agosto 02, 2010

El hilo de la injusticia

(Publímetro). El uso de presos de la cárcel de Gómez Palacio para servicio de delincuentes en Torreón provocó escalofríos en la opinión pública los últimos días. Esto ha dejado a la sociedad con la verdad frente a sus ojos: los espacios de readaptación social que ya sospechábamos se encontraban completamente infiltrados por el crimen organizado es también donde se reclutan a los mercenarios que hacen el trabajo sucio de las bandas criminales. Irónicamente con nuestros impuestos estamos alimentando y vistiendo a los mismos que luego en la noche saldrán a dejarnos una ofrenda de cabezas en la plaza principal.

Yo me pregunto cómo sentirá en este momento un funcionario del ministerio público o un juez. Suponiendo que han hecho su parte al integrar el caso y llevar ante un tribunal al sospechoso. Al declararlo culpable, que sólo sucede en el 5% de los delincuentes, éste pasará un trámite administrativo que le garantizará techo y comida, además de un trabajo muy bien remunerado: seguir asesinando sin problemas.

El hilo que mantiene unido a un Estado está en la confianza entre autoridades y ciudadanos. Las lamentables noticias que escuchamos la semana pasada abren otra zanja en esta relación pues deja sin sentido mucho del trabajo de procuración de justicia en nuestro país, si con sólo corromper a la directora de un penal se puede disponer de miles de matones que no tienen nada que perder.

La respuesta del Estado frente a esta crisis debe ser contundente o puede volverse una enfermedad que contagie a la sociedad ¿Denuncio? Si hasta en el mejor y distante escenario que el culpable llegue a la cárcel, éste podrá siempre salir a matarme y volver para el desayuno. Terribles noticias para nuestro país.


 


 

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