octubre 01, 2006

Paréntesis


Cuando los historiadores hablen de esta fecha podrían hablar como lo hacemos ahora si son sumamente optimistas. Estamos en una transición. Si el historiador que nos vea retrospectivamente es de aquellos que les gusta más el sabor cómodo del pesimismo podrán hablar de un paréntesis. Supongo que si yo fuera historiador y viera esta época de la vida de México no la vería como una transición sino que tendería a reforzar la teoría de que fuimos secuestrados. Lo peor es que ni siquiera piden rescate por nosotros. La democratización de México se dio principalmente por un factor: La firma del Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea tenía una "cláusula de democracia" que se le había exigido a México a cambio de firmarlo. Ernesto Zedillo estuvo peleando por dicha democratización hasta que finalmente logró la aprobación en 2000, la entrega de la estafeta al PAN fue la garantía de que México había transitado.

Sin embargo esta democratización de etiqueta (electoral le dicen los más optimistas) no desmanteló la estructura autoritaria de las instituciones mexicanas. Por eso cuando hablamos de instituciones en México parece que todas caminan en otra velocidad a lo que quisiéramos ¿Competitividad? ¿Derechos humanos? ¿Libre competencia? ¿Libertad de expresión? ¿Acceso a oportunidades? ¿Libertad laboral? ¿Acceso igualitario a la justicia? ¿Educación participativa?Falacias que nos han hecho creer que vendrían automáticamente sólo porque Zedillo le regaló la presidencia al PAN.

Las reformas políticas y sociales necesarias nunca fueron parte del pacto sino al contrario, después de que algunos empresarios y líderes sindicales se percataron del peligro de la democratización, las tendencias han ido en sentido contrario. Como almejas fueron cerrando la concha de sus privilegios ante la mirada atónita de todos los que creímos que este país ya había cambiado.

El autoritarismo ya no vendrá de un partido hegemónico sino de otros personajes que han asumido el poder que el PRI dejó pero que el PAN nunca se atrevió a asumir. La transición democrática fue una falacia pues nunca hubo un pacto entre las elites para llevarlo a buen término.

Tenemos el defecto de pensar que la situación política es siempre ascendente y sin posibilidad de un retroceso. Si leemos las señales nuestra sociedad se encuentra en un proceso de contracción de derechos sociales que no podemos seguir fingiendo que no pasa.

Al final la transición no fue un paso adelante sino meramente un paréntesis. Una democracia con la que no supimos vivir. Cuando la gente tuvo que salir a asumir su papel en esta nueva realidad prefirió encerrarse en su casa y encender el televisor.

2 comentarios:

Don Mike dijo...

Interesante.... pero para la gran mayoria de la gente entre sus nesesidades de primera nesesidad no esta el tomar papel activo en una transicion, es mas, ni saben que es.Y si se encierran en sus casas a ver la television, es poruqe es lo que siempre han echo.Que otro enajenamiento les queda! y usted todavia los condena.

saludos sr...

rm dijo...

Después de eso Slim, Salinas Pliego, Azcárraga, Kamel Nacif y el resto de los villanos del país favoritos nos contestaron a los 42 millones de mexicanos de ese 2 de julio de 2000.. "Ustedes y cuántos más"...

Quizá la transición fue sólo una fiesta en Chapultepec que, como bien apuntas, ni siquiera entendimos.

Recibe también un saludo