enero 10, 2012

El humor y el transporte público

El lunes se inauguró en Monterrey el puente Gonzalitos-Morones Prieto, y en los próximos días se inaugurará también el Antonio L. Rodríguez-Morones Prieto. Ambas construcciones aliviarán el flujo en la zona poniente de la ciudad que se vio terriblemente afectada con el huracán Alex en 2010.

Si pudiéramos tener alguna forma de medir la relación menos tráfico-mejor humor de la ciudadanía tendríamos buenas expectativas de suponer que éste mejorará. Menos tráfico significa menos estrés y también la posibilidad de dormir unos minutos más, no hay duda. Pero si seguimos en este mundo hipotético donde las metodologías no son un problema, me pregunto si hubiera habido posibilidad de una alternativa y si ésta pudo ser mejor.

Usando nuestro humorómetro podríamos saber si destinando los casi 600 millones de pesos que costaron los puentes para mejorar el transporte público o construyendo vías para bicicletas y peatones en la conexión entre San Pedro y la zona centro no habría dado mejor solución.

Imaginen su día con la posibilidad de poder salir de su casa, tomar una estación del metro en la Zona Valle que los deje en la Macroplaza por 10 pesos y 5 minutos. O si no trabaja tan lejos, que existiera la forma de poder llegar a San Jerónimo en bicicletas públicas similares a las que ya existen en decenas de metrópolis alrededor del mundo ¿Lo hubiera hecho más feliz?

Mi padre dice que hubiera es el verbo idiota porque ya no se puede hacer, pero imagínense nada más.

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