julio 20, 2009

Sucesión difícil

Por un lado están los gobernabilistas que exigen una intervención del presidente en la sucesión de Germán Martínez; por el otro los incendiarios que piden una renovación moral del partido y una reflexión. Antes de elegir al quién, hay que pensar en el qué.

Uno de los errores más notables que han cometido varios analistas y políticos es suponer que la llegada de César Nava al PAN significará automáticamente una continuidad de lo hecho por Germán Martínez. Aunque no podemos obviar el hecho de que Nava es incómodamente cercano a Calderón, no por ello la estrategia a seguir va a ser confrontativa. A nuevos (y mucho más complicados) tiempos, una nueva (y mucho más mesurada) estrategia. Creo que eso lo entienden todos, hasta los que no ven con buenos ojos la llegada de Nava.

Los gobernabilistas ven un peligro en que Los Pinos pierda al PAN. Ante la pérdida de asientos en San Lázaro y en algunas gubernaturas (más aquéllas que ya hacían en la bolsa y que finalmente no ganaron), la situación requiere que al menos el presidente pueda opinar sobre los coordinadores de las bancadas panistas en las Cámaras. La reacción de los incendiarios ha sido una abierta amenaza al presidente de que no tendrá mano en estos nombramientos. Probablemente el costo de negociar con los Santiago Creel y los Manuel Espino sea menor a dejar que alguno de ellos llegue. Apenas el lunes el PRI y el Verde concretaron su alianza en San Lázaro y en diez elecciones para gobernador que habrá en 2010, las cosas pintan para ponerse peor de lo que se encuentran en este momento en una enigmática repetición de lo que vimos en 2003-2005.

Los incendiarios por supuesto que tienen la razón al llamar a una reflexión sobre los excesos de Germán Martínez. Desafortunadamente si hoy me pusiera la camisa azul, pensaría que la reflexión sólo les llevará a dejar que el PRI siga avanzando para 2012. Nombrar a un Santiago Creel o a un Javier Corral sería sin duda destrabar muchos nudos hacia el interior del partido, pero sin duda que provocaría fuertes raspaduras con actores clave que hoy en día tienen que estar del lado del presidente.

Creo que en esta ocasión es mejor que llegue César Nava. La alternativa puede llevar a una perredización del PAN, algo que el presidente no puede darse el lujo de pagar en estos momentos con tantos frentes abiertos. Por supuesto que la lupa tendrá que estar puesta sobre este hombre a quien muchos ya juzgaron y sentenciaron antes de que siquiera comience a trabajar. Hay que darle al menos el beneficio de la duda.


 


 


 

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