"(...) Como el amar depende la voluntad de los hombres y temer de la voluntad del príncipe, un príncipe prudente debe apoyarse en lo suyo y no en lo ajeno, pero, como he dicho, tratando siempre de evitar el odio"
-- Nicolás Maquiavelo, "El Príncipe", Capítulo XVII
¿Quién que tenga al menos poco interés en la política no ha leído a Maquiavelo? Yo he leído el príncipe cuatro veces por asuntos de mi carrera, dos por asuntos de mi maestría, y por lo menos otras seis por gusto, al menos hojeando algunos capítulos. Encuentro algo muy atractivo del cinismo con que escribía este filósofo que tuvo por bien dar de regalo lo más preciado que él tenía: sus conocimientos.
Al parecer más de uno en la política mexicana ha llegado a estas mismas conclusiones por lógica de supervivencia o por haberse detenido unos cuantos minutos a leer a al buen Nicolás. Estoy seguro que muchas de las cosas que vimos en este verano tuvieron que ver con lo que explica Maquiavelo en esa cita con la que inicio.
Andrés Manuel se creía amado y por eso confió en su triunfo. Grave error pues muchos de sus simpatizantes lo traicionaron por una suma de dinero. No te presentes en la casilla ese día, mil quinientos, dosmil pesos. Desaparece, vete a pasear con tu familia. El amor es pasajero pero el temor es permanente, dice Maquiavelo.
Andrés Manuel entendió lo fugaz del amor el 2 de julio en la noche. Los diez puntos que lo separarían de Calderón se esfumaron en un discurso tembloroso y tartamudeante, pidiendo que las autoridades le reconocieran los 500,000 puntos que lo separaban, según él, de Calderón.
Las acciones que desde ahí hemos visto fueron producto de un cambio de estrategia. El grupo de López Obrador se dio cuenta que no iba a ser con amor que triunfaría en esta lucha. Desgraciadamente para él y su grupo se dio cuenta demasiado tarde pues los resultados ya estaban dados. Le quedaba sólo la alternativa de tomar las calles e infundir temor.
Ya no tenía porqué ser simpático ante las cámaras ni nada de eso. Ahora se trataba (trata) de una guerra en donde ganaría el más astuto. El temor comenzó a ser su bandera. Tenemos que demostrar la fuerza que tenemos, números, cabezas en el Zócalo, violencia en el discurso. El amor desaparece en la primera oportunidad, ante la primera amenaza. El temor no se va.
Uno a uno los analistas políticos y periodistas comenzaron a tomar partido, a analizar desde diversas trincheras esta amenaza de López Obrador. Insurrección, desobediencia civil, toma de instituciones, resistencia, gobierno alternativo. Todas eran demostraciones de fuerza sustentadas en un campamento permanente en la cabeza y el corazón del país. Ahorcar al pueblo que lo alimentó pero que no le dio suficiente en el día que tenía que darlo, que prefirió irse a pasear con la familia que ir a votar. En realidad muchos analistas apuntan que el peor error de López Obrador fue decir "ya ganamos" pues esto generó la confianza de decir "mi voto no importa, ya ganamos".
Hay quienes argumentan que el movimiento ahora denonominado Frente Amplio Progresista está desgastado y acabado, yo creo que lo único que tenía por hacer era precisamente radicalizarse para así saber realmente la fuerza de sus seguidores, de su movimiento ¿Hasta dónde lo seguirían? ¿Hasta qué costo?
Lo que ha logrado López Obrador desde Julio para acá es depurar sus filas y enlistar a los verdaderamente fieles. Los enemigos ahora lo temen y los amigos lo aman. Decía Maquiavelo que lo mejor es saber combinar estos dos sentimientos aunque la mayoría de las ocasiones es imposible. Andrés Manuel ha logrado que lo teman y que lo amen. Pocos lo odian y quienes lo hacen se miran ridículos ante sus posicionamientos emocionales.
Hay quienes dicen que el movimiento está muerto y a unos días de claudicar. Yo veo un movimiento más compacto, más fiel (no cometerá Andrés Manuel el mismo error de confiar de nuevo en los grandes números). Ante su nuevo puesto decorativo de "presidente legítimo" tiene la mejor justificación para iniciar una campaña prolongada de desprestigio hacia su adversario político que, nótese, no se llama Calderón sino quienes lo patrocinaron, traicionándolo a él hacia finales de Marzo. El acuerdo de no agresión entre empresarios y López Obrador se rompió y el segundo tiene todo el tiempo del mundo para cobrarse esta factura.
Estoy seguro que López Obrador el 15 de septiembre se levantó del Zócalo más fuerte que nunca. Desacreditado por los medios y ridiculizado por la mayoría de los analistas, pero fuerte, muy fuerte. No necesita mucha gente para desquiciar al país. Tiene en su poder a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y desde ahí puede hincar a los empresarios que lo traicionaron. Tiene a un tercio del Congreso. Sabe la fuerza que tiene.
Aún estoy un poco confundido respecto a los objetivos a largo plazo del FAP pero estoy muy seguro de cuáles son los objetivos de corto plazo. Gastará todo su capital político en una guerra de guerrillas en donde el desgaste será su mejor ventaja. Itinerante y con fieles por todo el país, principalmente el sur que es muy rico en recursos naturales que se pueden transformar en recursos económicos.
No sé si intente el 2012 pero al menos sabrá imponer su agenda política cada vez que así lo deseé. Bastará con que convoque a los medios de comunicación hambrientos de una nota para la redacción. Así lo ha hecho desde 2000, sabe cómo jugar con los medios. Ha logrado tenerlos en la boca desde hace seis años.
Será el peor crítico del gobierno de Calderón. Eso podría ser la peor pesadilla de un gobierno cuestionado por muchos, pero quizá para el país puede ser una bendición si sabemos depurar el ruido que generará. Establecerá prioridades en la agenda que nadie podrá ignorar.
López Obrador hoy no es amado ni odiado. Es temido, al menos por sus adversarios políticos que son los que en este momento le importan a López Obrador.
3 comentarios:
Asi lo dijo el gran Maquiavelo, pero ya vez, que las encuestas sobre la popularidad del presidente y la manga.Saludos sr.
Pues el movimiento se retirara cuando negocien, de eso estoy seguro, y si, es verdad, hicieron un filtro de los fieles que sera en buena medida para mejorar su popularidad y fuerza, me gusto tu articulo.
Una fuerza contraria en la politica siempre trae buenos resultados para los ciudadanos...
Solo por la probabilidad de que se haga un escandalo, se evitarán muchas acciones que no se calificarian como óptimas.
=)
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