diciembre 01, 2005

la persona y el poder

Dice Federico Reyes Heroles que el desarrollo de una sociedad se puede medir a través de qué tan abstracta es su concepción del poder. La razón sería que una sociedad atrasada concibe el poder a través de una sola persona que aglutina toda la fuerza y toma todas las decisiones. Entre más se concibe al poder por medio de instituciones y procesos, por encima de las personas, y se le dá más valor a la solución de los conflictos vía el uso de las leyes, entonces podremos hablar de una sociedad avanzada.

Sobra decir que México se encuentra en un proceso de despersonificación del poder, aunque con un fuerte riesgo de repersonificarlo.

Las causas de esta evolución se deben a la urbanización de la población mexicana, esto quiere decir que cada vez hay más personas en las ciudades que en zonas rurales. Su concentración hace más fácil brindarles salud, educación y servicios básicos que favorezcan su desarrollo. Entre más urbanizada esté la sociedad, más oportunidades tiene de desarrollarse satisfactoriamente. Esto en un mundo ideal.

La urbanización descontrolada que se ha dado en México desde principios de los cincuenta hasta la fecha corresponde a dos procesos correlacionados: el reparto agrario y el abandono del campo. Más allá de los programas federales, el reparto de tierras trajo un problema grave en la capacidad de estos trabajadores de trabajar en equipo. Cada uno con su parte de la tierra, sin verdaderos incentivos de trabajar más allá de sus propias necesidades y sin posibilidades de acceder a créditos fuertes número uno por su poco respaldo en propiedades, y número dos por su falta de motivación para hacerlo, hicieron que el campo perdiera su competitividad real. Al poco tiempo se encontró el campo abandonado. La ciudad fue entonces el refugio de miles y miles de millones de personas que llegaron a la capital y a otras ciudades sin más respaldo que sus propias manos. esto llevó a la ciudad a convertirse en un lugar inhabitable.

Este proceso que hubiera traído supuestamente mayor bienestar solo se convirtió en un conflicto interminable entre habitantes de ciudades que no tenían más remedio que estar ahí, sin bienes materiales, sin motivación para trabajar, proclives a las salidas fáciles, los robos, los asaltos. su expectativa de vida consistió en sobrevivir en espacios hacinados, insalubres, llenos de malos momentos.

La felicidad de la persona se convirtió así en un ideal inalcanzable, en una religión qué seguir más que en una filosofía que practicar todos los días. Serás recompensado en el cielo, dicen los curas ante esta realidad.

Aquí nos encontramos parados ahora. Estamos en un momento en que la urbanización puede traer la despersonificación del poder pues ante la oportunidad de estudiar y de simplemente convivir con otras personas de mayores lecturas conlleva un desarrollo intelectual capaz de sobreponerse a la oferta populista. sin embargo esta misma falta de oportunidades que la gran mayoría de los "urbanizados" tiene es el mejor cultivo para las respuestas fáciles, para las soluciones mágicas, para los mesianismos, para la insolución con promesa de solución.

Nuestro mayor peligro ahora es encontrarnos parados en un lugar que podría ser el mejor, pero con todo el riesgo de caer. Es como estar en la punta de un desfiladero con un auto del año encendido en "parking"... cualquier puede poner la reversa y caernos al vacío, pero sólo unos cuantos quieren poner la "drive" y seguir nuestro camino.

Ante el mejor posible futuro, estamos en el peligro de que el pasado nos arrastre. Urbanizados o no, los mexicanos estamos perdidos todavía en la discusión de si necesitamos un padre protector que nos saque de la miseria, o es hora de ponerse a trabajar y sacar esto adelante, cada uno.

La única vía es motivando el proceso de abstracción del poder. Su concepción de ser atribuída a instituciones y a procesos democráticos y legales, no a personas.

Más sencillo: lo que deberíamos de estar discutiendo en este momento es cuál reforma debe pasar al congreso, y no quién va a llegar a la presidencia sólo a hacerse tonto otros seis años, prometiendo y una vez más no cumpliendo. El problema con esto es que en realidad nunca va a tener la oportunidad de solucionar nada mientras no se promueva el institucionalismo antes que el personalismo.

No hay comentarios.: