junio 13, 2012

Antes y después del debate



La campaña presidencial se acerca a su fin y pocos podrían negar el final de película que nos espera. Como históricamente sucede en México, el voto se reparte en tres y es hasta el final cuando uno se derrumba. Posicionarse en el segundo lugar se vuelve vital y el debate de hoy servirá para eso.
El debate de hoy tiene como contexto el fortalecimiento de dos actores, el debilitamiento de uno que siempre había sido protagonista y el afianzamiento de otros que parecen la maldición autoritaria de nuestra democracia.
Existe un fenómeno que se repite nuevamente, el del puntero rebasado. Recordemos a Labastida brindando con su esposa en 2000 y a López Obrador declarándose ganador en 2006, memorias de que el poder en México es cruel con quien lo desea demasiado. Aún es una incógnita si Peña Nieto tiene suficiente para sostenerse ahí tres semanas.
Primero hablemos de los fortalecidos. Los estudiantes universitarios se levantaron contra los dueños de la televisión y su intento por seguir manipulando la información. El vehículo para su expresión coincide con el surgimiento de las redes sociales, tan difíciles de controlar. Esta vez les explotó en la cara pero una vez que termine la elección seguramente nuestros legisladores, siempre atentos a sus propios intereses, buscarán regular su uso.
El otro que ha jugado magistralmente es el gobierno de Estados Unidos, quien desde la DEA intenta golpear al puntero. Tomás Yarrington fue la manzana envenenada y al PRI no le quedó más que deslindarse de un importante operador electoral en Tamaulipas. La persecución contra los colaboradores de Moreira los debe tener muy nerviosos ante lo que parece una abierta estrategia de guerra ¿Vendrán otros escándalos estas semanas?
El debilitado no puede ser otro que Televisa. Su credibilidad queda muy cuestionada ante la aparición en The Guardian del escándalo sobre los pagos del gobierno del Estado de México a esa televisora para un trato favorecedor al candidato del PRI. Las baterías de #yosoy132 han ido contra sus periodistas y la forma tan burda como han intentado proteger a su candidato. El vergonzoso papel que jugaron estos comunicadores el miércoles pasado en el programa Tercer Grado contra López Obrador no hizo más que confirmar estas sospechas.
Independientemente de todos estos elementos que hubieran hecho derrumbar al candidato más fuerte en cualquier democracia, en México seguimos contando con actores que funcionan más allá de las reglas. Los más fuertes son los gobernadores que desvían impunemente recursos para las campañas de sus correligionarios. Para muestra basta recordar los 25 millones que fueron confiscados a colaboradores del gobierno de Veracruz hace algunos meses en el aeropuerto del Distrito Federal y que sospechosamente fueron devueltos justo cuando más se necesitaban. Sus bastiones lucen intocables y sus operadores no hacen más que burlarse de las normas electorales.
El otro actor es el clientelismo que parece operar más allá del sentido común. Antes se decía que era producto de la pobreza y la ignorancia pero lamentablemente somos testigos del surgimiento de verdaderos empresarios que se dedican a acarrear votos hasta de los ciudadanos más preparados, basta ver a algunos universitarios que recurren a las prácticas más bajas para garantizar votos a sus candidatos. Los votos en México siguen teniendo precio.
Los candidatos hoy llegan al debate en el que tendrán que lanzar sus últimas cartas. Josefina deberá apostar a derrumbar a López Obrador o despedirse de la presidencia. Veremos nuevos escándalos y el regreso de discursos que fueron muy efectivos en 2006. López Obrador irá a la yugular contra Peña Nieto y éste último puede optar por defenderse o administrar su ventaja. El del PRI es el único que tiene alternativas en este juego. La estrategia de Quadri hoy tendrá que revelarse, dejando claro que la coalición entre Nueva Alianza y el PRI nunca se quebró.
Después del debate tendremos información que nos sorprenderá. Veremos si es suficiente para cambiar las tendencias o no. Finalmente la decisión la tendremos cada uno al estar frente a la boleta.