diciembre 07, 2006

Alexander y Anna


No es una invitación para una boda de la realeza, ni siquiera es una boda. Hace unos días murió envenenado el exespía ruso Alexander Litvinenko en un conocido restaurante de Londres, quien a su vez estaba investigando la extraña muerte de la periodista Ana Politkóvskaya en Octubre pasado.

Las historias se han entremezclado tanto que resulta difícil darles un hilo. Vamos por el principio. La polémica vida de Anna no podía tener un final más sorpresivo que el pudimos conocer en los diarios hace poco más de un mes. Asesinada en el elevador de su departamento por un desconocido, inmediatamente los ojos y las condenas fueron dirigidas hacia el Kremlin de Valdimir Putin. No fue sorpresa después de que había aparecido unos meses antes el libro “La Rusia de Putin”, en donde hace una importante investigación sobre los escándalos de corrupción que han estado siempre alrededor del primer ministro sucesor de Boris Yeltsin.

Una vez me sucedió algo curioso pues al comenzar un texto de Politkóvskaya tuve que regresar la mirada al inicio para cerciorarme que no se trataba de México. La Perestroika (democratización) que vino a derrumbar al régimen soviético, y a desmantelar la estructura comunista tuvo una serie de irregularidades y escándalos de corrupción. De un año para otro aparecieron en el escenario varias familias multimillonarias a quienes se les relacionaba fuertemente con el contrabando de comida y el tráfico de drogas, especialmente heroína de Afganistán.

Mijail Jodorkovski fue uno de los nuevos magnates al convertirse en el director de la petrolera Yukos que terminó en la cárcel por pelearse con el primer ministro Putin. Antes muy cercano a la familia de Yeltsin, supo hacerse amigo de los nuevos gobernantes y mantenerse en el poder financiero por unos años más. La guerra por el control de las vías de distribución de la droga pusieron en entredicho la amistad entre Jodorkovski y Putin, y el primero terminó tras las rejas. No así los escándalos financieros que siguen resonando por todos los rincones de Rusia.

Otro de los escándalos que Politkóvskaya relató en su libro es el conflicto en Chechenia, en donde revela una serie de pruebas sobre tortura y ejecuciones de los principales líderes opositores por parte de la inteligencia rusa. Asimismo la violación de los derechos humanos de cientos de personas en esas regiones la hicieron ser la enemiga número uno de Putin. El libro que comenzó a venderse como pan caliente, pronto fue la principal pista a seguir para el asesinato de la periodista en Moscú.

Vladimir Putin no tiene enemigos, pues quienes desafían su autoridad terminan encarcelados o asesinados. Fue la suerte de su antiguo compañero en la KGB Alexander Litvinenko quien fue envenenado por investigar la muerte de la periodista.

La privatización de las empresas del Estado hacia amigos, el Estado controlado por mafias solapadas y patrocinadas por el mismo gobierno central, el debilitamiento de las instituciones de procuración de justicia, la violación sistemática de los derechos humanos, la desaparición o ejecución de los enemigos políticos del gobierno por los matones de la mafia que son amigos del gobierno ¿Les suena conocida esta historia? Les digo y les repito que no hablo de México, no, no. Estoy hablando de la Rusia de Putin.

Alexander y Anna fueron dos enemigos de Putin que fueron asesinados brutalmente por dar a conocer la verdad. Su historia probablemente tenga todavía mucho más que contarse.

4 comentarios:

Batz dijo...

Lo que a mi me ha llamado mas la atencion de esta historia, es que no se han interesado en hacerlo menos obvio. Es como una advertencia para otros que anden en las mismas, no crees?
Mientras la mitad de Europa esta contaminada con polonio [por medio de las aerolineas]. Como no puedo pasar a un avion con shampoo, pero hay polonio por todas partes?

rm dijo...

Cuando viajes lo haces por Johanesburgo-Buenos Aires-Caracas-DF-Tijuana ;)

Clausius dijo...

Cuando la corrupción y mafia empieza por el primer representante del Estado, mal va la cosa. Porque entonces afecta a toda la vida, desde el presidente o ministros hasta el más humilde policía.

Así no se puede hacer nada. Es lo que pasa en Rusia y en muchos países de Hispanoamérica.

rm dijo...

Qué gusto verte por aquí de nuevo Clausius