agosto 17, 2011

El cascabel al gato

Pasear por las calles en Monterrey se ha vuelto una aventura sin igual. En particular el domingo en la noche me disponía a llegar a mi casa sin más en mi cabeza que responder los mensajes del bbchat al tiempo que manejaba cuando vi que unas siluetas negras tenían bloqueada una calle. Con más atención me percaté que lo que tenían en sus manos eran fusiles de asalto y que lo que tenía frente a mí era una muerte segura de no haber reaccionado a tiempo.

Mea culpa por venir manejando distraído, pero chocarlos seguro me convertiría en uno más de los delincuentes sembrados que se han vuelto tan comunes en estos tiempos. Casi podía ver las noticias del día siguiente con los titulares de “líder de los zetas de Santa Catarina abatido por las fuerzas armadas. Se repelió un ataque y se le encontró en posesión de cocaína, armas, quince mil dólares en efectivo y un auto reportado como robado”.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha puesto el dedo en la llaga en varias ocasiones. Las violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas armadas se están volviendo cotidianas, y el discurso del daño colateral comienza a oler rancio. Jorge Carrillo Olea ha publicado un libro que viene por el otro lado a traer el argumento a favor de los militares: dice él que se sienten traicionados por el presidente.

Seguir ignorando lo que está pasando en nuestro país sería muy cómodo. La tensión entre agresores y agredidos (que cada vez con más frecuencia no sabemos quién es quién) provocará lo que eventualmente recordaremos como un día triste en nuestra historia. Basta enumerar algunos titulares de la última semana para saber lo que está pasando: un testigo protegido del cártel de Sinaloa confiesa la protección de la DEA a su grupo criminal en México; la CIA y el Pentágono trabajan en bases militares del norte del país; la CNDH reporta más desaparecidos y violaciones de residencias sin órdenes judiciales; los militares comienzan a levantar la voz sobre cómo ellos ven las cosas desde diferentes fuentes, una muy preocupante la del propio fundador del CISEN.

Un cascabel es metafórico, pero a la vez puede ser muy real. Unir puntos es un ejercicio fácil. Interpretarlos y poner atención al peligro que tiene nuestra democracia nos puede hacer desactivar una bomba que puede dejar muchas decepciones. Es momento de despertar. Ningún medio es justificado cuando tanto está de por medio.

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