La inesperada llegada de equipos del norte del país a la primera división de fútbol mexicano y sus improbables triunfos deben hacernos cuestionar no sólo las hazañas de quienes sin duda son héroes en la cancha, sino también quiénes están impulsando a estos equipos con tanto ímpetu ¿Culiacán, Ciudad Juárez y muy pronto Tijuana les suena familiar?
El fútbol deja dinero, pero sobre todo permite perderlo fácilmente. Como ejemplo basta ver la depreciación del Club Necaxa tan pronto se confirmó su descenso, de 13mil millones a apenas una sexta parte de su valor. Una de las estrategias del lavado de dinero es precisamente apostarle a organizaciones que pueden tener fluctuaciones considerables en poco tiempo. No es casualidad, por ejemplo, que durante los últimos años proliferaron en ciudades controladas por el narco las casas de cambio de divisas. Cada tres cuadras se veía adornada por un signo de pesos y los característicos cuadros del tipo de cambio del día de hoy. De un día para otro se podía perder o ganar de acuerdo a las necesidades del dinero que había que lavar.
Otro ejemplo más contemporáneo ha sido la proliferación de casas de apuesta a lo largo y ancho del país. No hay que ser muy diestro para comprender la lógica de estos casinos. Alto flujo de efectivo de baja denominación como normalmente cuentan los narcomenudistas por montones, posibilidad de "perderlo todo" sin que signifique algo anormal, grandes ganancias y grandes pérdidas según convenga a la empresa y a los operadores que se encuentran ahí invirtiendo.
Otro ejemplo muy claro que podemos ver en varias costas de nuestro país tiene que ver con la inversión turística. Si el propietario de un hotel reporta durante los 365 días del año una ocupación completa de sus habitaciones, seguramente tendrá "ganancias" aunque éstas sean ficticias ¿Queremos reportar pérdidas? Basta con cambiar el reporte de ocupación. La proliferación de polos turísticos en lugares tan extraños de nuestro país casualmente al mismo tiempo que el negocio del tráfico de drogas se extendía como epidemia durante el sexenio de Vicente Fox no debe sorprender a nadie si lo entendemos bajo esta lógica.
El fútbol representa de la misma manera varias fuentes de ingresos o pérdidas que pueden pasar desapercibidas ¿Cuánto cuesta un futbolista? ¿Cuánto recibe en bonos? ¿Cómo se llevan a cabo las operaciones entre proveedores de bebidas alcohólicas, de equipo, de inversión en estadios y estacionamientos? ¿Cuánto se paga a los medios de comunicación en publicidad directa o indirecta? ¿Cuánto se cobra por la entrada a los partidos? ¿Qué hablar de productos publicitarios del equipo? ¿Cuál es la diferencia entre perder o ganar dinero en un ejercicio presupuestal para un equipo en la primera división? Al tratarse de equipos consolidados resulta más difícil mover los números, pero ¿qué pasa con equipos que apenas sabemos que existían? La casualidad geográfica con las sedes de los cárteles más poderosos de México resulta alarmante.
Al igual que muchas otras instituciones de nuestro país, el deporte más popular de México se encuentra en grave riesgo de ser infectado por el crimen organizado, si no es que mientras escribo estas líneas ya peco de una tierna ingenuidad.
1 comentario:
Por eso el futball no me gusta.. jajaja.
Igual se ha visto infectado la inversion en "cantantes" o "artistas" norte~os.
Mal si aceptan el dinero, porque se ven forzados a ser leales a un grupo que muy probablemnte sea violento. Mal si no lo aceptan, no se le puede decir que no a un narco sin tener represalias.
Publicar un comentario