El semestre pasado tuvimos un taller de investigación titulado "The politics of Open Source" organizado principalmente por el Dr. Mueller y con la invitación de Viktor Mayer-Schoenberger de la Kennedy School.
En ese momento el tema era completamente nuevo para mí, ¿qué era eso del código abierto? Jamás en mi vida había escuchado de un portal llamado Linux aunque sin saberlo había disfrutado de algunos de los programas que se han diseñado.
La idea es sobre la concepción de dos formas de ver la propiedad intelectual: la versión norteamericana que concibe al creador como dueño absoluto de su creación así como de la facultad de modificarla; y la concepción europea con le otorga al comprador de esa obra la capacidad de manipularla para su beneficio.
En un artículo publicado en Política Digital se ha comentado en buena profundidad el tema que se trató en esa ocasión. Yo daré algunas impresiones pero los expertos en el tema son ellos. Al final pongo la referencia al artículo. Asimismo he agregado una liga al blog del Dr. Mueller llamado "Living Network Society" en donde se puede profundizar sobre el tema.
Básicamente la pregunta es, ¿tenemos o no derecho a modificar algo por lo que hemos pagado? En uno de los artículos de este taller leí esto: Por ejemplo, yo voy al mercado y compro manzanas. Tengo la capacidad de con ellas hacer pasteles de manzana y venderlos, en base a las manzanas por las que he pagado y no por ello estoy cometiendo un delito. La pregunta es porqué cuando pago por un software no tengo ese mismo derecho.
En resumen: el propietario de la licencia es dueño de mi copia por la que estoy pagando, así como por los derechos de todo lo que yo pueda o no hacer con esa copia por la que he pagado.
Los autores utilizan una metáfora aún mejor sobre un automóvil. Actualmente Microsoft nos vende el carro y se apropia el único e irrestricto derecho de vendernos las partes de ese carro, las reparaciones que pudiéramos necesitar, así como las actualizaciones. El monopolio de la información también se limita por cuestiones de compatibilidad: actualmente es prácticamente imposible abrir un archivo con programas que no sean directamente de Office.
La iniciativa del código abierto es crear precisamente esas fuentes alternas para crear programas, para establecer proyectos de creatividad fuera de las empresas multinacionales que intentan establecer un control férreo sobre el flujo y almacenamiento de información.
El dilema es sobre la legalidad-ilegalidad de estas fuentes alternas que evidentemente se basan en propiedad intelectual de empresas que han diseñado programas.
Entonces, ¿tenemos o no el derecho de escoger?
Les recomiendo ampliamente este artículo.
Referencia: Mueller, Philipp S. y Viktor Mayer-Schoenberger "El código abierto y la producción colectiva" en Política Digital
2 comentarios:
Y todavia existen mas cosas q alegar sobre esas licencias de software como la de poder obtener remuneracion monetaria en casos donde los programas presentan problemas q afectan a sus usuarios o empresas q los utilizan, no pueden ni deberian estar excentos de esto, si un carro presenta problemas de diseño, ocurre algun accidente la campañia se hace responsable por q no las compañias de software?
Lo interesante es la revolución que estos programas de "peer production" (producción en grupo) están haciendo en la concepción que tenemos de la economía.
Los pendientes son en definitiva asuntos como la responsabilidad que bien comentas, y la compatibilidad libre entre plataformas.
Los gobiernos ahí tienen un asunto pendiente
Publicar un comentario