noviembre 27, 2006
Los tecnócratas
Un día después de que nombraron a Agustín Carstens secretario de Hacienda me puse a recordar nombres de tecnócratas como un ejercicio mental nada más para matar el rato.
Estaba yo muy chico cuando Pedro Aspe fue secretario de Hacienda, dicen los que saben que fue el lidersillo de todos los que después de él vendrían de las Ivy League a hacerse cargo de las riendas del país.
La consigna de Reagan a de la Madrid fue muy clara. O pones a gente que sepa en las secretarías clave, o se te va acabar la gracia de Estados Unidos. Y bueno, México ya no estaba para estarle haciendo al Superman con que a mí Estados Unidos me hace lo que el viento a Juárez.
La democracia podía venir pero sólo a los lugares no estratégicos. La economía debía mantenerse intocable por un grupo muy selecto de personajes. Cuauthémoc Cárdenas era un peligro para México (ese sí no fue cliché de los mercadólogos, sino un ultimátum).
Los niños consentidos de Mario Ramón Beteta venían regresando de Harvard así que fue el mejor momento de saltarse una generación y romper definitivamente con los nacionalistas del PRI. El enfrentamiento entre Luis Echeverría (el nacionalista) contra Gustavo Petriccioli tuvo como epígono el rompimiento de la Corriente Democrática que posteriormente formaría al PRD. Desde entonces no ha habido ningún alzamiento contra la elite que manejó el rescate bancario, que se apoderó del Banco de México vía la "autonomía", y que sigue manejando al país con las ganancias que le deja tener las reservas internacionales más grandes de la historia de México, y cobrando intereses que sólo ellos se quedan.
Y desde entonces la economía sigue intocable. Es impresionante la atadura que México tiene actualmente, tal que con todo y el hermetismo de Calderón para su equipo de colaboradores, la secretaría de Hacienda tuvo que ser confirmada desde septiembre con el señor del FMI que viene con una sola misión: cubrirle la espalda a sus compañeros por otros tres años hasta que los delitos financieros del FOBAPROA prescriban en 2009. Todo un negocio redondo.
Los tecnócratas tienen la particularidad de llamarse expertos en lo que hacen. Como tales, son incuestionables tanto en sus políticas como en sus opiniones. No son exclusivos de la secretaría de Hacienda, bueno fuera. No, los podemos ver pulular por la secretaría de salud aunque les hayan cerrado las puertas del paraíso a última hora en la OMS. También los podemos ver brincando de la oficina de las políticas públicas a la secretaría de economía, o escondidos como Rasputín detrás del mando en incontables subsecretarías que llevan de verdad el mando mientras sus "jefes" andan de paseo por Corea o Irlanda.
La democracia llegó a México endulzada en el engaño. Podíamos tener la repetición mecánica de cruzar una papeleta una y otra vez. Así hicimos ganar a la mayoría de oposición en 1997 (yo todavía no tenía mayoría de edad), también a Fox en 2000 y así también lo castigamos en 2003 por querer el IVA en medicinas y alimentos. Sin embargo la otra parte de la democracia, la política de los procesos y de los rumbos, la democracia deliberativa de la que habló Jurgen Habermas, esa no se nos fue concedida.
Sobre el pilar de una crisis bancaria autoinducida desde la cúpula de Washington en 1994, nos destruyeron nuestro sueño de ser primer mundo y poder negociar nuestro petróleo con Europa. No señor, las cosas se quedan en casa, para qué hacerlas viajar tanto. El préstamo de William Clinton vino condicionado precisamente a que el crudo fuera vendido como tal, a un precio fijado desde la New York Stock Exchange (léase la familia Bush) y sin competidores.
Los señores que manejan todo a final de cuentas fueron educados en las sutiles maneras de las escuelas más prestigiadas del mundo en economía. Nuestros presidentes y secretarios desfilaron en Yale, Harvard, y Princeton para aprender la técnica de hacer creer a todos que teníamos el sartén por el mango, mientras ellos se repartían las costillas más jugosas y nos dejaban los huesos.
Y el premio del silencio y sometimiento claro que iba a ser grande. Si no, veamos las ofertas que tendrá Francisco Gil Díaz al salir de la cartera de presupuesto. Sólo será cosa de esperar unas tres semanas.
Mientras, los mismos filósofos-reyes modernos, los entrenados para ser dueños del mundo, andan de universidad en universidad en conferencias, contando sus hazañas y asegurándose que la cepa no sea lastimada.
Bendita democracia que nos han heredado. Democracia en donde podemos decidir pero sólo en el color del títere que será manejado desde arriba. Ahora ganó el azulito, mañana quizá sea el amarillo.
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1 comentario:
Esta claro que el dinero mata democracia. Una sociedad y sus sistemas políticos mas avanzados puede lograr un equilibrio entre estos dos factores...pero igual vemos en EEUU y EU como el dinero sigue siendo un factor esencial al poner gente en las secretarias, ministerios, etc.
Yo me buscaría una beca para alguna de esas escuelas... =) Vamos engañando nosotros for a change, ya estando en la cabeza vemos si seguimos con la inercia del presente o somos lo suficientemente fuertes para cambiar el rumbo.
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