El próximo Octubre el Tribunal Electoral del Poder Judicial será reemplazado por primera vez desde que fuera creado en 1996. Los actuales magistrados son Leonel Castillo, Berta Navarro, Mauro Miguel Reyes Zapata, Fernando Ojesto, Jesús Orozco, Eloy Fuentes y Alejandro Luna. El único que se queda será Alejandro Luna por su reciente ingreso al Tribunal (falleció un magistrado que no puedo recordar su nombre). Los otros seis se irán a sus casas y tendremos un nuevo Tribunal después de otoño.
El proceso de selección es simple: La Suprema Corte de Justicia elegirá a los seis magistrados entrantes y los pondrá a consideración de una mayoría calificada del Congreso. La ratificación de estos personajes una vez más será producto de la negociación entre partidos. Para como se ve la conformación de las Cámaras con 207 diputados del PAN, 160 de la Coalición por el Bien de Todos, y 121 para la Alianza por México (parece que el Verde abandona al PRI pero aún es rumor), podemos preveer una negociación entre Emilio Gamboa Patrón (el coordinador del PRI) y Héctor Larios Córdoba (el que muy posiblemente sea el coordinador del PAN).
La muy segura polarización que existirá entre PAN y PRD permite augurar que no existirá entendimientos entre estas dos bancadas, y que muy probablemente se repita el escenario vivido el 31 de octubre de 2003 cuando se ratificó al Consejo General del IFE gracias a los arreglos de la maestra Elba Esther Gordillo con los panistas.
La maldición del segundo tribunal será similar a la maldición que ahora soporta el Consejo General en el sentido que la partidización de los elegidos les resta credibilidad.
Producto de la democratización de nuestro régimen político (casi me muero de ganas de encomillar esa palabra que puse entre itálicas), los productos institucionales resultaron fortalecidos. Tanto el primero Consejo General del IFE como el Tribunal Electoral fueron llenados con personas íntegras y completamente legítimas.
Los partidos políticos actuaron con un "velo de ignorancia" (Rawls dixit) sobre sus selecciones y rápidamente temieron de la fuerza que tienen estas instituciones ajenas a sus hilos de coacción. La fortaleza particularmente del IFE hizo que en 2003 se tomara la decisión de secuestrar al Consejo y llenarlo con partidarios afines a los grandes partidos.
Las resoluciones que hemos visto en el Tribunal Electoral nos hablan de una fortaleza institucional, pero mi duda salta ante la próxima selección. Tendrá mucho qué ver con la resolución que surja de la impugnación de la Coalición por el Bien de Todos y qué tan agradable le caiga a Mariano Azuela (Ministro Presidente de la SCJN) y sus compañeros, así como a los líderes de los partidos.
Lo que podemos imaginar, considerando acciones pasadas, es que los nuevos magistrados no tendrán el nivel de los actuales y podremos ver una vez más, mano negra en la selección de los mismos. Los partidos monopolizan todas y cada una de las decisiones "ciudadanas" y parece que el Tribunal no será la excepción.
Existen asuntos que no se deben tolerar, y el secuestro de las instituciones electorales es una de ellas. Es necesario que la elección de los magistrados no pase por el filtro partidista, no tiene sentido hacerlo así. Asímismo la elección del Consejo General del IFE para el próximo 2010 no puede resultar un nuevo pacto entre partidos.
Para el caso del Tribunal debería ser un asunto completamente del Poder Judicial. ¿Qué sentido tiene que los partidos den su aval? Se presta a suspicacias innecesarias. La mayoría del pleno de la Suprema Corte debería ser suficiente.
Para el caso del Consejo General del IFE propongo un plebiscito entre la totalidad del padrón electoral una vez que los partidos han hecho su selección. Si esta instancia no se resuelve deberán proponerse nuevas fórmulas. La lista del Consejo debería hacerse a manera de lista abierta para que cada elector escoja quiénes de los propuestos le convencen y quiénes no. No sugiero que la ciudadanía proponga a los consejeros pero sí que los ratifique.
Esto nos salvaría de otro Consejo manchado por la ilegitimidad como el que tenemos actualmente. El IFE es ciudadano, no de los partidos. Y qué decir del Tribunal.
El miedo al Tribunal electoral se verá en quiénes elijan para sustituir a magistrados tan polémicos y progresistas como Leonel Castillo, Jesús Orozco Enriquez y Eloy Fuentes. Esperemos que no se llene de figuras grises como el IFE de 2003.
No lo permitamos.
2 comentarios:
Como le hago para no permitirlo desde la distancia?
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