septiembre 28, 2005

Las mentiras

En 1933 Adolf Hitler culpó a los "comunistas" de incendiar el Reichtag (el Congerso alemán) y esa fue la mejor justificación para disolver la república de Weimar, y junto con esa acción, acabar con la democracia alemana e implantar una dictadura que le costaría a toda Europa casi su propia existencia. A través de una manipulación mediática contra un miedo bastante bien infundido en la población (los comunistas), otro terror se hizo del poder y acabó con la libertad. Lo más extraño de todo fue que la gran mayoría de la población aceptó esto como si fuera lo mejor.

Sé que los paralelismos tienen ese problema, intentan comparar situaciones que físicamente son imposibles de ser iguales, sin embargo las similitudes alarman. Muchas personas en nuestro país han encontrado el problema grave (gravísimo diría yo) de que nuestra democracia no funciona, no tiene elementos para funcionar, los políticos son mezquinos, los partidos aún más, los medios de comunicación destrozan a políticos por igual, sean del color que sean todo con el afán de vender esas notas. La inestabilidad política se ve aún más deteriorada por el problema de inseguridad estructural qeu tiene nuestro país y hay ya varias voces clamando por tranquilidad, por estabilidad, por "más gobernabilidad" con la contraparte (que intentan decir en voz lo suficientemente baja para que nadie reclame) de sacrificar nuestros derechos democráticos.

La parálisis legislativa y la inestabilidad política producto de esta versión política de la república de weimar fue la mejor justificación para que un criminal como Hitler acabara con toda la concepción política y toda la lucha que hasta ese momento se había hecho por mantener los ideales políticos de la democracia. Weimar, buscando evitar el asambleísmo de la tercera república francesa, generó un orden constitucional en donde la figura del ejecutivo tuviera suficiente fuerza política para generar los acuerdos, sin embargo no tuvo esos lazos para que el legislativo trabajara en la misma dirección. Lo que provocó fue que cada uno de los poderes se fuera en direcciones opuestas y con esto una distensión superable sólo a través de otro nuevo acuerdo, el cual es importante aclarar, nunca llegó.

El "incendio comunista" del Reichtag fue lo suficientemente emblemático para causar la emoción necesaria y para justificar un movimiento en contra de la sociedad alemana misma.

El "incendio" de nuestra democracia no ha llegado a la destrucción del recinto legislativo, pero los ánimos entre los actores políticos no están muy lejanos de llegar a estos extremos. Lo que provocó este incendio en Alemania fue la prohibición de otros partidos políticos fuera del nacional socialista (nazi como se le conoce mejor). Las voces de los políticos en favor de "reestablecer el orden" generan en mí un miedo a lo que estas palabras pueden provocar en una sociedad acediada por los constantes golpes a su tranquilidad producto del obvio reacomodo que la democracia tiene que llevar en las estructuras de poder. Pueden llevar a que verdaderamente lleguemos a pensar que solamente los "políticos experimentados pueden hacer bien las cosas" cuando en realidad estos "políticos experimentados" han sido lo peor que le ha sucedido a nuestro país en estos últimos años. Los que claman que la tranquilidad del pasado se puede recuperar con "algunos cambios" tiene en su base una regresión hacia el autoritarismo del que tanto hemos intentado escapar.

No es casualidad que esto suceda. Loret de Mola en "el gran simulador" ha sugerido que la inestabilidad social actual ha sido provocada por algunos grupos reacios a perder el poder, o a recuperarlo cuando las "condiciones" hayan salido de control. Quisiera pensar que este personaje se encuentra en un error pero el ver un día sí y otro también a policías, jueces, magistrados, diputados y demás fauna involucrados en escándalos financieros, de corrupción y de delitos graves como secuestros, empieza a formarse una imagen bastante bizarra de lo que viene.

¿Qué es lo que se está jugando en 2006? ¿Todavía pensamos que se trata de quíen va a ser presidente? ¿Todavía somos lo suficientemente ingenuos para pensar que sólo se trata de que quede López Obrador, Calderón (Creel ya no, gracias a su estupidez histriónica en el debate), o Madrazo? ¿Qué no nos damos cuenta de la inestabilidad política que se está generando en este momento? Los miles de millones de dólares qeu han salido en los últimos meses del país? (Más de 10,000 millones de dólares en el último mes de acuerdo a La Jornada de la semana pasada, más que lo que saliera en todo 1994); los cientos de ejecutados que van en todo este año? ¿El "accidente" del secretario de seguridad pública después de haber sido amenazado? Todo esto tiene un denominador común que es el regreso al poder de cierto grupo político, con la suficiente legitimidad como para hacer los cambios que garanticen su perpetuación ahí en donde son intocables.

El "incendio" en el que se encuentra nuestro país actualmente es completamente deliberado, provocado para generar precisamente el miedo que en la población se está gestando, como un detonante para aceptar cualquier cosa con tal de recuperar la "tranquilidad"

Weimar murió a manos de un primer ministro con el suficiente poder como para acabar con la democracia. Estos personajes los tenemos muy cercanos al poder actualmente en México. La fortaleza e impunidad de los más allegados a los círculos de poder de los partidos políticos son prácticamente dioses. Carecen de responsabilidad penal o administrativa alguna. Tienen la capacidad de inventar noticias y escándalos, llevarlos hasta los medios de comunicación y que sean repetidos las suficientes veces como para que sean aceptados como verdad inobjetable; tienen la fuerza para que tres cuartas partes de la Cámara de diputados hagan su voluntad (caso del desafuero); tienen la fuerza para provocar una crisis financiera si las cosas se salen de control (el "error" de diciembre en 1994 que benefició a toda la clase de banqueros los cuales siguen paseando por el mundo con su "capital"); tienen la fuerza para secuestrar partidos (el probable gabinete de López Obrador no tendrá un solo perredista original sino que todos serán salinistas probados en fidelidad a lo largo de todos estos años); tienen la fuerza para secuestrar comisiones electorales estatales (Veracruz, Oaxaca, Estado de México, Sinaloa, Chihuahua, Tamaulipas y un larguísimo etcétera); tienen la capacidad de matar a quien quiera que se ponga en su camino (aquí los ejemplos serían inacabables pero recordemos a los periodistas, a los políticos, a los miembros de la comisión nacional de los derechos humanos, específicamente a Digna Ochoa); en fin, pueden hacer y deshacer.

Bajo esta hipocresía que significan los partidos, en donde supuestamente cada uno de ellos representa un mejor y diferente camino, todos estos personajes están borrachos de poder, y saben hasta donde pueden jalar antes de romper la cuerda.

El autoritarismo no desapareció: se partió en tres. Quienquiera que gane en 2006 provocará este "incendio", dirá todas las mentiras que quiera y los medios de comunicación las repetirán tantas veces como sea necesario y, a final de cuentas, aceptaremos que las cosas se hacían "mejor" cuando estaba este grupo en el poder.

¿Cómo pudieron entrar hasta lo más profundo de nuestra estructura estatal? ¿Cómo es posible que se hable de Osiel Cárdenas como si fuera un actor político más y no un criminal que debería de estar en la cárcel, incomunicado más que con sus familiares? ¿Qué país viene, y que diablos vamos a hacer nosotros para evitar este plan que se cumple maquiavélicamente paso a paso sin que nadie quiera detener esa maquinaria inmensa?

Sólo a través de la concientización, que es lo que ahora intento hacer con este escrito. En tu propia comunidad haz lo que en tus manos esté para que no nos quiten lo que tanto esfuerzo nos ha costado lograr. La democracia no está en venta y no es medio de cambio, es un ideal por el que se debe de luchar hasta el final. La democracia no es de unos cuantos "políticos", es de todos. No es de unos cuantos elegidos, sino que cada uno de nosotros representamos ese ideal político. La democracia nadie nos la dio, sino que la hemos ganado con nuestra sangre. No es posible que ahora que la hemos ganado nos la pretendan arrebatar como un juguete que no sirvió.

Nadie dijo que la democracia sería fácil. Sólo es cuestión de sentarnos a encontrar los mejores mecanismos que la hagan funcionar. Dialogar, no imponer. En eso se basa este régimen.




Ricardo Martínez Espinosa
Monterrey, NL. México.

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