mayo 24, 2006

El Diablo no vive en las alianzas

Todavía nos asustamos. Miramos los juegos entre los partidos y parece que no lo creemos. Gritamos “Este y este son lo mismo”. Vemos las noticias de que se juntan el coordinador de giras de un partido con el coordinador del otro candidato e inmediatamente pensamos mal.

Es bueno pensar mal. Dicen que el que piensa mal acierta. Pero bueno, también dicen muchas otras cosas y no por eso están en lo correcto siempre. Les pongo el ejemplo del que quiso madrugar, Madrazo, y ahora ni Dios lo quiere ayudar. Los refranes no siempre tienen la verdad.

Las alianzas y las negociaciones son propias de las democracias, especialmente en democracias como la mexicana que por elección propia hemos optado por ser un pluralismo moderado, con partidos que difícilmente pueden alcanzar mayorías legislativas suficientes como para poder tomar decisiones por sí solos. Es evidente que los partidos tienen que sentarse a platicar, malo sería que no fuera así.

Una de las principales características del juego parlamentario, y que muy atinadamente un buen amigo el nuevo licenciado Carlos Vázquez resaltó en su tesis presentada sobre la doble vuelta electoral, es la capacidad que tengan los diversos actores políticos de hacer alianzas cruzadas. Hoy pueden estar unidos el PAN y el PRD para sacar adelante una reforma para impulsar una reforma a la ley de educación, mañana pueden estar aliados el PRI y el PAN para sacar el presupuesto de egresos y pasado mañana pueden estar aliados el PRI y el PRD para sacar adelante una reforma a la ley del trabajo referente a los sindicatos. Es completamente normal y así es como debe funcionar la democracia.

Normalmente en nuestra nueva democracia acostumbramos calificativos como “el PRIAN” (hoy lo vi en Reforma), o algunos otros como “el PRI y el PRD son los mismos corruptos” o “son primos hermanos” como dijera nuestro estimado Emilio Chuayfett referente a estos partidos. No podemos negar los orígenes y las alianzas previas cuando se habla de este tema, pero tampoco podemos caer en la descalificación fácil de rechazar cualquier acercamiento y negociación entre los partidos. Calificamos de prostitución al Verde Ecologista por haber negociado con el PAN y luego con el PRI (aclaro que no estoy metiéndome en el contenido de las alianzas, tema demasiado espinoso para tomarlo a la ligera).

No todas las negociaciones tienen que ver con el estilo de Mario Puzzo (El Padrino para los desentendidos), sino que las negociaciones son parte, y esencial, de una democracia. Preocupados deberíamos estar si pasado el 1 de septiembre encontramos un Congreso que no negocia, que no dialoga. Si encontramos a tres partidos completamente divididos y confrontados, sin líneas mínimas de acuerdos.

Las alianzas cruzadas entre partidos para asuntos específicos es una de las herramientas más fuertes que puede tener un Congreso para sobrepasar la parálisis que lo ha caracterizado. Y bueno, cabe aclarar que no es lo mismo una alianza electoral que una alianza de gobierno, pero si vemos que ya se están sentando a platicar los partidos podemos tener esperanza de que lo hagan cuando ya estén sentados en las sillas y en las mesas que son importantes para nosotros.

1 comentario:

Batz dijo...

Mmmm...
En tu ultimo parrafo es donde creo que esta la verdad, no es lo mismo una alianza electoral que una de las fracciones del congreso.
Estos no estan conversando para llegar a un acuerdo que beneficie a los que pudieran ser sus representados, sino que estan por como llegar al poder. Tecnicamente deberia de ser lo mismo..

Las alianzas son una estrategia correcta, cuando los descalificativos no son el centro de sus plataformas. Como me voy a juntar con el que hace dos dias acusaba de corrupto y peligro para el pais, con el paternalista o con los que fueron ladrones por 70 años? como con los mochos y los ateos...

Cero principios.. esa es la impresion que me dan. Una tristeza. Que se hagan las cosas claras, eso seria fantastico... con eso deberia ser suficiente.