En mi último comentario aplaudía la intención de diálogo que ha expresado tanto el EPR como Calderón a través de la Secretaría de Gobernación. Éste lo escribí el viernes si no mal recuerdo. Durante el fin de semana tuve la oportunidad de reflexionar al respecto. Recordé, entre otras cosas, la última vez que el gobierno federal expresó intención de diálogo y no, no se vayan con la finta, no fue el subcomandante Marcos. Fue frente a un individuo llamado Flavio Sosa, una de las cabezas más visibles de la APPO pero quien nunca se hizo llamar a sí mismo dirigente. La APPO fue uno de los movimientos más horizontales que ha visto México en mucho tiempo, casi me atrevería a asegurar que desde Zapata no se veía algo así.
Después de los lamentables hechos que desembocaron en violencia por la falta de prudencia tanto de algunos miembros de la APPO como de parte del gobernador Ulises Ruiz quien vio en ésta la mejor oportunidad para echar humo sobre los escándalos financieros en los que estaba involucrado, Felipe Calderón exigió a Vicente Fox que estableciera mínimas garantías de gobernabilidad en ese Estado. La respuesta, burda y torpe como el titular del gobierno federal en aquél entonces, fue el despliegue de policías federales que terminó arrestando hasta a los paseantes y turistas que por esos momentos iban por la calle. Sin orden de aprehensión y como en las peores prácticas del autoritarismo de antaño, la policía decidió que los oaxaqueños eran criminales por protestar o hasta por haber tenido el accidente de transitar en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Al mismo tiempo Falvio Sosa se encontraba en la Ciudad de México. Casualmente iba a encontrarse con Medina Mora, actual procurador general de la república ¿El asunto? Iban a negociar una salida pacífica del conflicto. La respuesta cuando Sosa se acercó al lugar del encuentro fue su aprehensión. No conforme con esto, algunos de sus familiares cercanos fueron también encarcelados ¿su delito? me imagino que el apellido. Fueron enviados a prisiones de alta seguridad como si de narcotraficantes se tratara (irónico esto porque si fueran narcotraficantes podrían ser ciudadanos más libres que nosotros), y hasta hace muy pocos días Flavio Sosa fue liberado por falta de pruebas. Dos años de su vida perdidos en la prisión sin siquiera haber procedido la investigación.
Me imagino que los líderes del EPR tendrán esto en mente cuando Calderón habla de negociación, ¿no? Aplaudo la intención, pero tendrían que estar alertas a que esto no se trate de otra trampa.
4 comentarios:
¿Diálogo?, no entiendo por que Calderón y en general la derecha mexicana es tan pusilánime que quiere dialogar con este tipo de grupos. Deberían simplemente reprimirlos a como de lugar.
Creo que deben aceptar el dialogo si o si, sería terrible no dialogar, y que un mes después existan represalias por parte del EPR. Nadie querrá cargar con eso en su biografía.
La represión es algo que sabemos que no funciona...
Anónimo, los problemas son por lo general un poco más complejos de lo que tú supones.
Batz, tendrían que establecer primero los mediadores, los principios y las metas. Hasta dónde está cada uno de los grupos dispuestos a ceder. La desconfianza será por supuesto la madre de esta negociación. Y no podemos perder de vista lo que pasó en España con la ETA cuando Zapatero intentó negociar con ellos.
De hecho es muy simple, va el ejercito a someterlos por las buenas o por las malas. Obviamente si es por las malas no va a ser con macanas, sino a balazos.
La violencia siempre debe ser dejada al final, pero eso no quiere decir que un país deba negociar con terroristas, eso NUNCA.
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