Cuando comencemos con la fiesta sexenal de las campañas presidenciales en 2012, podremos notar algo peculiar para la ocasión. Después de 24 años de maduración (considerando 1988 como el año del gran pecado de la clase política mexicana cuando permitieron la asunción de Salinas a cambio de repartirse el pastel en los próximos años), los hijos de aquel pecado original comienzan a tener edad para disputar puestos políticos, y con ellos el más importante.
Así veremos en la precampaña al hijo de Cuauhtémoc Cárdenas, al hijo de Hank González Jorge (o Carlos porqué no), al hijo político del mismo profesor en Enrique Peña, al hijo político de Camacho en Marcelo Ebrard, al hijo político de Felipe Calderón en Germán Martínez, probablemente al hijo de Miguel Alemán intentándolo nuevamente, y sólo faltaría ver qué hijo político lanzan las huestes de López Obrador y Elba Esther Gordillo.
Si algo podemos vislumbrar desde esta temprana época es que la gran mayoría de los puestos clave para la presidencia ya han sido acaparados por los mismos viejos políticos viejos de toda la vida, sólo que en esta ocasión comienzan a ejercer al más puro estilo monárquico, su derecho a la herencia del poder.
El PRI había sido un excelente factor de movilidad política en nuestro país combatiendo muy eficientemente el nepotismo. Al caer este partido, podemos comenzar a ver cada vez con mayor regularidad el paso de puestos de padre a hijo, la repartición de curules entre primos, sobrinos, hijos, nietos, y hasta parentela lejana.
Si los espacios se encontraban reducidos, esta nueva característica de nuestro folklórico sistema político mexicano nos regala una nueva sorpresa. Lo viviremos en versión light en 2009, pero 2012 será probablemente la cuna del descaro de las familias políticas, disputando ferozmente a través de sus vástagos los derechos aristocráticos que todavía reclaman hipócritamente como si se tratara esto de una democracia.
4 comentarios:
Muy cierto lo que dices. Y es consecuencia de los mismos que no quieren soltar el poder.
Y nosotros que nos dejamos, compadre. Te exhorto a que en 2009 tu voto lo dirijas a un partido nuevo que no tenga nada que ver con los mismos abusivos de siempre
No existe algún punto que pueda ser considerado como positivo en esta situación?
Quizá la experiencia de sus contorno pueda ser útil, aunque es obvio que los contactos que tienen y su influencia puedes ser utilizadas negativamente.
No se, quizá no sea tan malo...
Eso se llama incesto. Hasta la naturaleza lo repudia. No le veo lo positivo
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