enero 06, 2007

El matrimonio


Ayer paseándome por Calafia con mi padre, entre Ensenada y Rosarito Baja California llegamos a unos locales de arte que se han vuelto algo famosos en la localidad. En ese lugar confluyen varios artistas locales y nacionales que venden sus pinturas y esculturas a precios relativamente accesibles. El negocio no está diseñado para nosotros, sino para los cientos de turistas norteamericanos que ahora visitan la localidad de Rosarito, quienes tienen un alto poder de compra, y una cierta desesperación por deshacerse de su dinero. Los precios que nosotros consideramos altos, con un nivel de ingresos diez veces superior al nuestro para ellos deben ser risibles.


Continuamos nuestro camino después de que mi padre compró una cerveza a cambio de que le permitieran usar el baño en una cantina de a un lado. Cerveza en mano continuamos al norte hasta el poblado de Popotla en donde nos recibió un amable contingente de la policía federal. Tuvimos que dar vuelta en U, no por temor al retén que ahora se ha vuelto común en el Estado sino porque nos habíamos pasado de nuestro destino.


Me imagino que despertamos sospechas, más por la Ford pick up roja que manejábamos, pero ninguna de las patrullas dejó su posición. Regresamos al sur hacia Calafia y llegamos a una casa pegada al mar donde nos esperaban para una comida.


Yo por estar tomando antibióticos no pude consumir las heladas cervezas dos equis que ahí se ofrecían, pero sí me serví varios platos de la comida que por pudor no reproduzco. Un juguito para empezar, luego unos tacos, luego otros, luego un refresco. Finalmente antes de irnos me dirigí a la orilla del mar, en donde tomé varias fotografías del desierto encontrándose con el atardecer decembrino que llega antes de las seis de la tarde.


Regresamos, mi padre con cerveza en mano, y vamos platicando por el camino sobre varios asuntos triviales. Después le pregunto a mi padre que si no siente coraje por la forma en que se ha bloqueado la libertad de tránsito en las carreteras del Estado. Le pregunto si no siente comezón por el matrimonio entre la iglesia y el ejército que comienza a fraguarse en nuestro país. Así comenzó el fascismo italiano, precisamente después de algunos incidentes con la izquierda italiana que llevaron a la sociedad a exigir mano dura.


Me responde tajante, no hay nada peor que el narcotráfico. Cualquier otro mal de una forma u otra viene o va, se puede sobrellevar. Un retén militar, una sentencia de prisión, una auditoria del fisco, todo eso puede pasar. Una ejecución de un narcotraficante o un secuestro muchas veces ni siquiera tiene rostro o razón. Sencillamente pasa. Eso no tiene solución.


Quizá el verdadero matrimonio que se ha dado no tiene que ver con el fascismo, pues muchos han considerado estas medidas un simple showing. El matrimonio pudo haberse dado entre el narcotráfico y el ejército, o entre el narcotráfico y la sociedad (nos hemos vuelto los principales cómplices de la cultura delincuencial al ritmo de los narcocorridos y las Hummers).


El matrimonio implica un compromiso y una fidelidad hasta que la muerte lo separe. Cualquiera de ellas sería peligrosa. El establecimiento de sobreentendimientos entre una institución legal y una ilegal deja irremediablemente dolor para la sociedad.


Veo los retenes en mi tierra y me causa dolor. Son un símbolo de mutua desconfianza entre sociedad y gobierno. Nos miramos con recelo, con desconfianza. La pérdida de la libertad puede ser una causa o una consecuencia.


Ese viaje de ayer para mí resultó inolvidable por con quién lo hice, pero también por lo que platicamos. Llegamos a Ensenada y tuvimos que cambiarnos, yo al volante, mi padre al copiloto. La policía municipal puso otro retén en la entrada. Elementos con armas largas mirando con desconfianza las cabinas de los carros. Temor. A eso se reduce la falta de libertad.


Recuerdo que hubo tiempos más felices en estas tierras.

3 comentarios:

Gabriela Monroy Calva dijo...

Primero, gracias por compartir esa foto, es preciosa y segundo..., una sociedad asustada acepta cualquier restricción a cambio del cuidado de su seguridad ( Ayer volví a ver Farenheit 9/11)
Para ti un año placentero y pleno
Gab

rm dijo...

Estimada Gabriela,

Esa fotografía no podría adjudicármela, la tomé prestada de otra página. Las que yo tomé luego las subo pero no son de tan buena calidad.

Muchas gracias por tus deseos y lo mismo para tí.

vero.mil dijo...

Lindo post mi amor. Mucho sentimiento.

El narcotráfico debería ser legal, así se terminaria todo el show, que no? =/