Mientras me encontraba sentado en la salita del gerente de un Bancomer hace algunos meses ya para afinar las últimas firmas de un crédito hipotecario, aprovechaba para platicar con él. Comenzaban ya algunas señales de lo que sería la crisis aunque seguramente ninguno de los dos teníamos idea de la magnitud que tendría. Le pregunté si en México íbamos a sufrir como en Estados Unidos y me respondió que no, que el IPAB sería nuestra mejor vacuna. Sin embargo continuó "El problema aquí serán las tarjetas de crédito y ya no tarda mucho en explotar esa burbuja".
Ayer el senador Ricardo Monreal hizo una declaración que podría dejar helado a más de uno. Sugería que si las instituciones financieras no respondían a las recurrentes quejas de los deudores de plásticos, el PRD organizaría a los afectados para una huelga de pago contra los bancos (La Jornada, noviembre 29). Además, que propondría una modificación legal para que los bancos no puedan cobrar más de 6% de interés anual a los usuarios de tarjeta de crédito. No es intención en esta ocasión hablar de las consecuencias que implicaría una tasa impuesta por el gobierno pero solo espero que haya prudencia a este respecto en la Cámara Alta.
Me refiero mejor al asunto de los usuarios. Cuántos de nosotros no hemos sido víctimas de los vendedores de crédito que se apuestan por todos los rincones del país. Desde la tienda departamental hasta en la salida de la escuela. Vienen con su sonrisa y su folleto multicolor ofreciéndonos el mundo rosa en el que viviremos sólo con firmar y dejarle una copia de nuestra credencial de elector. En el lugar más insospechado nos acechan con la pregunta indiscreta ¿Cuenta usted con alguna tarjeta de crédito? Le podemos ofrecer la tarjeta del mercado en donde podrá tener muchos beneficios además del privilegio de quince meses sin intereses, y lo mejor es que comienza a pagar hasta enero del próximo año. Bueno, los créditos comenzaron a ser tan baratos que a todos los bancos les resultó fácil comenzar a regalar plásticos, independientemente de la capacidad de pago de quienes lo recibían. Ahora comienzan algunas consecuencias de ese despilfarro de confianza. Los anuncios de tiendas departamentales enfocados al crédito para el mercado de bajos ingresos comienzan a resaltar la importancia de pagar responsablemente… después de cuatro años de orgía crediticia. Ahora sí, piensa que este crédito es más valioso que tu dinero. Ahora sí, señores. Pero antes no les importó que de cualquier manera siempre habría más dinero para respaldar la cartera vencida que seguía creciendo como espuma.
Nos encontramos al borde de una crisis financiera en nuestro país de igual envergadura que aquélla que sufrieron a principio de este año en Estados Unidos. La incapacidad de pago para tarjetas de crédito comienza a ser un problema real. Si suponemos que la gente pagará solamente por la confianza que le dimos en un principio tenemos que suponer que otros factores nos están afectando. La inflación sigue yéndose para arriba, más allá de que el Banco de México siga maquillando las cifras trimestrales la realidad es que el nivel de precios actualmente es casi un 20% más alto que a principios de este año en productos básicos, ya no hablemos de otros productos que se dispararon con la devaluación de septiembre. Los consumidores ya no tienen la misma capacidad de pago y si a esto le sumamos que siguen teniendo acceso irrestricto al uso del crédito, creo que la bomba es bastante evidente que explotará por allá después de navidad, cuando comiencen a llegar los estados de cuenta y la gente los comience a hacer a un lado para poder seguir comprando lo más necesario.