noviembre 23, 2009

Concesiones y Televisiones

Cuando la Suprema Corte anunció la tarde del lunes que es la COFETEL la única facultada para otorgar o retirar concesiones de radio y televisión, se sentó un precedente muy positivo para las telecomunicaciones en nuestro país. Existen riesgos intrínsecos, pero en lo general deberíamos estar contentos con la decisión.

El presidente Calderón intentó controlar a un organismo desconcentrado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes a través de la expedición de un reglamento interno que le otorgaba a esta dependencia (la Secretaría) la facultad sobre la revisión y permanencia de las señales de televisión y radio. Esto como consecuencia de una confusión legal que se ha mantenido desde la creación de la COFETEL hace algunos años. El principal dilema es que por un lado se le otorgaban a través de la Ley de Radio y Televisión a la COFETEL todas las facultades, pero por el otro se le obligaba a un mecanismo de doble vuelta un tanto confuso y otro tanto político por el que el Secretario de Comunicaciones y Transportes debe dar el "visto bueno" de las resoluciones de la comisión reguladora. Algo así como si en el Banco de México tuvieran que pedirle permiso a Carstens cuando quisieran bajar la tasa de interés.

El precedente sienta algo de certidumbre sobre un mercado que se encuentra en este momento lleno de conflictos, muchos de ellos precisamente por una redacción descuidada de sus leyes y reglamentos (algunos alegarán que con toda la intención y alevosía). Sin duda queda pendiente resolver las otras resoluciones de la Suprema Corte en torno a las observaciones tanto de la Ley de Radio y Televisión como la de Telecomunicaciones, en lo que se llamó coloquialmente como la "Ley Televisa". Es un asunto pendiente que el Congreso no ha decidido retomar, especialmente por las implicaciones electorales que puede tener volverse a enfrentar con las televisoras.

Uno de los riesgos de la resolución de la Suprema Corte tiene que ver con lo que Téllez calificó como una situación delicada a todas luces, por la evidente captura en la que se encontraba la COFETEL en las manos de Héctor Osuna. Ahora que sobre de él penden todas las decisiones, en muchos ojos se ve que el que realmente controla al controlador se llama Emilio y se apellida Azcárraga.

Una situación de este tipo sin embargo no debe detener la revisión propia de las leyes para que sean coherentes en su sentido y en su intención. Ahora se da un buen primer paso, sin embargo el sector de las telecomunicaciones aún tiene varios focos amarillos de aquí a 2012. Los posicionamientos y algunos de los primeros esfuerzos del Partido Verde (controlado en su totalidad en la Cámara de Diputados por Televisa), hablan de que esta batalla apenas está comenzando. Hay que mantenernos atentos sobre lo que ahí pase.

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