mayo 19, 2010

De Mérida y videojuegos

Los videojuegos enajenan al ser humano, rompen con su interés por inventar la trama. Pervierten el deseo por construir a los héroes y a los villanos, escurren la posibilidad de que sea nuestra mente la creativa-creadora. Nos hemos vueltos consumidores de nuestras propias odiseas.

No estoy seguro si se trata de una campaña perfectamente planeada para romper con nuestra integridad, un complot mundial de las multinacionales para dejarnos sujetos a su voluntad y capricho, para convertirnos en consumidores pasivos y obedientes. Ésa es la salida fácil culpando al resto del mundo por nuestras desgracias. Si el maldito sistema nos ha sometido a este bombardeo, entonces tiene sentido nuestra apatía, nuestra obesidad, nuestra dejadez y conformismo. Todo esto porque somos víctimas de enemigos más grandes que nosotros, que apenas y podemos comenzar a vislumbrar.

El martes en la noche al escuchar a Horacio Guajardo en el radio hablando del ausentismo en las casillas en Mérida comencé a pensar que después de todo puede que no sea el maldito sistema, o que al menos éste no tenga toda la culpa. Al mirar mi entorno no encuentro sociedad civil activa luchando por sus derechos, sino más bien una suma interminable de tristes conformistas que apenas dan lo suficiente para pasar al siguiente día. No veo creatividad e imaginación sino más bien seres que se pasean por la vida como si no quisieran molestar a nadie.

"Toma la vida por los cuernos" dice un popular slogan de una marca de camionetas norteamericana. Yo creo que más bien nos hemos dejado llevar por el toro entre las patas y nos ha valido madre. Si nos encontramos en un momento tan decepcionante de nuestra política, no tiene mucho qué ver con lo que hacen los políticos, sino más con lo que estamos dejando de hacer nosotros.

Culpemos al sistema de nuestros males. Ahí tenemos cientos de villanos a los que podemos despreciar por sus abusos y violaciones. Sigamos disfrutando nuestra mediocridad mientras vamos sentados en el asiento trasero, y con una tendencia rápida para que nos avienten a la cajuela.

Mérida es el ejemplo más claro de que no son los abusos del PRI o su inminente regreso lo que nos tiene así. Que vuelvan a la Presidencia, nada será diferente. El problema ha sido que desde hace ya una década nuestra ciudadanía se durmió esperando que las cosas cambiaran por sí mismas. México hoy está muriendo asfixiado no porque alguien lo esté ahorcando, sino porque simplemente nos da hueva respirar.

Nosotros escogimos dejarnos encaminar por esta generación que prefiere el videojuego controlado que sentarse a imaginar un juego mejor. De esto no tiene la culpa ni el vendedor de consolas, ni el que diseñó los juegos. Es más difícil darnos cuenta que los únicos responsables aquí hemos sido nosotros.

5 comentarios:

RUBENPUEMEX dijo...

Excelente articulo y refleja la situacion politica y social de nustro pais y coincido nosotros tenemos mucho de culpa . En ahora bueno pór este articulo

Anónimo dijo...

Pues es que los videojuegos son más auténticos que la política, y bastante más divertidos también.

Comparar una hora de videojuegos con una hora para ir a votar o una hora de análisis político, es como comparar una cucharada de helado de vainilla con una cucharada de tierra.

Y claro, no nos quejamos, solo se quejan los ilusos y los perdedores, los demás nos adaptamos o nos largamos.


Saludos.

rm dijo...

adaptarse a comer tierra no te hace muy ganador

Pereque dijo...

¿Y qué tienen que ver los videojuegos con la abulia política? Según yo, nada. El propósito del videojuego es completar uno o varios objetivos fijados de antemano, pero se necesita participación activa del usuario, y esta participación es bastante menos lineal que casi todo el arte humano. (De otra forma no tendría chiste.) Y no veo que nadie diga que el arte sea "enajenante", que "escurre la posibilidad de que sea nuestra mente la creativa-creadora", o que todo sea "una campaña perfectamente planeada para romper con nuestra integridad, un complot mundial de las multinacionales para dejarnos sujetos a su voluntad y capricho, para convertirnos en consumidores pasivos y obedientes" porque el consumidor de la mayor parte del arte existente no puede hacer otra cosa más que sentarse y disfrutar.

No veo una metáfora funcional, ni que el primer y el último párrafos tengan coherencia ni semejanza con todo lo demás. Y es una lástima porque esa torpeza empaña todo lo que está en medio.

Será que no tengo instrucción formal en humanidades, o que sí me he sentado frente a un videojuego...

Saludos.

rm dijo...

pereque. siempre agradezco mucho tus atinadas críticas. Lo que intento resaltar torpemente es que el videojuego enajena del individuo la capacidad para imaginar sus propios juegos pues se sujeta a lo que el programador del juego le prepara en cada nivel, pero que a final de cuentas no es culpa del videojuego o del que lo inventa, sino de nosotros que decidimos jugarlo. Mismo caso en el sistema político.

Agradezco tu visita.