mayo 08, 2013

De fieles y mercenarios


Publicado en Publímetro

El PAN Nuevo León mostró síntomas de grave decadencia. El domingo pasado fuimos testigos de una verdad que ya se antojaba visible para los observadores, pero que ahora ya no tiene donde esconderse.

El politólogo italiano Angelo Panebianco escribió en 1982 un magnífico libro que recomiendo a cualquiera que quiera entender a esas organizaciones raras que viven pidiendo nuestros votos. Su nombre es Modelos de Partidos (Alianza Editorial, 1990 para la versión en español). Los partidos políticos (y prácticamente cualquier organización voluntaria), sobrevive por las relaciones asimétricas entre los líderes y sus seguidores. 

La premisa es que no existe el poder absoluto, y los líderes dependen su poder en la aceptación de sus subordinados. Obviamente esta sumisión es negociada a cambio de lo que Panebianco llama incentivos. La estabilidad de la organización está sostenida en la capacidad del líder para proveer estos incentivos y que de esa manera siga siendo reconocido su liderazgo.

Los incentivos pueden ser colectivos o selectivos. Los primeros van de la mano con la capacidad de los líderes para inspirar sentimientos en sus seguidores: solidaridad, sentido de pertenencia, emociones que normalmente solo se consiguen cuando el individuo se siente parte de algo más grande que su propio ser. Los incentivos selectivos se identifican con la capacidad del líder para dar bienes tangibles: poder político o retribuciones económicas.

El último hallazgo de Panebianco que quiero mencionar es sobre la evolución de las organizaciones. Los partidos políticos jóvenes (y sus líderes) tienden a sostenerse primordialmente por incentivos colectivos, solo debiendo pagar algunos puestos políticos clave a sus jugadores esenciales. Los partidos políticos decadentes (y sus líderes) viven de su capacidad para proveer incentivos selectivos, pues los colectivos ya nadie se los compra.

En este círculo vicioso, la falta de fieles hace que sea más necesario pagar mercenarios, dejando a la organización a expensas de individuos sin inspiración, y sin capacidad para inspirar a otros.

Exactamente igual que en la vida real, cualquier persona que tiene que pagar por amor seguramente ya perdió la mayor parte de su encanto.

El cambio de liderazgos en el partido que renovó consejeros este domingo fue emblemático especialmente respecto a cuánta de su fidelidad sobrevive por incentivos selectivos. La nómina regia (y la de otros municipios) dominó. El imponente liderazgo de Larrazabal se volvió impotente ante la nueva chequera. Los viejos liderazgos morales brillaron tristemente por su ausencia. El panismo regio, otrora símbolo de los valores fundacionales, ha demostrado que la fidelidad trabaja de nueve de la mañana a seis de la tarde.

No pretendo señalar aquí que otros partidos no se comporten de la misma manera, ni tampoco busco hacer un juicio moral sobre un partido en particular. Describo lo que a mi punto de vista es un ejemplo de la decadencia organizativa de uno de ellos.

Algunos de los panistas podrían aprovechar esta convención para reflexionar sobre lo que viene. La distribución de poder ha cambiado y esta dinámica se reflejará de aquí a 2015. La lucha será larga y no tendrán frente a ellos a un partido con intenciones de dejar el poder. Maquiavelo en el siglo dieciséis advirtió a Lorenzo de Medici en su famoso libro El Príncipe sobre lo peligroso de ir a la guerra con mercenarios en lugar de militares formados en el amor al monarca. El ejército invasor sólo tendrá que pagar un precio más alto para conseguir la traición.

Una organización que sobrevive por la promesa (o la amenaza) económica está destinada a perder sus batallas ante organizaciones que sean capaces de inspirar a sus subordinados. Ésta podría ser una crítica a cualquier partido en nuestro país, pero como dije al principio, este domingo fuimos testigos de lo que ya no podía seguirse escondiendo.


No hay comentarios.: