lunes. Esto después de tres horas y media esperando a que el delegado del Ministerio Público en Santa Catarina pudiera atenderme.

Si algo positivo puedo sacar de esta historia fue la respuesta rápida de mis vecinos. Si no fuera por uno de ellos que tuvo el valor de enfrentarlos, hoy estaría probablemente relatando esta historia desde una casa vacía. No fue la autoridad que una vez más me ha decepcionado con su actuación. No fue la empresa a la que puntualmente le pagamos cada mes para garantizar los elementos más básicos de información y reporte de situaciones anormales. No, fue un vecino que estuvo a punto de dejar a dos niños, uno recién nacido y otra de cuatro años, huérfanos de padre. Que tomó una cruceta e impidió que un par de delincuentes hicieran de las suyas con total impunidad y descaro.

Si en alguien tengo esperanza de una mejora es definitivamente en la sociedad. La autoridad se encuentra tan podrida por dentro que se ha convertido en nuestro peor enemigo. Si alguien hoy puede levantar la cara con orgullo es mi vecino. Nadie más.

septiembre 09, 2008

Aumento en seguridad

La noticia esta semana tuvo que ver con la entrega del Paquete Económico 2009 y lo que el mismo Calderón ha resaltado en esta entrega: una petición al Congreso para aumentar el rubro de Seguridad en un 40%. Algunos ya han considerado esto como un movimiento electoral (El Universal / Bajo Reserva, septiembre 9 2008), pero tendríamos que verlo de una manera más global.

Sin duda este dramático aumento tiene un tinte electoral. Considerando que el principal motor de la actual administración federal ha sido, y seguramente seguirá siendo, la seguridad pública y el combate abierto a ese ente desconocido e impalpable que llamamos crimen organizado. Mientras Calderón siga posicionado como el soldado número uno de nuestro país el rubro de la seguridad seguirá subiendo. Este intento por aumentar la seguridad en 40% para 2009 debe ser sumado al otro 22% que subió en 2008 (aprobado por la Cámara de Diputados), y el 14% que subió en 2007 (aprobado por la Cámara de Diputados). Es una forma fácil de seguirle inyectando dinero a algo que mantiene la popularidad del presidente, y por tanto del partido. Veamos si esto les resulta.

Sin embargo no todo puede tener que ver con un asunto electoral. Tendríamos que buscar algunas otras razones. La primera puede resultar de una primera evaluación. Las fuerzas federales con todo y el ejército y la marina no han podido contra las bandas del crimen organizado. Con todo y las alianzas estratégicas con las instituciones de inteligencia de Estados Unidos, con todo y el apoyo logístico y estratégico del presidente colombiano Álvaro Uribe, las cosas siguen pintando mal. Y ya lo sabíamos en cierta forma, cuando se revuelve el río es difícil no encontrar basura; cuando se destapa la alcantarilla es complicado no percibir el mal olor. Pongan ustedes la metáfora que prefieran. El argumento que en varias ocasiones ha repetido Mouriño es que podemos concebir esta situación como normal. Los delincuentes están dando sus últimos coletazos por la acción de la policía y el ejército. Pero ¿Qué tanto es de eso? ¿Qué tanto es que se le están agotando peligrosamente los recursos al Estado mientras la delincuencia no muestra signos de debilitamiento?

Se logró un enfrentamiento entre las dos principales fuerzas criminales, la de Juárez y la de Sinaloa. Esa puede ser una medalla que el Gobierno Federal se puede colgar. Divide y vencerás dicta la regla. El resultado ha sido un 2008 sangriento como nunca había tenido memoria. De este mutuo debilitamiento el gobierno federal puede tomar ventaja. Tal vez así podamos entender un aumento en el presupuesto para la seguridad. Más viniendo de un gobierno conservador como el que Calderón dirige, donde la respuesta contra la delincuencia siempre debe ser más fuerza, más control, más poder. Una concepción diferente apostaría por una inversión más fuerte en educación y en desarrollo social, que no es necesariamente algo que Calderón haya abandonado (recordemos su programa "Vivir Mejor" que aunque resulta muy prematuro evaluarlo, ha tenido un buen arranque).

Una segunda interpretación puede tener que ver con un recuento de daños. Si alguien ha salido lastimado en esta guerra, estos han sido los militares. Le apostaron al juego de Calderón desde 2006 y han sido los que han recibido las balas y quienes han sido enterrados. Policías locales y municipales también han muerto bajo el embate de las balas enemigas, pero han sido los soldados los que han pagado la factura más alta ¿Cómo compensar ese sacrificio y al mismo tiempo asegurar su fidelidad por el resto de los años en los que esta guerra continúe? El Presupuesto de Egresos 2009 intenta dar respuesta a este hecho. Si analizamos los principales aumentos, éstos vienen en Seguridad Pública (mejor equipamiento, mejor capacitación, recordemos que aún está en proceso de diseño el Servicio Policial de Carrera y la Academia de Policía), pero existe un aumento significativo a Ejército y Marina ¿Por qué? Considerando los planes de Calderón a largo plazo, este aumento va en contra de su concepción de Ejército como respuesta rápida/Eventual mayor participación de policías/ Eventual retiro de las fuerzas armadas de estos haberes. Interesante incongruencia que nos puede decir algo de lo que está sucediendo allá dentro.

Este aumento probablemente sea reducido por la Cámara de Diputados, pero no se atreverían a hacerlo de manera considerable tomando en cuenta el enojo de la opinión pública ante la falta de resultados. Cuando un presidente pide un aumento de ese tamaño en cualquier rubro, al menos deberíamos preguntarle porqué ¿Qué piensa hacer con él?

septiembre 03, 2008

Noticias pintadas de azul

Y para lo que sigan sin creer aquello de que los noticieros en México cobran en Los Pinos. Apenas pasó la marcha ciudadana y tengo por lo menos tres mañanitas despertándome con noticias contundentes de acciones del gobierno federal... contra secuestradores. Qué casualidades

septiembre 02, 2008

El Presidencialismo

El presidencialismo ha muerto. Que viva el presidencialismo. Algo así me imaginé titular este pequeño escrito con la intención de darle más emotividad, o qué sé yo. La cosa es que ahora todos hablamos del último golpe que le dimos al presidencialismo de antaño, a aquél que nos ordenaba todo, que nos imaginaba como seres moldeables y prescindibles (por aquello de los cientos que de alguna u otra forma murieron a manos de su voluntad).

Su ceremonia murió. El acto de vanagloria por excelencia se fue y ahora nos quedamos todos mirando. Primero, qué hacer con esas 800 hojas que significan el acto fundamental de cualquier gobierno: dar cuentas. Cifras y letras, tinta y papel. Nada más. Sin el mensaje del Ejecutivo parece un cuerpo moribundo al que nadie le pondrá atención. Ahora mismo nos parece más importante el hombro lastimado del presidente que cualquiera de las ideas que haya expresado él y su equipo en el informe. Vaya.

Cuando vemos esto, parece el paraíso, al menos para algunos. Se trata de un paso más rumbo a la democracia donde el presidente significaba todo lo malo y el pueblo todo lo bueno. O algo así como cuando decíamos que el presidente era el culpable de todos nuestros males. Sin embargo, como siempre, encontramos quienes comienzan a lamentarse, y no se trata de inconformes cualquiera. Cuando vino Giovanni Sartori a recibir el doctorado honoris causa que le entregara la UNAM en 2007, su primera apreciación sobre la Ley para la Reforma del Estado fue que se tomara con mucha precaución aquello de los cambios rápidos. En su trabajo, ha retomado el caso mexicano y considera que muchos de los problemas que hemos venido sufriendo tienen que ver con el debilitamiento del presidencialismo y de la figura presidencial. No me equivoqué. Sartori, uno de los más prominentes pensadores de sistemas políticos en el mundo, considera que todo nuestro esfuerzo en los últimos 30 años para darle muerte al presidente, ha sido un error. En ese mismo sentido podemos encontrar al tapatío Javier Hurtado, quien en reiteradas ocasiones ha defendido al presidencialismo incluso por encima de cualquier figura híbrida como las que ahora se encuentran tan de moda, o un cambio al parlamentarismo puro.

El problema tiene que ver no sólo con la cultura política de nuestro país, que sería una respuesta demasiado fácil para tomarla en serio. La construcción institucional de nuestro país ha sido sumamente eficiente hasta que decidimos que la causa de nuestros problemas era precisamente ese motor que nos hacía andar. Cuando encontramos en el presidente a nuestro peor enemigo, sincronizamos todas nuestras voluntades para darle muerte. Así podemos definir la elección de 1997 cuando se logró la muerte del presidente hegemónico, o la de 2000 cuando el muerto fue el presidente priísta, o la de 2006 cuando el muerto fue el mismo sistema político ante nuestra creciente polarización.

Si el 1 de septiembre cayó el informe, junto con él cayó el presidente, pero si seguimos a estos dos pensadores, junto con él pudieron haber caído otras cosas. Dependerá de nosotros si decidimos reconstruir algo interesante alrededor de esta nube de humo que se ha convertido nuestro sistema político, o si seguimos regateando cuotas baratas.