Publicado en Publímetro Monterrey
Mucho se ha
hablado de quienes compran votos. Se trata de un delito electoral que puede
llevar a la cárcel a quien se sorprenda en esta práctica. Está tipificado en el
código penal y es la FEPADE la que persigue de oficio. A las autoridades
correspondientes les tocará dar seguimiento a esas denuncias y a nosotros como
ciudadanos presionar para que se vaya hasta sus últimas consecuencias.
Sin embargo
el otro lado de la moneda parece intocable. Para que existan compradores tiene
que haber vendedores. Se habla de un ejército de desposeídos que son víctimas
fáciles de la manipulación y que en su inocencia no saben lo que hacen. Se
trata de justificar y casi de provocar lástima sobre estos ciudadanos que por
500 pesos están vendiendo a su país ¿Realmente estamos en esta situación tan
injusta? Yo pienso más bien que el oportunismo lo podemos detectar en ambos
lados de la operación financiera, y que los vendedores de sus votos son todo
menos víctimas en este problema.
¿Qué
haremos para detenerlo? Yo sugiero ser igualmente implacables con quienes
venden su voto. Se trata del ejercicio de su ciudadanía que no están respetando
¿Por qué tendríamos que mantener el derecho a votar con personas que tan poco
valor le están otorgando ellos mismos? El reconocimiento como ciudadano debería
ser algo que la persona se gane y no algo que se regale para que luego lo
cambien por un celular.
Propongo
que quienes sean sorprendidos en la venta de su voto se les retire de manera permanente
ese derecho, al menos hasta que demuestren haber aprendido lo importante que es
este ejercicio. Muy seguramente ni siquiera se preocuparán, pero al menos así
podremos depurar la lista nominal con aquéllos que verdaderamente tienen
interés en votar libre y responsablemente.
1 comentario:
Muy buena idea - Estudiante extranjero de guatemala
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