noviembre 10, 2007

Participa, te lo ordeno

Publicado en el SextoPiso


En el marco de la Reforma del Estado en la que supuestamente la ciudadanía está siendo consultada, están los legisladores pensando en nuevas leyes como siempre. Empecemos por aclarar que según los organizadores hay ciudadanos de segunda y de tercera, y los únicos ciudadanos de primera cobran en San Lázaro o la Torre del Caballito. Se baraja la posibilidad de aprobar una Ley de Participación Ciudadana que llevaría a los integrantes pasivos de la sociedad mexicana a un peldaño superior en la jerarquía de la toma de decisiones para que finalmente gocemos en nuestro país de una sociedad civil finalmente organizada.

Sin dudar que pueda tener ventajas importantes como la posibilidad de consultas ciudadanas o la necesaria revocación del mandato para que los señores políticos no se sientan dueños de sus puestos, creo que la cosa va mal cuando se plantean este tipo de propuestas sin analizarlas de fondo, peor cuando se propone solucionarlas con razonamientos tan cómicos por decir lo menos.

En principio estamos cayendo nuevamente en la trampa tonta esa de crear una ley para solucionar un problema, como si todos los problemas del país se solucionaran únicamente con crear la ley correspondiente. No faltará algún diputado o senador que se le ocurra crear la Ley para Prevenir Desastres Naturales Provocados por el Cambio Climático o Gobernadores Oportunistas (perdonen si es que ya hay algo parecido, no es mi intención lastimarlos con mis ocurrencias que pueden ser verdad). Coinciden también en que aquéllos inventores de nuevas leyes cada vez intentan hacerlas más y más largas, como si por su longitud intentaran hacerlas parecer verdaderamente importantes o la panacea que necesitaba México para comenzar a avanzar. Tal vez piensan en la posibilidad que el lector se mareará en la tercera palabra y dejará de poner atención.

Otro factor tendrá que ser la legitimación, ejercicio de maquillaje institucional. Yo diputado creo en ti ciudadano. Propongo crearte una ley que te reconozca como si necesitaras de mi anuencia para existir y participar. Yo político te doy a ti ciudadano la facultad expresa de que de vez en cuando tomes alguna decisión. Creo que así podrás votar por mí más adelante. No tan malo que piensen así de vez en cuando pero habría que preguntarnos hasta qué punto nos importa que gasten su tiempo en este tipo de iniciativas.

Pregunta al aire ¿Por qué los legisladores piensan que necesitamos una ley para actuar? Si no es por la ley es por la bendita cultura política, aquella cosa rara que de vez en cuando es citada como causa y consecuencia de nuestra antipatía. Si es que tuviéramos cultura política, entonces seríamos mejores, entonces seríamos dueños de nuestro destino. Causa y efecto que me parecen tan simples como aquella que menciona que nuestra ciudadanía completa tiene que aparecer en el Diario Oficial para entonces empezar a ejercerla.

Tal vez sí. Será una forma de traerlo al consciente del ciudadano. Podrá ser una buena causa. Crear mecanismos de promoción y de control de algunas prácticas. Permitir que haya herramientas reconocidas legalmente. Será que sí, pero a mí me suena a pretexto. Cuando se haga la ley entonces podremos olvidarnos del asunto, que nosotros ya hicimos nuestra parte. Nuestro trabajo como diputados es hacer leyes. Ustedes hagan lo demás. O como aquella cláusula que nunca falta en nuestras leyes. Aquella que menciona “El Ejecutivo creará los mecanismos necesarios para hacer cumplir la presente ley”. Transitorio hasta que nos demos cuenta que creamos otra ley inservible para justificar nuestro desinterés por todo aquello que no tenga mi apellido.

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