
Dicen que en Monterrey somos privilegiados porque tenemos desde hace varios años gas natural en lugar de gas butano. Éste llega a nuestras casas entubado desde el subsuelo y no hay que estar comprando los tanques de gas o pidiendo que la pipa venga a llenarnos el tanque estacionario a diferencia de otras ciudades como Ensenada donde solía vivir.
La concesión de gas también hace algunos años se le dio a la empresa española Gas Natural, misma que ha homologado sus costos de producción y precios de venta con el gas más caro del mundo que es el texano. La concesión, cabe aclararlo, fue hecha únicamente a una empresa que se ha mostrado déspota e indiferente al justo reclamo ciudadano por precios más competitivos. Los señores cargan en el recibo tres cuotas muy extrañas: "precio de adquisición" que resulta de la multiplicación de los metros cúbicos utilizados por 3.0062 pesos/m3; "consumo", en donde vuelven a cobrar los mismos metros cúbicos pero ahora por 1.9001 pesos/m3 (¿Qué no me acababas de cobrar el consumo arriba?); y luego cobran como si esto no fuera suficientemente ofensivo un "cargo por servicio", el cual ni siquiera se toman la molestia de explicar de qué trata.
Nuestro privilegio nos ha salido tan caro que hace dos años no era extraño que nos llegaran recibos de 2,000 pesos para familias de tres o cuatro miembros. Inmediatamente salieron con los spots de "no deje prendido el calentador", "apague la estufa" y demás. Sí, la idea es ahorrar desde la casa, no que se venda un producto de calidad y a precio competitivo.
Además del obvio resentimiento económico que esto provocó en las familias, las empresas regiomontanas comenzaron a resentir el costo del gas natural en sus facturas y, por ende, en su capacidad de vender a precios bajos en el mercado internacional.
Para variar como sucede en estos casos de emergencia en México en lugar de solucionar el problema legislando y yendo a las causas de fondo del gravísimo precio del gas en Monterrey, y sancionando a Gas Natural por su abusivo cobro, la idea que se le ocurrió al salvador del entonces secretario de energía Fernando Elizondo Barragán fue aconsejarle al presidente un decreto de subsidio sobre el 40% del recibo de gas. Como siempre sucede además, el subsidio fue generalizado para hacerlo más costoso e inservible.
El pasado mes de octubre de 2006 recibimos las fiestas de noche de brujas con la novedad de que el subsidio se acabó, pues nada más tenía contemplado funcionar hasta el bimestre pasado. No fue novedad para algunos que tuvimos la suerte de leer en el periódico el fin del regalito de Elizondo, pero para la inmensa mayoría de los regiomontanos será una desagradable sorpresa en el próximo recibo.
Yo, con recibos de 115-150 pesos, hace tres días encontré en mi buzón un recibo de 259 pesos. Quiero aclarar que vivo solo, que casi nunca cocino aquí y que no tengo lavadora ni secadora. O sea, mi gasto de gas es para bañarme en las mañanas. También quiero aclarar que la mitad del bimestre pasado tuvimos calores de 40 grados por lo que no pude haber gastado mucha agua caliente.
El siguiente bimestre, el navideño, será un nuevo golpe estupidificador para el bolsillo de todos nosotros que comenzamos a imaginarnos que los recibos de gas venían baratos por nuestra cultura del ahorro. No.
El señor Elizondo que estaba por iniciar su campaña para Senador en Nuevo León se le hizo sencillo utilizar el subsidio para verse como un político funcional y efectivo. Ya está en el senado y tiene toda la intención de ir por la gubernatura.
El problema con esto es que la economía local y nacional sigue pendida del capricho de nuestro políticos y sindicatos que salen con soluciones dignas de la vecindad del Chavo mientras los monopolios se siguen haciendo millonarios a expensas de nosostros ¿Cuándo nos daremos cuenta que el verdadero acto nacionalista será liberar la industria energética al libre mercado? ¿De qué nos sirve mantener monopolios costosos, ineficientes y abusivos como Gas Natural o PEMEX que un día sí y otro también nos venden gasolina adulterada y con litros que no son de litro, o metros cúbicos de gas a precio de petróleo brent.
Estamos así en el peor mundo posible, donde el principal insumo para la industria, el energético, está controlado por monopolios pero a la vez tenemos abiertas las puertas de todos los demás competidores que sí pueden buscar su mejor proveedor y venir a aplastar a la industria mexicana.
Yo quiero darle las GRACIAS a Fernando Elizondo por su decisión de darnos un subsidio carísimo durante dos años que sólo sirvió para disfrazar un problema que ahora se destapará mucho más grave que como estaba.
Otra vez veremos el mismo cuento. Recibos estratosféricos durante un invierno helado, personas furiosas intentando pagar recibos de 2,000 y 3,000 pesos por el gas más caro del mundo, políticos prometiendo soluciones sin sentido, quizá un nuevo subsidio para calmar los ánimos, y vengan otros dos años de hacernos tontos.
A ver si ahora como senador hace una reforma energética que nos ha costado años de rezago frente a nuestros competidores mundiales. De perdida para que la pueda presumir cuando venga en dos años a promocionarse como gobernador.