En discusión que inició en otro blog.
Más bien, que comenzó en una conversación con mi novia respecto al compromiso que se tiene, o la libertad que se tiene, caí(mos) en cuenta que el compromiso es una tontería. Así lo expresa allá ahora. Sin embargo, uno se pregunta hasta qué punto es libre. Ésa pregunta también le pertenece.
Me comentaba de otras personas que tenían ese mismo compromiso pero que habían dicho que sí cuando en realidad no lo iban a cumplir. Y ahí comenzaba mi reclamo, cómo es posible que haya gente que comprometa su palabra para luego no cumplir. Finge estar bien con todos para luego hipócritamente hablar de él o ella a su espalda. Finge amabilidad cuando por dentro se pudre del coraje por no poder decir la verdad.
¿Cuánta de esta simulación nos tiene en el hoyo como sociedad? ¿Qué tanto podemos confiar en la palabra de una persona si tenemos que considerar que tal vez (tal vez) me va a quedar mal aunque me haya jurado que lo iba a hacer? ¿Y todo por el miedo de decir "no" cuando es tiempo? ¿Todo por el miedo de decir la verdad?
Me pregunta qué nos haría más daño, si una sociedad honesta pero cruel, o una amable pero hipócrita. Algunos hablan de la hospitalidad del mexicano como algo memorable. Yo me pregunto si ésta no será parte de nuestro problema. No sabemos recluirnos en un NO que nos libere de cargas incómodas en un futuro.
¿Simulación o excesiva carga social? Pueden ser las dos al mismo tiempo
2 comentarios:
Mientras vivía en Barcelona me di cuenta de la personalidad que tenemos los mexicanos "buena onda", pero en el fondo bastante falsos.
Mi amiga catalana me preguntaba como era posible que V y yo nos hicieramos "mejores amigas" en un par de semanas, cuando no nos conociamos, y no sabíamos que esperar una de la otra. No sabemos decir que no... y hay mucho de arte en interpretar lo que decimos, pues un ahorita, un mañana y un si no tienen que significar necesariamente la verdad. Parte del folckore
No es folklore, es simulación y no es chida
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