septiembre 14, 2006

El poder a la gente

Cuántas veces he escuchado como conclusión para solucionar el problema de la corrupción la siguiente oración, casi postulado irrefutable "hay que darle el poder a la gente"

Vivimos una época en que el nuevo paradigma y la solución a todos los problemas es la participación, la gente, la transparencia, la democratización hasta las bases, la toma de decisiones conjunta, la mutua vigilancia, la rendición de cuentas de las autoridades hacia la gente.

Pero...

¿Es la gente verdaderamente la solución? Siempre es fácil decir "esto no está bien, si lo hiciéramos de esta otra manera".

Si democratizáramos más el ejercicio del poder y lo bajáramos a la gente entonces todo sería pulcro ¿No les suena a respuesta fácil? Confieso que yo he caído en incontables ocasiones en la misma respuesta. "Todo está mal, hay que abrir las ventanas para que se ventile". Tenemos que darle a la gente el poder de decisión.

No digo que esto esté mal en sí, pero lo que estoy aquí criticando es la idealización de esta decisión. Tenemos varios ejemplos en donde la toma de decisiones se baja hasta las bases y lo único que tenemos es que se vuelve terriblemente lento el proceso o de plano no hay resultados; o el otro es descubrir que la gente, esa misma gente que idealizamos resulta que también roba, que también miente, que también busca su beneficio personal.

¿Entonces?

El ejercicio del poder corrompe en cualquiera de sus niveles. Idealizar a la gente no soluciona nada en primera instancia. La transparencia ayuda en el sentido de que todos se vigilan mutuamente, pero esto no impide que el vigilante se coluda con el que intenta hacer el robo.

Antes que respuestas fáciles o recetas, tenemos que revisar caso por caso para encontrar porqué las cosas no están funcionando. Las "recetas", como las que nos mandaron desde Washington hace varios años ya, tienen el defecto de no estar probadas. Necesitamos a la cocinera que pruebe el caldo para ver si lo que hizo sabe bien.

No hay soluciones fáciles, si las hubiera ya habríamos cerrado todos estos espacios políticos por aburridos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tantas veces lo analizamos que hasta llegue a pensar en la democratización de la gente en general y desaparecer las camaras, asi el poder perteneceria a la gente pero entramos en la conclusión de que somos corrompibles y siempre nos vendemos al mejor postor. Que sigan los experimentos.

rm dijo...

El poder de la uña, ni hablar compadre