marzo 19, 2006

Vota por López Obrador

Esta mañana en la Escuela de Graduados en Administración Pública del Tecnológico de Monterrey campus Monterrey estuvimos en el Seminario que cada quince días organizamos para hablar de temas relacionados con la política. Estuvo presente en esta ocasión el Lic. Javier Livas, un luchador social exiliado del panismo y que ha intentado contender de forma independiente para diputado y para gobernador.
Especializado en la cibernética, presentó una de sus teorías más reconocidas, la teoría del caos. La aplicó para la elección de 2006 y los resultados fueron interesantes. De acuerdo a estos resultados los atractores de cada uno de los tres principales contendientes se encuentran claramente delimitados en este momento y queda un franja de indecisos por la que están luchando fuertemente cada uno de los partidos. Es, sin embargo para Livas una lucha que de acuerdo a muchos de los factores presentados en los últimos dos años, la tiene ganada López Obrador.
El frenético e histérico halo de desesperación que sus adversarios le han encumbrado a este candidato de izquierda, comparándolo con viejos dictadores tropicales y con viejos expresidentes nacionalistas; el intento triunfal por quitarle sus derechos políticos y su posterior derrota en las calles y en la opinión pública internacional, la propaganda basura que se ha formado a su alrededor ha creado un efecto contrario y contraproducente. La gente se siente fuertemente identificada con esta víctima del sistema y el candidato ha sabido jugar muy inteligentemente esta carta que tanto el PRI como el PAN le han regalado con las manos abiertas.
El resultado es predecible pero no seguro. De acuerdo a la teoría del caos cualquier cosa puede pasar como lo han demostrado las últimas elecciones desde 1988: el que ha reinado en estas decisiones ha sido el caos y la incertidumbre. Fraudes, asesinatos, triunfos de última hora totalmente inesperados.
Después de la plática vinieron las preguntas que en muchas ocasiones estuvieron llenas de pasión por la ideología que cada uno de los preguntantes profesaba sin poderlo esconder.
Una de las respuestas me dejó pensando mucho: La situación del México actual se encuentra en términos cibernéticos hiperestable. Tanto el grupo acomodado de la sociedad como los sindicatos afiliados al sistema priísta ambos están en una situación sumamente cómoda, con privilegios y sin riesgos aparentes. Estos dos grandes polos de poder que actualmente componen al sistema mexicano se encuentran sin necesidad de luchar, y es esta parálisis total la que tiene al país destinado a la inamovilidad. Por tanto, dijo Javier Livas, el triunfo de un personaje ajeno a estos dos linajes tendría el efecto dominó necesario para mover intereses y generar necesidades y crisis.
Sin urgencia no hay cambio. La urgencia no existe en México. Ya lo había dicho José Antonio Crespo el año antepasado en su columna de El Universal (no recuerdo qué día, pido una disculpa por eso). Nuestro país se encuentra empantanado porque ninguno de los actores de poder tiene una verdadera urgencia porque algo cambie.
Los grupos desprotegidos y no encumbrados en el poder siempre han de necesitar a un personaje que los guíe. A lo largo de la historia de la humanidad siempre se ha necesitado un renegado de las familias opulentas que haga el trabajo sucio de alentar los movimientos sociales. López Obrador podría ser este hijo renegado que de las filas priístas acomodadas bajó para tomar el estandarte del cambio. Este cambio hipócrita y completamente interesado puede ser la bandera para que muchas personas se inclinen a votar por él y piensen que un verdadero cambio vendrá con su administración. Triste realidad pero con las propuestas que tiene en mente no será éste el cambio sino una decepción más en la larga lista que tenemos.
Sin embargo algo puede tener de positivo un triunfo de Andrés Manuel. Las fisuras que a lo largo de los dos polos de poder puede generar un personaje no comprometido con estas elites pueden ser lo suficientemente grandes como para provocar una urgencia.
En el artículo antepasado mencionaba el efecto péndulo para explicar la situación actual de la política. Javier Livas habló de una situación hiperestable y paralizada desde las dos fuerzas que podrían mover hacia un lado o a otro al país, no creo que hacia delante. La situación de máxima estabilidad puede tener también como contraparte un efecto de máxima urgencia, sólo es necesaria la dosis correcta de inestabilidad.
Muchos han llamado a López Obrador un personaje peligroso y proclive a la desestabilización y tal vez no están equivocados. Pero es tal vez lo que más necesita este país por dos razones principales.
Número uno, si le hacemos caso a la teoría que presentó esta mañana Javier Livas en la EGAP tendríamos que preocuparnos por esa falta de urgencia que actualmente existe en el país y que está provocando un rezago importante del país respecto a otros competidores naturales de México. Tal vez un presidente ajeno, inestable y con suficiente fuerza cinética en sí mismo puede ser el factor desestabilizador de una gran movilización social. Para bien o para mal, esta movilización al menos provocaría esa urgencia que tanto le hace falta al país. Se podría dar desde un franco apoyo a las propuestas nacionalistas de López Obrador hasta una contrarreacción de parte de la oposición conformada por el PRI y el PAN hacia escenarios de polarización y por lo tanto de conflicto que generarían choques o consensos, esperemos que más de los segundos que de los primeros. Ambos escenarios son de riesgo para el país pero no creo que el costo sea mayor que el que actualmente estamos pagando por la no-acción.
Y número dos que quizá ya he adelantado y estoy seguro ya he desarrollado en análisis anteriores, un triunfo de Andrés Manuel López Obrador eliminará de una buena vez el viejo mito de que alguno de los partidos tiene LA VERDAD que los otros esconden para su beneficio. Esto es, el triunfo de la última gran opción, el PRD, y su posterior desgaste y decepción generará que finalmente caigamos en la cuenta de que no son las personas ni los individuos los que cambian para bien o para mal las cosas. Cuando concluyamos esto quizá dejemos de poner tanta atención a las personas y nos pongamos a trabajar en las reformas institucionales que permitirán eventualmente un cambio en el “como-hacer”, sin darle tanto peso al “quién”. La derrota de los tres partidos habiendo estado en el poder los obligará, junto con la sociedad civil y los grupos empresarios, a sentarse finalmente a platicar sobre las propuestas y no tanto sobre las personas.
Ante la situación que actualmente vivimos de “stalemate” como la calificó Livas en la plática (así se le conoce en el ajedrez al empate de los dos adversarios producto de la insuficiencia de material para ganar), la peor consecuencia es que existe el caldo de cultivo para que personajes folclóricos utilicen la parálisis como una razón para sus movimientos radicales. Aunque si le hacemos caso a la teoría del caos y a sus análisis, quizá esta no sea la peor consecuencia, sino la mejor. Sólo el tiempo lo dirá.

4 comentarios:

Batz dijo...

Si gana AMLO, y es una razon suficiente para que el resto de los mexicanos reaccionen y hagan algo por su [nuestro] futuro, pues que Gane...

rm dijo...

mejor que gane Paty Mercado

vero.mil dijo...

Si AMLO logra cumplir su promesa de hacer un puente bala directo a EU...

...me convierto en lo que quieras pa´pa´!!!

rm dijo...

jajajajajaja

Yo con que convierta la isla Mujeres en la Isla de los niños como en sus 50 propuestas para recuperar la dignidad dice