
La propuesta nuevamente viene a poner nerviosos a los amantes de la ortodoxia democrática. Los legisladores fueron elegidos para eso, las consultas son demagógicas. Consultar a la población no deja de ser un ejercicio de pérdida de tiempo. Nuevamente estamos ante los duros, aquéllos que se consideran poseedores de la verdad absoluta, aquéllos que saben que no es posible consultar porque ninguno alcanza la capacidad técnica e intelectual que ellos y sus amigos cercanos.
Las molestias de la democracia. Eso de tener que ponerse de acuerdo, qué fastidio. Si ya tenemos aquí las decenas de dictámenes técnicos, diagnósticos tétricos que hablan de que en cinco años regresaremos a la edad de piedra si no privatizamos, miles de niños bien educados en las mejores universidades que sostienen que esto es insostenible, hasta que PEMEX se haga S.A. y entonces por arte de magia todos sus problemas desaparecerán y todos disfrutaremos de ríos de leche y miel por todo aquello de lo que nos privamos durante años, nuestros tesoros debajo del mar.
La propuesta de Marcelo Ebrard vino a cimbrar el debate que comenzaba a amenazar con ponerse soso. Las mismas palabras de un lado y del otro, los mismos argumentos acabados y prefabricados, voces sin oídos. Finalmente alguien vino a poner algo novedoso sobre la mesa. Convoca a los gobernadores a hacer una consulta pública ¿Por qué no? ¿Por qué le temen a la decisión de quienes los eligieron? ¿Tendrán miedo de que se den cuenta que el sistema político partidocrático no obedece necesariamente a los lineamientos que ellos creen? Estamos nuevamente ante el dilema del cheque en blanco ¿Qué tan capaz es un político de asumirse como el responsable de la autoridad y decisión de los cientos de miles que lo pusieron en esa silla? ¿Qué tanto puede sostenerse esta mentira de que la democracia empieza y termina el 2 de julio de cada tres o seis años?
Es necesario pensar en nuevas formas de participación. No será una concesión de los partidos. Tendrá que venir de nosotros ¿Qué tanto estamos presionando en ese sentido? Asumir la responsabilidad de la toma de decisiones por supuesto que implica costos ¿A quién culparemos ahora si sale mal?
La consulta en el tema petrolero pudiera ser un buen inicio para asumir el costo de nuestras propias decisiones ¿Queremos o no que el petroleo sea parte de la industria privada?