noviembre 29, 2008

La otra crisis financiera

Mientras me encontraba sentado en la salita del gerente de un Bancomer hace algunos meses ya para afinar las últimas firmas de un crédito hipotecario, aprovechaba para platicar con él. Comenzaban ya algunas señales de lo que sería la crisis aunque seguramente ninguno de los dos teníamos idea de la magnitud que tendría. Le pregunté si en México íbamos a sufrir como en Estados Unidos y me respondió que no, que el IPAB sería nuestra mejor vacuna. Sin embargo continuó "El problema aquí serán las tarjetas de crédito y ya no tarda mucho en explotar esa burbuja".

Ayer el senador Ricardo Monreal hizo una declaración que podría dejar helado a más de uno. Sugería que si las instituciones financieras no respondían a las recurrentes quejas de los deudores de plásticos, el PRD organizaría a los afectados para una huelga de pago contra los bancos (La Jornada, noviembre 29). Además, que propondría una modificación legal para que los bancos no puedan cobrar más de 6% de interés anual a los usuarios de tarjeta de crédito. No es intención en esta ocasión hablar de las consecuencias que implicaría una tasa impuesta por el gobierno pero solo espero que haya prudencia a este respecto en la Cámara Alta.

Me refiero mejor al asunto de los usuarios. Cuántos de nosotros no hemos sido víctimas de los vendedores de crédito que se apuestan por todos los rincones del país. Desde la tienda departamental hasta en la salida de la escuela. Vienen con su sonrisa y su folleto multicolor ofreciéndonos el mundo rosa en el que viviremos sólo con firmar y dejarle una copia de nuestra credencial de elector. En el lugar más insospechado nos acechan con la pregunta indiscreta ¿Cuenta usted con alguna tarjeta de crédito? Le podemos ofrecer la tarjeta del mercado en donde podrá tener muchos beneficios además del privilegio de quince meses sin intereses, y lo mejor es que comienza a pagar hasta enero del próximo año. Bueno, los créditos comenzaron a ser tan baratos que a todos los bancos les resultó fácil comenzar a regalar plásticos, independientemente de la capacidad de pago de quienes lo recibían. Ahora comienzan algunas consecuencias de ese despilfarro de confianza. Los anuncios de tiendas departamentales enfocados al crédito para el mercado de bajos ingresos comienzan a resaltar la importancia de pagar responsablemente… después de cuatro años de orgía crediticia. Ahora sí, piensa que este crédito es más valioso que tu dinero. Ahora sí, señores. Pero antes no les importó que de cualquier manera siempre habría más dinero para respaldar la cartera vencida que seguía creciendo como espuma.

Nos encontramos al borde de una crisis financiera en nuestro país de igual envergadura que aquélla que sufrieron a principio de este año en Estados Unidos. La incapacidad de pago para tarjetas de crédito comienza a ser un problema real. Si suponemos que la gente pagará solamente por la confianza que le dimos en un principio tenemos que suponer que otros factores nos están afectando. La inflación sigue yéndose para arriba, más allá de que el Banco de México siga maquillando las cifras trimestrales la realidad es que el nivel de precios actualmente es casi un 20% más alto que a principios de este año en productos básicos, ya no hablemos de otros productos que se dispararon con la devaluación de septiembre. Los consumidores ya no tienen la misma capacidad de pago y si a esto le sumamos que siguen teniendo acceso irrestricto al uso del crédito, creo que la bomba es bastante evidente que explotará por allá después de navidad, cuando comiencen a llegar los estados de cuenta y la gente los comience a hacer a un lado para poder seguir comprando lo más necesario.

noviembre 21, 2008

Limpieza Dolorosa

Mientras escribo esto apenas es viernes y probablemente durante el fin de semana y hasta que lean esto se darán más declaraciones y reacciones en torno a los operativos de limpieza que está realizando Medina Mora. Ha sido verdaderamente impresionante, no hay otra palabra para expresarlo. A raíz de un testigo protegido y un impecable operativo de inteligencia han salido a flote más escándalos de corrupción que nunca.

No se puede negar que todo esto no es obra de la casualidad ni de un aumento significativo en la eficiencia de la procuraduría para investigar al crimen organizado. Algo hay de eso, pero también lo es que se ha abierto una fractura importante entre dos de los cárteles más exitosos de los últimos años. Tanto el cártel de Sinaloa como el de Chihuahua conformaron la Federación, que desde la aprehensión de uno de los hermanos de los líderes del segundo han iniciado una guerra de alta intensidad, y en donde han fallecido por igual criminales, policías y esos seres mixtos que ya no sabemos de qué lado clasificarlos. El conflicto entre José Guzmán Loaera y Arturo Beltrán Leyva está provocando que las alianzas de los segundos con el gobierno queden al descubierto de una manera dramática y por demás dolorosa.

Esta crisis debe ser motivo de reflexión. No es sólo el hecho de que estemos siendo testigos de la revelación de una corrupción sistemática en la que vive y ha vivido nuestro país durante mucho tiempo, tal vez en un silencio más cómodo pero no por eso más saludable. La misión de Calderón ha sido desde que llegó destapar las cloacas. Lo malo de hacerlo es que la pestilencia alcanzará eventualmente a todos.

El descubrimiento de que el secretario particular del gobernador de Nuevo León, uno de sus hombres más cercanos y el prísta al que tal vez el presidente le debe más desde el 2 de julio de 2006, está inmerso en negocios sucios con los Beltrán Leyva lleva esta lucha a una nueva dimensión. Ahora no se trata de señalamientos contra miembros del gobierno federal, sino que por primera vez es un ataque contra un gobierno local, pero más importante contra el partido que ha sido su apoyo en la serie de reformas legislativas desde que Calderón llegó a los Pinos.

Las consecuencias, ahora sí, pueden ser desastrosas para el presidente ¿Seguirá hasta sus últimas consecuencias? Estamos por verlo, pero al menos que se haya hecho público ya es una señal.

noviembre 19, 2008

El primer desencuentro con Obama

El anuncio que dieron algunos de sus colaboradores más cercanos el día de ayer sobre la intención del presidente electo de los Estados Unidos para renegociar el Tratado de Libre Comercio con América del Norte, y que reseña la mañana del miércoles Carlos Mota en Milenio, debe caernos como balde de agua fría.

Hace un par de semanas platicaba con un amigo de un amigo sobre la euforia de que este candidato llegara eventualmente a la presidencia. Aquí mismo presenté un escrito hablando de esa magia que infundía el hombre carismático que había sido capaz de aglutinar a la clase media en torno suyo. Le advertí en aquella ocasión a mi interlocutor sobre las amenazas que representaría que Obama llegue a la presidencia para México. No son casuales. Tenemos que entender la base de apoyo de este candidato, la clase trabajadora de los Estados Unidos y los sindicatos, uno de los segmentos más desfavorecidos con la apertura de los mercados con México. Cientos de empresas se fueron de las regiones industriales del país a zonas con una mano de obra que cobraba un décimo de lo que los trabajadores estadounidenses, en ocasiones incluso menor. La promesa de Obama ha sido que revisará las condiciones del tratado. Muchos comentaron que las palabras del candidato habían sido electorales, y que eventualmente buscaría trasladarse al centro de la ideología política. Puede ser aún una posibilidad. Sin embargo las cosas pintan para que este compromiso se concrete.

Otra de las declaraciones del candidato ganador fue en el sentido de la valla que sigue construyéndose mental y físicamente entre México y Estados Unidos. Cuestionado al respecto, Barack Obama respondió que México debería comenzar a hacer esfuerzos para detener el flujo migratorio o de otra manera él sería el principal interesado en bloquear completamente la frontera entre los dos países. Muchos nuevamente consideraron esta declaración como meramente electoral y sin trascendencia. Tendremos que esperar un poco más para conocer las primeras reacciones del grupo compacto del presidente electo a este respecto.

El hombre que llega a la Casa Blanca significa un aliento de esperanza para el mundo sin lugar a dudas. Sin embargo es importante no perder de vista que muchos de los intereses de los norteamericanos no significan necesariamente los intereses de los mexicanos. Es necesario comenzar a trabajar cuanto antes para buscar cabildear las razones de México en Estados Unidos. El electorado mexicano que votó por él deberá responder al reto que tiene enfrente.

noviembre 16, 2008

La palabra de Ugalde

La recuperación de la memoria es una necesidad de cualquier ser pensante. Cuando el sistema político mexicano se encontró en su peor crisis en 2006, comenzaron las plumas a volar contando sus historias. Analistas y políticos escribieron lo que fue su visión de aquel momento. A favor o en contra, historias cercanas y secretas se revelaron en libros que normalmente terminan siendo un fiasco. Así ha sido para varios casos que aquí he relatado. Sin embargo al encontrarme el libro de Ugalde en la librería del búho tuve que darle una oportunidad.

Hasta este momento ha sido una grata sorpresa. Faltándome unas 100 páginas para cerrarlo puedo decir que es sin lugar a dudas el mejor libro reseña de la última elección presidencial. No se trata de una defensa de las instituciones y de un señalamiento crudo contra los que decidieron no reconocer la elección. Eso hubiera sido muy fácil pero probablemente lo habría convertido en un libro más de todos aquellos que ya he mencionado. Ugalde no pierde oportunidad para señalar sus errores, pero más importante, lo que lo llevó a tomar esas decisiones. Más aún, el ex consejero presidente hace un reproche bastante fuerte y muy bien argumentado contra todos aquellos que lo apoyaron durante los acuerdos previos a la elección, y que en el momento del conflicto poselectoral lo dejaron a su suerte. La lista es larga y no respeta partido político alguno. Los más significativos son tal vez Elba Esther Gordillo y Juan Ramón de la Fuente, personajes que en su momento le mostraron todo su apoyo tanto al IFE como a él como coordinador de las elecciones y se le echaron para atrás en el momento más , convirtiéndolo en el hombre más solo de México esa noche del 2 de julio.

Reprocha, por ejemplo, el hecho que se había acordado no decir un ganador el domingo en la noche si no había una diferencia significativa, y que en el momento en que así hizo, todos lo tacharon de cobarde o de defraudador. También que fuera la UNAM la que avalara el PREP pero que durante las acusaciones de la gente de López Obrador no abriera la boca para defenderlo, siendo que fue esa institución la que lo diseñó y monitoreó en todo momento.

Se trata de un reconocimiento de los errores, pero también del apasionamiento de actores políticos que llevaron a quebrantar la confianza en las instituciones que todos habíamos formado. Es importante mencionar que muchos de estos errores que Ugalde reconoce fueron significativos, tales como la incapacidad del Consejo General para detener el protagonismo del presidente y de los empresarios. El hecho que lo reconozca no cambia el daño que hicieron. También menciona el "pecado de origen" de este consejo general sobre cómo fueron elegidos sin el aval de todos los partidos políticos en 2003, y las consecuencias que probablemente eso tendría. Ugalde es el primero en mencionar que fue un error que las cosas sucedieran así. Parece que este hombre es el primer detractor de la forma en que se dio esta selección, pero aún así aceptó el cargo con todos sus privilegios.

Sugiero la lectura de este libro para todos aquellos interesados en conocer la versión del diablo. No queda duda que el exilio de Ugalde le ha permitido escribir un libro muy bien logrado, una historia que hacía falta leer, y una versión que necesitábamos para tener el rompecabezas completo. En ciertos puntos parece que el consejero presidente cometió un solo error durante su paso por el IFE, y éste fue la ingenuidad con que se dirigió hacia los partidos políticos y sus principales actores. Un hombre que confió en los acuerdos y que finalmente fue engañado desde todos los flancos.

* Ugalde, Luis Carlos (2008). Así lo viví. Editorial Grijalbo. México.

noviembre 11, 2008

Magia

No sé cómo lo hacen pero los estadounidenses siempre encuentran la manera de producir esos espectáculos mágicos donde parece que todo es posible. Sólo en un país que alberga a Disney World y los Estudios Universales de Hollywood podemos entender una historia como la que acabamos de experimentar.

La historia imposible fue lograda gracias a la conjunción de varios factores. Primero, una crisis financiera de la que no se tenía antecedente. Algunos la comparan con la crisis de 1929 pero la verdad es que la magnitud y la capacidad de propagación de los efectos de esta turbulencia han sido y serán mucho más desastrosos que en aquella ocasión. La comunicación juega en nuestra contra esta vez, pues todos pudimos ser testigos de los indicadores bursátiles en tiempo real, y tomar decisiones de la misma forma. Segundo, una presidencia fallida, la peor de la historia también dicen algunos. La capacidad de desencanto del electorado norteamericano llegó a límites inimaginables para un partido que normalmente tiene su fortaleza en el votante conservador y temeroso del extranjero. Ahora las fórmulas del miedo no surtieron efecto simplemente porque ese votante le tuvo más miedo a su propio partido y a lo que le acababa de hacer a sus ahorros de toda la vida. Dos elementos estrechamente relacionados. Tercero, un mensaje de esperanza como no se había visto en décadas, probablemente desde Martin Luther King. Un hombre con la capacidad de tomar los dos elementos anteriores y transformarlos en un "Yes We Can" que nos recuerda el "Sí se puede" de los futboleros mexicanos en cualquier mundial.

Obama recordó a los norteamericanos lo que los ha hecho grandes en la historia de nuestra sociedad. No es su capacidad militar ni su economía sin precedentes. Es su habilidad para contar una historia que remueve conciencias y que hace a las personas creer nuevamente ¿Quién no ha visto una película con un típico final "gringo"? Ya sabemos, un hombre sin capacidad para triunfar, con todas las circunstancias en su contra, con tantos enemigos y problemas que es imposible pensar que puede salir airoso, pero con un corazón firme, con una sonrisa carismática, con un ideal que es más fuerte que todas las adversidades. Llega el clímax de la historia y finalmente vemos cómo el más fuerte sucumbe ante la fortaleza del débil. El equipo desorganizado e improvisado es capaz de ganarle el campeonato al mejor equipo de la liga sólo porque tuvieron la suerte de encontrar a un entrenador con suficiente buen corazón para creer en ellos, los perdedores.

A los norteamericanos les gustan esas historias. Les gusta creer que la magia existe, escondida en algún rincón de su sociedad. Prefieren ver al más improbable triunfar pues eso les hace pensar que entonces ellos también son capaces de conquistar el mundo sin necesidad de pertenecer a un linaje o a un grupo político o económico. Barack Obama representaba a ese hombre que no tenía ninguna posibilidad de derrotar a Hillary Clinton o al partido republicano. Sin embargo la noche del martes pasado todos fuimos testigos de la hazaña, tal vez alimentada por todos esos miles de votantes que prefirieron votar por un sueño que votar por lo que más les convenía.

El resultado es una historia digna de hacerse película. La trayectoria del hombre que logró lo imposible. La magia que vino a convertir la peor crisis de la historia de Estados Unidos y probablemente de la humanidad, en una historia de esperanza. "Yes We Can" seguían cantando a las once de la noche los simpatizantes congregados en Chicago. El hombre que representó a tantos corazones rotos ahora tiene sobre sus hombros la responsabilidad de convertir esa magia en realidad. En cierta forma cada persona de este planeta está poniendo un poco de su esperanza en ese hombre. Quisiéramos que nos contagiara algo de su magia. Tal vez era lo que le hacía falta al mundo en estos días.