septiembre 05, 2006

El síntoma

Cuando una persona se enferma y aparece una erupción cutánea, ¿qué es lo que hacemos: agredimos a esa erupción y la tratamos de recortar con una tijera, la intentamos morder, la insultamos y la difamamos; o nos detenos a imaginar que existe alrededor de esa erupción una enfermedad que debemos tratar y cuidar?

Cuando en nuestra casa aparecen cucarachas muy seguido podemos optar por aplastarlas violentamente e incluso atraparlas para cercenarlas, quemarlas con un encendedor o infinidad de daños que intentemos hacerle a estos animales; o podemos detenernos a pensar que si aparecen estos singulares insectos es porque existe en nuestro hogar suciedad suficiente para que ellas puedan alimentarse, crecer y finalmente aparecer ante nuestra repugnada vista.

Por lo general podemos agredir fácilmente a nuestro vecino y criticarlo por las cosas que "hace mal", o podemos ayudarle a mejorarlas, o al menos entenderlo y no agredirlo sin más razón que lo que son síntomas de un problema mayor.

Esta perspectiva simplista, muy característica de la visión conservadora donde, por ejemplo se exigen penas más fuertes contra los criminales sin detenerse a pensar que el aumento del crimen tiene otras razones sociológicas, psicológicas y producto de una sociedad enferma.

México está enfermo en este momento y agredir a las movilizaciones (todas, no solamente las del Zócalo) no es más que lo mismo que agredir una erupción que es producto de una enfermedad mayor.

He escuchado cada vez con más fuerza a algunos compañeros míos decir que ya es tiempo que el ejército intervenga y reprima a los manifestantes, que ya basta.

Agredir y reprimir a manifestaciones que se quejan de un problema real no acaba con los problemas sino que por lo general los agrava. Muy similar a lo que Israel, el Reino Unido y Estados Unidos hacen en el Medio Oriente, el reprimir a poblaciones civiles de esa zona no acaba con el problema del terrorismo sino que por lo general lo alimenta.

Podemos tomar el camino "fácil" de la represión para acabar con la comezón de una manifestación. Podemos ponerle talco a la herida para que no pique, pero eso no acaba con la enfermdad con la que estamos cargando actualmente. Nuestra democracia y nuestro sistema electoral tiene problemas graves que hay que solucionar. Nuestra situación laboral, sindical y económica tiene problemas graves que hay que solucionar y no sólo reprimir a los mineros. Nuestro sistema educativo tiene problemas que hay que atender y no sólo mandarle los policías a los maestros disidentes, peor aún cuando les mandan paramilitares a reventar sus manifestaciones.

Por lo general lo fácil sale más caro a largo plazo. Tenemos que tener mucho cuidado con lo que nos imaginamos como una solución fácil. Podemos mandar 10,000 policías a cuidar San Lázaro de los manifestantes o podemos sentarnos a pensar qué es lo que está haciendo salir a esta gente a la calle cuando ya no tiene nada más qué perder.

Podemos golpearnos el estómago cuando nos duele pero por lo general esto sólo nos traerá más dolor. Es tiempo de sentarnos a pensar en la enfermedad de México y no tanto en sus síntomas.

2 comentarios:

vero.mil dijo...

Todo méxico esta enfermo... pero hay una epidemia allá por el sur.

A ver si con la nueva noticia de hoy al mediodia se apasiguan los seguidores del Sr. López.


que pena, méxico

Anónimo dijo...

Y Cuals era la cura??, dejar que las plagas creescan, o eliminarlas y que salgan otras mas grandes??, sera que es un circulo vicicioso en el cual las plagas siempre sirven??