septiembre 15, 2011

Voto en blanco

Ayer en la UDEM Lujambio llamaba infructuoso el voto en blanco. Mejor, decía, promovamos la participación para que de esa manera se logren los cambios que necesitamos. Podría tener tantos motivos para estar de su lado, y en ocasiones me dejo convencer, pero luego veo a mi alrededor y se acaban los argumentos.


La idea parece completa: votando se acreditan nuestros representantes. Sin nuestro voto, otros votarán y acreditarán ante nuestra omisión la representación. Así, como decía el lema que se hizo famoso en 2006 “si no votas, cállate”.


Pero la verdad es que si voto estoy alimentando no solo la legitimidad de un candidato, sino también la de un sistema que se sostiene precisamente por los que siguen creyendo en él. Es como encender la televisión, donde puedo elegir entre el canal 2, el canal 5, el canal 7 o el canal 9. Algunos me podrán llamar estúpido porque si no enciendo el aparato estoy legitimando la porquería de programación que ahí se exhibe. Si la prendo tengo la posibilidad de exigir mis derechos, llamar eventualmente al director de programación y, si somos suficientes, eventualmente hacer que haya más calidad en la televisión ¿me siguen? Espero que hayan captado el sarcasmo.


El presupuesto para el IFE en 2012 será de casi 16mil millones de pesos. Más de la mitad es destinado a los partidos políticos, que lo dedicarán para atiborrar las calles de ese espectáculo en donde ellos fingen que les importamos y nosotros fingimos que les creemos. No solo ello, los gobernadores en recientes elecciones han descubierto la manera de solicitar créditos bancarios que no les tocará pagar e inflar presupuestos de obras públicas para desviar recursos que luego son utilizados en las campañas. No hay que ser muy brillante para asociar las escandalosas deudas que hoy tienen los Estados que apenas van saliendo de la contienda a gobernador, Coahuila su caso más infame ¿Qué veremos para el próximo año mientras el IFE sigue haciéndose tonto con la fiscalización a los partidos políticos?


Las propuestas de campaña salen de estudios de mercado, que a su vez surgen de encuestas que nos hacen a nosotros mismos. Giovanni Sartori llamó a las encuestas la multiplicación de las estupideces ¿Qué queremos? Considerando por los resultados que hemos visto en recientes gobernantes y en sus propuestas tan huecas, no lo tenemos seguro. Como contrapropuesta han surgido muy buenas ideas de parte de centros de análisis de política pública como la EGAP o el CIDE que han sido enviadas a todos los candidatos. En su gran mayoría las propuestas son agradecidas y guardadas en un cajón (qué van a saber estos idiotas que no sepa ya yo).


Estamos envueltos en una dinámica tan perversa donde tenemos que tragarnos las tonterías que nos dicen políticos y medios de comunicación. Tenemos que creerles pues si no estamos traicionando a la democracia y a sus principios, y a todos los que se sacrificaron antes para que tengamos lo que hoy tenemos. El mismo Lujambio ayer lo insinuaba, si creen que estamos mal ahora, debieron ver lo que a mí me tocó como joven. Evidentemente no hicieron suficiente, pues yo no me siento satisfecho con lo que hoy veo. Y no, no me siento culpable de pensar que mi voto solo legitimaría esta podredumbre que me quieren hacer pasar como democracia.


No pienso encender la televisión en 2012. Si de verdad crees que lo que nos quieren ofrecer como vida democrática es suficiente, haz lo que tu conciencia te indique. Fórmate, píntate el dedo, sonríe de satisfacción mientras sumamos tu buena voluntad a los millones que están formados junto a ti por todo el dinero que le pudieron dar a través de las más creativas formas de corrupción electoral que hoy tenemos. Ponte una camiseta que diga “yo ya voté” y siéntete el mejor ciudadano del mundo. Sigue imaginando que la democracia en realidad es eso que nos han querido vender, y que en la realidad es un gran negocio para los profesionales de los espectáculos.


Hay mejores formas de ejercer la democracia, y para ello no tienes que encender la televisión. Sal de tu casa, camina las calles, platica con tus vecinos, participa en las aulas de clase, discute, construye proyectos y participa en ellos solidariamente. La democracia no lo deciden los payasos que hoy supuestamente la coordinan, la decidimos nosotros. La democracia va a ser lo que nosotros queramos que sea, y no lo que las televisoras nos quieran vender con sexys mensajes de si tienes valor o te vale. No hay más grande farsa que hacer creer al idiota que no nos damos cuenta de sus deficiencias. Es una hipocresía enorme de nuestra parte el guardar silencio, ahí en realidad pesa la verdadera traición a la democracia y a todos los que lucharon y murieron por ella.


Eventualmente los políticos tendrán que desaparecer como lo que son: una grotesca caricatura a la que dejamos de ver porque hemos madurado. En nuestras manos está quebrar el círculo vicioso de esta falsa democracia y luchar por la que queremos. En principio, yo no votaré el próximo año. Y te puedo explicar por qué.

No hay comentarios.: