octubre 27, 2007

Los turistas


Publicado en El SextoPiso

Finalmente supimos de qué se trataba la Estrategia Mérida (ahora entiendo porqué tantas regiones en tierras mayas entre Fox y Bush en el sexenio pasado), pero comienzan, como siempre, a surgir más preguntas que respuestas. No es intención de esta reflexión profundizar en ellas sino más bien echar luz sobre un conflicto abierto dentro del gobierno federal.

Por cuestiones de lógica, la acción de la lengua larga de muchos de los secretarios en el sexenio pasado provocó la reacción de la actual administración para ponerle una fuerte mordaza a quienes dirigen cada una de las agencias. Salvo algunos casos aislados donde se puede destacar el protagonismo del titular de la secretaría del trabajo, en realidad no hemos sabido mucho de las acciones e intrigas de las personas del presidente.

Un caso que no ha salido a la luz pero que promete hacerlo muy pronto ante esta coyuntura, es una estrategia encontrada con la que maneja Calderón actualmente como prioridad. Un debate que no es nuevo a nivel mundial pero que últimamente repercutirá en la agenda mexicana es aquél entre la seguridad contra el turismo.

La primera falacia que nos hacen creer los políticos inclinados a los ideales de la derecha es que la única manera de atraer turismo es garantizar su seguridad. Aunque esto no es totalmente falso, el hecho de aumentar los instrumentos de seguridad por lo general resulta como un problema más que como una solución. Las medidas excesivas y molestas terminan atenuando al turismo, primero por la molestia misma, la otra porque la excesiva seguridad tiende irónicamente a provocar temor sobre el turista cuando tiene que enfrentarse con las terminales electrónicas, los agentes de seguridad armados, la paranoia que siempre se envuelve alrededor de las medidas de seguridad.

La Secretaría de Turismo en su titular Rodolfo Elizondo, pero particularmente en su asesor Gabriel Székely, se han puesto como tarea convertirse en un frente contundente contra la estrategia de Patricia Espinosa y el resto de los secretarios que se están sumando alegremente a jugar a las guerras de las galaxias. Su estrategia contiene, entre otras cuestiones, irse directamente a la OCDE a plantear el problema y buscar hacer ruido desde los ámbitos internacionales. Existen de por sí ya varios países que estarían muy contentos de impulsar esta propuesta mexicana por los grandes costos que implica mantener por la línea de castigar el turismo en aras de una supuesta mayor seguridad. Aunque probablemente la idea termine guardada en alguna carpeta olvidada, la verdad es que el argumento no deja de ser interesante.

En principio tendríamos que preguntarnos cuál es nuestra prioridad como nación. La estrategia de Calderón ha sido adoptar la agenda de Estados Unidos con la intención de que este acto de buena voluntad haga que los vecinos del norte volteen a ver la nuestra respecto a la “legalización” de los mexicanos en Estados Unidos (y con ello lograr que los votantes “mexicanos” tengan un peso real en la agenda estadounidense del futuro). No suena tan mal y la factibilidad no es tampoco tan irreal. Sin embargo tendríamos que voltear a ver otras estrategias que naciones más parecidas a nosotros les ha funcionado para sus propias historias de éxito.

España logró en menos de treinta años convertirse de un país marginado y con problemas económicos, en un país relativamente estable y con un fuerte potencial de crecimiento. La clave, más allá del innegable apoyo que recibió de la Unión Europea, ha sido su apuesta por el turismo. Sus ciudades coloniales y sus destinos en playas se han convertido en focos atractivos de inversión que han apalancado el desarrollo del país. México por el contrario, con todo y el gran potencial que tiene para hacer lo mismo, ha buscado el camino contrario. Sumándose en una estrategia regional de seguridad con Estados Unidos probablemente se convierta en un foco susceptible de atentados terroristas cuando antes ni siquiera aparecía en el mapa de la seguridad. Más allá de ello, la apuesta por seguridad hará que los trámites para el turismo sean aún más molestos que lo que actualmente son.

México al parecer ha tomado una decisión. La pregunta es ¿fue la mejor? Siempre es más fácil criticar que construir, pero si me permiten la crítica creo que México hubiera ganado más siguiendo el otro camino, el camino español al desarrollo en lugar de meterse en conflictos que ni siquiera le competen.

2 comentarios:

Batz dijo...

El turismo estadounidense se sentirá mas "tranquilo", aunque esto ahuyente al turismo de otros puntos del mundo. No necesariamente esto sea positivo, ya que se ha visto que no invierten suficiente para mejorar infraestructura en nuestro país, cosa que con los europeos no sería problema porque gastan mucho mas en los días que pasan de vacaciones.
Ahora que onda con el impuesto que acaban de poner en los cruceros? A mi me parece una idea acertada... 5 dlls no es nada para marcar una diferencia entre entrar o no a un país, pero puede beneficiar mucho a México.

Cerebro dijo...

Mala estrategia.

¿Y donde serán los próximos atentados de Al Qaeda?, ¿En la Torre Mayor?