octubre 30, 2006
Hemorragia
Siempre resulta muy sencillo al momento de hablar de escritos políticos el utilizar metáforas del cuerpo humano. Desde Platón ya se hacía alusión al funcionalismo de cada individuo como una parte del todo.
Thomas Hobbes fue el que hizo famosa la metáfora haciéndonos células de un leviatán que era el Estado. Siguiendo esa tradición simplista me gustaría me acompañaran a una reflexión.
Existen dos factores que están "manteniendo" la economía de México actualmente: el sobrevaluado petróleo y la subvaluada mano de obra.
Nuestro país está perdiendo de esta manera dos grandes activos que se están yendo por falta de oportunidades en nuestra economía. El petróleo que por un lado podría ser un impulsor de la economía interna se está vendiendo crudo a economías que lo procesan para venderlo más caro. El valor agregado de esta transformación es la diferencia entre vender manzanas o vender pasteles diez veces más caros que la materia prima.
Casualmente tenemos la mano de obra suficiente para llevar a cabo estas transformaciones, pero ante la grave situación laboral, así como las economías cada vez menos accesibles para la mayoría que no tiene amigos en el gobierno y en los corporativos bancarios, optan por irse a otros países donde sí se les paga adecuadamente.
Muchos han hablado con beneplácito de este proceso, tanto del petróleo que nos trae dinero barato del exterior para financiar las campañas políticas y los programas vacíos, como de la mano de obra que de esta manera está "compensando" la sobreoferta mexicana y la sobredemanda estadounidense.
Hay quienes han hablado positivamente de una población mexicana cada vez más grande y mejor estructurada dentro de la sociedad más poderosa económica y política del mundo, con una fuerte capacidad para influir en las decisiones políticas de ellos.
Yo me pregunto cuánto va a durar este desangre nacional, tanto petrolero como de personas valiosas que se van a probar suerte a otro lado.
El cuerpo puede perder sangre pero no para toda la vida. Llegará un momento en que la sangre dejará de fluir. La población mexicana se encuentra relativamente joven, pero la gran mayoría de ellos están optando por migrar.
Existen en México pueblos de viejos que desaparecerán dentro de diez años cuando ellos mueran. Ahora son casos aislados pero cada vez será más común.
El resultado será un México muerto y desértico, dos o tres grandes urbes con problemas graves de sobrepoblación, crimen, contaminación y falta de recursos como aire y agua. Los jóvenes serán mexicanos sólo por un vago recuerdo de niños, o ni siquiera eso.
El petróleo en 15 años dejará de fluir por no haber invertido desde hace veinte años en exploración.
La sangre se nos está yendo y no estamos haciendo nada para detener la hemorragia. Lo que más me preocupa es que haya políticos y ciudadanos que miran esto como si fuera algo positivo.
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