La visita de Antanas Mockus a Monterrey dejó varias sorpresas. Sus anécdotas fueron profundas y creativas, pero sin duda una que se llevó la noche fue su consideración de los narcotraficantes como personas enfermas a las que hay que ayudar. No habla de los adictos, posición en la que probablemente estaríamos de acuerdo. Habla de los narcotraficantes, miembros del crimen organizado encargados de la distribución de droga en determinadas plazas. Llamó a darles alternativas, son hombres adictos al dinero fácil, sin embargo no están conscientes que este negocio les reduce su esperanza de vida. Lo que tenemos que hacer entonces es plasmarlos ante esa realidad, la inminencia de su muerte, la necesidad de que se den cuenta de lo sagrado que es la vida. Requerirá un ejercicio de perdón social pues para ser asimilados nuevamente en el entorno sociocultural de nuestras ciudades necesitan confesar los males que han hecho públicamente, arrepentirse y finalmente ser admitidos por la sociedad nuevamente. Lo terrible, afirma Mockus, es que los narcotraficantes no vean estas alternativas, que la sociedad no se las dé. Entonces se volverán como los cínicos de la antigua Grecia a los que ya no les importa hacer o no hacer, el temor o la vergüenza. Serán ellos solos contra el mundo que seremos nosotros.
No dejó de sorprenderme esta perspectiva, tal vez por novedosa ¿Tenemos que esperar que los criminales actúen por enfermedad y tenemos la responsabilidad de levantarlos de su desesperada vida? ¿Su vida es una lista de sufrimientos con los que tenemos que simpatizar y ofrecer nuestra ayuda? Cuestiones interesantes. No las descarto pues sin duda el hombre tiene a su favor haber logrado reducir 40% los delitos en Bogotá durante su administración según nos cuentan sus reseñas biográficas en la red.
Escucharlo me recordó un poco algunos fragmentos de la pluma de Michel Foucault, cuando describe en "Vigilar y Castigar" la evolución del castigo en nuestra sociedad moderna. Los criminales han dejado de ser castigados con instrumentos de tortura para convertirlos en enfermos mentales, sujetos de clínicas, observación, experimentación y confesión (forzada o voluntaria, si es que existe alguna diferencia entre ellas después de varias sesiones de lavado de cerebro). Los cuerpos se vuelven en animales de laboratorio para la interpretación y entendimiento, la definición hasta el punto más invasivo que se convierte en un círculo interminable (soy porque me defino porque pertenezco a una definición/categoría formada por mí mismo o un otro). También me recordó un poco aquella excelente historia de Stanley Kubrick "La Naranja Mecánica", donde el protagonista es un criminal sin remedio pasado por un experimento psiquiátrico-químico para terminar siendo el hombre más noble del mundo (sólo para ser alcanzado por los anteriores agraviados). Resulta en una visión un tanto alarmante donde tendremos que aprender a convivir bienportados con malportados en una misma jaula, intentando fingir sonrisas y solidaridad. Construyendo una comunidad más unida es que podremos aspirar a una mejor sociedad. Los criminales tendrán que ser nuestros héroes del mañana para así cumplir con el ideal de la readaptación, la solución clínica del criminal y la recuperación del sentido de la sociedad como un sujeto formador del individuo. Cualquier deformado es responsabilidad de la sociedad mientras no reaccione frente a él.
7 comentarios:
Creo que lo mas dificil de reformar en un narcotraficantes es lo que el dinero facil le ha permitido comprar. No me refiero unicamente a cosas materiales, sino al poder y el estatus que tienen en esta sociedad que respeta al que mas tiene.
Es una idea que parece un tanto romantica, no? Requiere de mucho trabajo de parte de los dos lados de la sociedad.
Por eso suena bien. Hacerlos buenos y todos felices.
Más que reformar a los narcos, hay que prevenir la formación de nuevos narcos. Yo no creo en la "reformación", en su efectividad o su sinceridad. Creo, más bien, que es mucho más efectivo crecer una nueva generación con mejores atributos, que malgastar el dinero en rescatar una generación vieja que dejará de existir en el mediano plazo de todos modos.
El problema de esa impresión es que tienes los costos de corto plazo. Los criminales de hoy en día tienen 20-30 años y tardarán otros 50 en morir ¿Qué haces mientras? ¿Cómo evitas que éstos "contaminen" a las nuevas generaciones? No creo que sea tan fácil como lo planteas
Encarcelarlos por 30 años en juicios sumarios es lo que me parece mejor idea.
Hace poco leí sobre una estadística ridículamente alta sobre estudiantes de secuendaria seducidos por el narcotráfico.
Yo estoy de acuerdo de que un alto porcentaje de mexicanos cree que es mejor el dinero fácil (ya sea robar, no pagar impuestos, piratería, y por supuesto, el narcotráfico.
Definitivamente estas son discusiones de soluciones a largo plazo, pero alquien debe hacerlo y lo más pronto posible.
El mexicano debe ser educado a valorar el esfuerzo y no los resultados. Después de todo con perseverancia y trabajo duro es más probable el éxito.
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