enero 08, 2008

La diferencia

Uno tiene que sufrir aquello de no ser famoso y por lo tanto no tener el privilegio de recibir los borradores de los libros previo a su publicación. Ni modo. Esto tiene como consecuencia que la mayoría de las cosas que se tenían que decir de un libro ya se dijeron, para bien o para mal.

En navidad estuve con la disyuntiva de qué recibir de regalo de mi compañera. Así le comenté que tenía ganas de dos libros de reciente publicación. Uno del guero Castañeda y el vocero aqué que decía que lo que Fox quiso decir fue; que aquí intento reseñar, y el otro de Cedillo sobre los Nazis en México que ya estoy leyendo con ganas (altamente recomendable por cierto).

Terminé el libro este pasado domingo entre el aeropuerto de Tijuana y el avión de Aerobus que me llevaba de regreso a Monterrey después de unas muy disfrutadas vacaciones en Ensenada. Lo interesante de este libro no es lo que cuenta pues ya se ha dicho muchas veces, en otras ocasiones y para otros propósitos. Lo bueno (o regularzón pues), es cómo lo dice. Tiene algunos puntos que ya resaltó la reseña de Proceso hace algunas semanas, donde Vicente Fox acepta que sí se metió en la campaña. Dice que no metió dinero pero que hizo cuanto pudo para que ganara su partido. No sé qué repercusiones legales tenga eso pero probablemente ninguna. Queda para la historia que el señor aceptó sus bochornosos actos.

También es interesante ver la otra versión de los hechos pues, aunque a muchos no les guste la idea, el expresidente también tenía derecho a réplica después de los intensísimos ataques a que ha sido víctima. En la revolución de la esperanza lo intentó pero creo que sin mucho éxito. Castañeda y Aguilar vienen a darle esa oportunidad con una entrevista que valió la pena. No, repito, porque diga cosas nuevas, sino porque abre nueva luz sobre algunos hechos del sexenio pasado.

El primer tema que se trata es sobre la selección del gabinete. Interesante que mencione Fox que desde el arranque de su administración ya había algunos gallos para candidatearse en 2006. Aquí menciona (creo que faltando a la verdad) que Calderón y Alberto Cárdenas ya estaban apuntados desde 2000. Creo que eso no pudo ser verdad sino hasta después de 2003 o 2004. Desde el inicio era evidente la intención de Santiago Creel y de Luis Ernesto Derbez pero no creo que de muchos más. Menciona a Fernández de Cevallos pero no creo que haya sido el caso tampoco.

Sobre Chiapas, es de notar cómo se describe a Marcos: un hombre soberbio que no quiso regalarle la paz a Fox. En ésta y en otras ocasiones , Castañeda aprovecha para agredir a cuanto enemigo político pudo hacer en su travesía por la SRE: Castro, Pérez Roque (el ministro cubano), Aguilar Zinser, Luis Ernesto Derbez, Francisco Gil, López Obrador y su gente, etc; pero digamos que está en todo su derecho siendo uno de los autores. En ocasiones no se distingue bien si el que agrede es Fox o Castañeda por el estilo que eligieron de contar todo anecdóticamente y sin muchas citas.

Sobre la reforma fiscal, la razón que da Fox para que no haya avanzado es muy simple, demasiado diría yo: Madrazo traicionó y el PRI-PRD desde el principio quisieron ponerle trabas. Nunca habla de la mediocridad que enviaron como iniciativa y, aunque se reconoce Fox como un ignorante en el tema de la negociación legislativa, culpa quizás con demasiada tranquilidad de conciencia de todo a la oposición mañosa que para todo le quiso poner piedritas. También menciona una historia digna de un libro vaquero. Que Montiel no comprometió a sus legisladores porque estaba peleándose con su mujer que lo abandonaba. En ese escenario, los diputados vendieron su voto a Madrazo: Quitar a Elba Esther de la coordinación para dársela a uno de los suyos (del Estado de México), Emilio Chuayffet. Habría que ver si fueron éstas y no otras motivaciones para la remoción de la profesora.

Sobre Atenco y el aeropuerto no aporta nada nuevo este libro. Van sobre lo mismo que ya se ha dicho hasta el cansancio. Quizás el reconocimiento implícito de Castañeda (o Aguilar) de que hubiera deseado una represión que permitiera la construcción del aeropuerto por todos los beneficios que hubiera traído al país.

Muy emocionante resulta su visión de Ahumada, López Obrador y las elecciones 2006. Resulta que sí hubo compló, pero ellos (Aguilar, Fox, Castañeda) no quieren verlo así. Van describiendo uno a uno los hechos, las complicidades, las compras de jueces, las reuniones con el procurador y el ministro Azuela, arman todo pero a la mera no reconocen que todo eso fue un abuso de autoridad y un clarísimo intento por derrotar a la mala a quien no le iban a poder ganar a la buena. Lo cuentan como si se tratara de las reuniones y los acuerdos de dos vecinas. Que si el ministro Azuela decía que se fuera por todo, que si era amigo de tal juez que iba a permitir el pago de la fianza de López Obrador sin que éste pisara la cárcel (para no darle la foto al victimista ése), que al final no se pudo porque "alguien no hizo su tarea en el juzgado" (que si Santiago Vasconcelos quería acabar con su jefe para quedarse con la procuraduría y por eso al final le hizo un cuatro).

Al final dicen que no proceder contra López Obrador fue un error porque se había quemado el cartucho sin al final utilizarlo. También acertadamente cuentan que la virulencia del PRI contra Fox al final se debió a esa traición cuando ellos ya se habían quemado en la Cámara de Diputados. Respecto a las elecciones, como ya dije, dice Fox que sí se metió pero que está en todo su derecho. Que en todas las democracias modernas esto es permitido (sí señor, pero la nuestra no es moderna: en la nuestra aún pesa mucho la presidencia, sus caciques regionales, sus sindicatos y los empresarios como para que su opinión sea una más entre la de todos los ciudadanos).

También muy divertido por lo anecdótico del asunto resultan los cuentos de la guerra en Irak y la crisis de Cuba. Aquí Castañeda peca de soberbio pues para todo se pinta como el ministro perfecto mientras que el resto de los mortales son una bola de neófitos que nunca supieron entenderlo. Nada sorprendente considerando su ya famosa forma de ser. Qué lástima que haya utilizado este foro para echarse tanta crema, la verdad que ésa es una de las cosas más lastimosas de este libro. Tanto veneno y tanta autoadulación como que vienen a caer mal.

Otro defecto de este libro, que probablemente fue consecuencia de las prisas por sacarlo en el momento correcto, es que cuenta con innumerables errores tipográficos, de redacción y hasta de ortografía. Un cuidado más adecuado por parte de la casa editorial me hubiera caído mejor. Más considerando que se trata de la todopoderosa Grijalbo la que expone su prestigio.

Quiero agregar, como corolario, algunas frases que me arrancaron alguna sonrisa mientras leía el libro, por ingenuidad, por simpatía o hasta por lo chusco del asunto.

1. En México, el pueblo y la opinión pública no son quienes generan la fuerza para aprobar leyes en el Congreso. Eso solo lo garantizan los partidos. O se logra con ellos o no se hace nada

2. Marcos no quiso entregarle a él, ni a nadie, la medalla del fin formal del conflicto

3. Por un lado alegaban (los priístas) que la reforma (fiscal) era impopular y no había que votarla por eso, y por el otro, que era popular y no había que votarla por eso.

4. (Supuestamente de Manuel Barttlet) De veras nos creían tan idiotas para conservar alguna esperanza? ¿Creían que íbamos a darles una reforma?

5. La precariedad de las finanzas públicas obliga a aceptar el chantaje de una auténtica vicepresidencia ubicada en la secretaría de Hacienda

6. Cerisola insistía que el mapeo político y social se había llevado a cabo, y que se contaba con una información amplia, detallada y actualizada sobre casi cada habitante de la zona por expropiar. Tal vez, pero nadie utilizó esa información, y por tanto, era como si no existiera

7. ¿Cómo era posible que Fox buscara estafar a los pobres ejidatarios de Atenco, pagándoles siete miserables pesos por metro de sus entrañables tierras? (léase con sarcasmo)

8. Muchos analistas piensan que como venganza por el hostigamiento constante de Hacienda en el aeropuerto y en todo, la SCT entregó permisos a las líneas de bajo costo antes de que se consumara la venta (de Aeroméxico y Mexicana), saboteando en los hechos su enajenación

9. Ojalá (Calderón) para el 2009 ya haya abandonado su extraño priísmo en política exterior

10. (Respecto a no apoyar a Estados Unidos en su aventura contra Irak) "Es darle una cachetadita al tigre y no pasa nada, se gana confianza" (dicho por Fox en la entrevista)

11. Como AMLO ya había advertido urbi et orbe que trataría de sustituir a la Actual Suprema Corte por un Tribunal Constitucional, nuestras fuentes dicen que Góngora aspiraba a presidirlo

12. El discurso de López Obrador se radicalizó y optó por rechazar de manera abierta a los empresarios, para así ganar, en una estrategia equivocada, una mayor base popular

13. ¿Qué preferimos: la polarización provocada por Fox o la victoria del Peje? Todo indica, en efecto, que era lo uno o lo otro.


@ Rubén Aguilar V. y Jorge G. Castañeda (2007) La Diferencia: Radiografía de un sexenio. Editorial Grijalbo.

7 comentarios:

vero.mil dijo...

yeei! que bueno que estamos disfrutando del regalo =)

Cerebro dijo...

Pues está interesante el libro, por lo que mencionas.

rm dijo...

Lo disfruté mucho mi amor,


Cerebro, es bueno si puedes controlar la exasperación que normalmente provocan las opiniones del pequeño fascista de Castañeda.

Anónimo dijo...

Muy interesante, pero tan útil (para la mayoría) como leer una comic de Spiderman...

Anónimo dijo...

Solo que menos divertido... jaja!

rm dijo...

La diferencia sería que López Obrador no arroja calabacitas encendidas y Fidel Castro no tiene un traje negro extraterrestre que lo obliga a actuar malignamente.

Anónimo dijo...

"pequeño fascista" Castañeda?

¡Pero si está re gordo!