Es interesante cómo incluso las líneas y los círculos generan debates tan fluidos en ocasiones. La filosofía se basa en cualquiera de estas dos concepciones. Los círculos los defienden los griegos clásicos quienes tenían la idea de que la historia se repite, de una manera u otra las guerras siempre son las mismas, las construcciones siempre son las mismas. En fin, la vida es una condena a repetir una y otra vez los mismos errores. En cambio San Agustín fue el primer defensor de la idea que existe un comienzo (una creación) y un trayecto a seguir. Que las repeticiones son a final de cuentas coincidencias y no la regla.
Línea o círculo tendríamos que entender la historia de manera pesimista o aún más pesimista. Qué quiero decir. de ser cierto que es círculo, entonces estamos condenados a repetir la historia de nuestros padres para que después nuestros hijos hagan igual. Si hace cuarenta años se libró una guerra entonces será cuestión de tiempo para esperar el siguiente gran conflicto. Si ahora me enfermo entonces será sólo cosa de esperar el tiempo suficiente para que el ciclo me lleve así a pensar que me toca enfermarme de nuevo. Si fuera línea en cambio, tendría que esperar que todo lo que hago es nuevo pero aquí viene lo malo, tendría que esperar que todo tiene una sola trayectoria, previamente definida y sin posibilidad de salir de la rectilinidad que esta historia me marca. No encuentra bifurcaciones pues esto sería perder lo lineal del trazado del tiempo.
La concepción einsteniana de la historia es relativa al espacio-tiempo por lo que nos deja un espacio mayor para la libertad. Podríamos pensar en varios escenarios posibles e incluso en la posibilidad de cancelar escenarios.
La versión que mejor se adapte a nuestro entendimiento tendría tal vez la figura favorita de la mente que lo imagina. A final de cuentas la historia es pasado y, como tal, ya no existe.
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