"Tuve que retirarme y perdí. Pero 18 meses después, me desquité cuando ganó mi candidato” (Vicente Fox)
La lucha por el poder político en México no se está dando entre el PAN y el PRD como muchos lo pensamos, sino entre el PAN y el PAN. Ante el inicio de su segundo sexenio, los panistas finalmente están sintiéndose como en casa ante lo que significa el poder presidencial. No digo que durante el primer sexenio no lo ejercieran, pero lo hacían tímidamente. Ahora comenzamos a ver la serie de traiciones y guerras internas producto del excesivo manoseo con el presupuesto y el privilegio de habitar en los Pinos.
La disputa entre Manuel Espino y Felipe Calderón tiene ya muchos frentes, y tal parece que el expresidente Vicente Fox está dispuesto a participar en el conflicto entre el CEN y la presidencia. Uno de los muchos rumores que se están dando alrededor de este conflicto se remonta al nombramiento de Germán Martínez al frente de la Secretaría de la Función Pública, la encargada de auditar la administración pública, y supuestamente de perseguir funcionarios corruptos. Muy similar a las declaraciones fuertes que hiciera Francisco Barrio al inicio de la administración foxista referentes a atrapar peces gordos, el pupilo de Calderón se encuentra en la disyuntiva entre mantenerse bajo perfil o perseguir las cada vez más evidentes irregularidades de personajes como los hijos de Martha Sahagún.
Casi podemos decir que la clave del conflicto está en las acciones que emprenda o deje de emprender Martínez contra los actos de corrupción del panismo que representó Fox y que ahora Espino jura proteger. La presencia de Santiago Creel y Héctor Larios en las respectivas posiciones número uno del Senado y de San Lázaro han sido leídas como las trincheras que le pusieron a Calderón para detener cualquier intento de juicio político o comisión investigadora.
El afianzamiento en el poder ha necesitado más de seis años, pero al parecer comienza a cuajar dentro de los Pinos la sensación de pertenencia. El poder siempre corrompe en sentido directo a la cantidad de tiempo que se está en él. El rumor de maximato que comienza a respirarse alrededor de Espino puede tener graves consecuencias para el país. El verdadero problema es la gran fuerza que el grupo representa se ha infiltrado dentro del gabinete. Para muestra sería suficiente ver al gabinete social. Beatriz Zavala en SEDESOL, José Ángel Córdoba Villalobos en Salud, Alberto Cárdenas en Agricultura, Juan Rafael Elvira en la SEMARNAT, todos ellos relacionados con los grupos de Jalisco que muchos han acercado ideológicamente con el famoso Yunque. Esta primera claudicación del presidente unos días antes de tomar posesión fue un signo de quién llevaría el poder electoral que siempre se ha relacionado con este tipo de carteras del gabinete. Como pudimos comprobarlo con Josefina Vázquez Mota, quien controla el gabinete social gana la presidencia.
Durante estos primeros meses hemos sido testigos de la verdadera lucha por el poder. No ha tenido absolutamente nada que ver con Andrés Manuel, quien prácticamente se ha calcinado por sus propios errores. En su lugar vemos a un presidente del PAN enamorado de poder, anteponiendo sus propias aspiraciones sobre las del presidente.
La época del presidencialismo autoritario ha quedado atrás. En su lugar estamos siendo testigos de un hombre que comienza a asumir posiciones que constitucionalmente el presidente ya no puede tomar. Mucho se ha hablado de la natural posición que tiene Espino para intentar la candidatura presidencial en 2012, y ante esto tendrá que fijar una postura antagónica con el presidente que perdió su popularidad por culpa del maíz.
¿Qué posición está tratando de jugar en esta guerra Vicente Fox? ¿Por qué siempre resulta un misterio tratar de entender sus acciones? Se puede leer su declaración como un chascarrillo inocente, pero las consecuencias de hacer ver al presidente como el producto de su venganza contra el candidato puntero sólo lo debilita, especialmente en cualquier intento legislativo que estamos seguros Calderón buscará durante este mes o el próximo.
Si a esto le sumamos las penosas declaraciones del presidente del PAN sobre Zapatero a unas horas de que Calderón se encontrara con el presidente español, creo que podemos ver una pauta. Las zancadillas no vendrán de la oposición para el presidente, sino del hombre que supuestamente debería estar cuidando su espalda ¿Aprenderá alguna vez el PAN a ser partido en el gobierno o seguirá actuando como partido de oposición aunque el inquilino en los Pinos haya emanado de sus filas? Esta disyuntiva les puede salir muy cara en 2009, una triste repetición de 2003.
(Publicado en Sexto Piso la semana pasada)
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