Publicado en Monitor Político
Hay dos historias que quiero contarles este domingo. Cuentan que si tomas a una rana y la pones en una olla con agua a temperatura ambiente, y luego pones la olla en la estufa, la rana seguirá nadando en el agua que poco a poco se hierve sin sentir nada. Llegará eventualmente un momento en que por el calor la rana se asfixie o se le reviente algún órgano interno, pero nunca estará conciente de estar siendo cocinada viva.
Cuentan también que México ya alcanzó la democracia.
No sé cuál de los dos cuentos sea verdadero si es que alguno de los dos lo es. El proceso de democratización en México corría un grave riesgo que muchos dejamos pasar por alto. Pensábamos que lo logrado nadie nos lo podría quitar. Nos vimos democratizados sencillamente por el derrocamiento del partido autoritario y se nos olvidó que también nosotros como sociedad teníamos un mucho de autoritarios que nunca nos preocupamos por derrocar también.
México es un país enamorado de la verticalidad y de la corrupción. Aspiramos a no serlo, y pretendemos en los foros internacionales nuestro irrestricto respeto a los derechos humanos. La verdad es que cuando votamos por Vicente Fox hubo una gran parte de nuestra idiosincrasia que comenzó a morirse y que nos urgía hacerla revivir.
No soportamos la democracia, nos causó urticaria tener que tomar decisiones en conjunto. Nos provocó náusea ver la inconformidad en las calles, y la disidencia en el Congreso. Me incluyo porque hubo muchos momentos en que me indigné por las constantes tomas a la tribuna, por los plantones, por los machetes y demás lugares comunes de nuestro enojo.
La democracia nos quedó muy grande. El respeto a las instituciones nos dio flojera, es más fácil dar un billete para aceitar la maquinaria. En cambio nos quejamos amargamente que nuestro sistema de justicia no sirva para nada. Irónico nuestro posicionamiento pero así nos lo llevamos durante estos años.
Pensamos que la democracia era un fin en sí mismo y la solución a todos nuestros problemas, cuando sólo es una forma de ser, de organizarnos y de tomar decisiones. La estamos desechando por inútil cuando los inútiles somos nosotros por haber sabido vivir en ella. Sería como culpar al carro por chocar a cada rato y por atropellar personas cuando somos nosotros los que vamos al volante.
Les conté la historia de la rana porque siempre me ha causado cierta intriga si eso será cierto. Nunca he tenido el valor de cocinar una rana viva, y creo que nunca lo tendré. Soy particularmente cobarde para eso de matar animales sin una buena causa. Sin embargo me pone a pensar sobre lo que estamos viviendo. Nuestra democracia fue una olla llena de agua, y quienes encendimos la hornilla de nuestros desencuentros fuimos nosotros. Poco a poco nos fuimos cocinando, nuestros ojos se fueron reventando, nuestra piel se fue llenando de ampollas, y nuestra vida democrática se fue extinguiendo sin darnos cuenta. Finalmente llegó el momento en que decidimos que nos gustaba la democracia pero sólo cuando ésta satisfacía nuestros muy particulares intereses.
Un día despertamos en este ambiente hostil y autoritario. El golpe a Víctor Trujillo en el Cristal con que se mira de Televisa; a Gutiérrez Vivó y las amenazas a que fue víctima supuestamente por la gente de presidencia; al mismo Canal 40 de CNI desde hace algunos años y que hasta la fecha no termina el acoso; al periódico Excelsior que fue rematado a Vázquez Raña por alinearse al presidente Fox; la expulsión de Federico Arreola de Milenio, el intento de recorte a la UNAM que es la editora del periódico La Jornada; la demanda contra la revista Proceso por parte de la entonces primera dama que utilizó todo el poder de la oficina jurídica de la presidencia (sin hablar de la evidente influencia con el juez que resolvió); entre otros incidentes fueron minas que una tras otra fueron apagando las voces disidentes a Calderón, o al menos lo han intentado con todas sus fuerzas.
No nos dimos cuenta pero en el lapso de un año se acabaron los noticieros y periódicos que cuestionan el triunfo del PAN, o el mismo proceso electoral tan lleno de defectos y parches. Hoy ya nadie cuestiona en los medios masivos de comunicación las acciones de Felipe Calderón. El colmo fue la declaración durante su toma de protesta cuando dos periodistas comentaron “Calderón inicia con el pie derecho su presidencia” mientras censuraban la imagen en vivo.
Uno de los principios básicos de cualquier democracia es la libertad de expresión. Es también uno de los principios más costosos y más difíciles de lograr y mantener. Causa mucha molestia. Inmediatamente despierta voces que claman por el orden y el respeto a las investiduras de autoridad. El poder que tienen los patrocinadores en México es abrumador. La fuerza de destruir medios de comunicación que antes tenía el gobierno federal con sus anuncios, ahora lo tienen empresas como Bimbo, Telmex, Coca Cola, ALFA, entre otras “patrióticas” empresas que quieren salvar a México de “equivocarse”
¿Alguien tiene libertad de decir lo que piensa en este país? Creo que el costo cada vez va siendo mayor. Al mismo tiempo que enciendo la televisión o abro el periódico, no veo más que columnistas que aplauden el autoritarismo del gobierno federal como hienas que huelen sangre. Qué bueno que aplastaron a los vagos en Oaxaca, qué bueno que militaricen un Estado (casualmente gobernado por el PRD y uno de sus más fuertes candidatos a la presidencia en 2012), qué bueno que se arresten a 200 personas sin órdenes de aprehensión y se les “exilie” en prisiones de Nayarit. Qué bueno que ahora sí se esté aplicando la ley.
Se nos olvidó muy rápido lo odioso del régimen priísta, o más bien nunca lo sacamos de nuestra forma de ser. Como dice una canción de Enanitos Verdes, “es la memoria que hay en nuestros corazones”. El estilo personal de Felipe Calderón nos ha despertado esa sensación de seguridad que sólo el paternalismo da. La democracia fue muy ruidosa, muy conflictiva, muy desagradable. Mejor que venga este señor a poner orden porque no sabemos cómo comportarnos solos. Necesitamos mano dura.
Cuentan también que México ya alcanzó la democracia.
No sé cuál de los dos cuentos sea verdadero si es que alguno de los dos lo es. El proceso de democratización en México corría un grave riesgo que muchos dejamos pasar por alto. Pensábamos que lo logrado nadie nos lo podría quitar. Nos vimos democratizados sencillamente por el derrocamiento del partido autoritario y se nos olvidó que también nosotros como sociedad teníamos un mucho de autoritarios que nunca nos preocupamos por derrocar también.
México es un país enamorado de la verticalidad y de la corrupción. Aspiramos a no serlo, y pretendemos en los foros internacionales nuestro irrestricto respeto a los derechos humanos. La verdad es que cuando votamos por Vicente Fox hubo una gran parte de nuestra idiosincrasia que comenzó a morirse y que nos urgía hacerla revivir.
No soportamos la democracia, nos causó urticaria tener que tomar decisiones en conjunto. Nos provocó náusea ver la inconformidad en las calles, y la disidencia en el Congreso. Me incluyo porque hubo muchos momentos en que me indigné por las constantes tomas a la tribuna, por los plantones, por los machetes y demás lugares comunes de nuestro enojo.
La democracia nos quedó muy grande. El respeto a las instituciones nos dio flojera, es más fácil dar un billete para aceitar la maquinaria. En cambio nos quejamos amargamente que nuestro sistema de justicia no sirva para nada. Irónico nuestro posicionamiento pero así nos lo llevamos durante estos años.
Pensamos que la democracia era un fin en sí mismo y la solución a todos nuestros problemas, cuando sólo es una forma de ser, de organizarnos y de tomar decisiones. La estamos desechando por inútil cuando los inútiles somos nosotros por haber sabido vivir en ella. Sería como culpar al carro por chocar a cada rato y por atropellar personas cuando somos nosotros los que vamos al volante.
Les conté la historia de la rana porque siempre me ha causado cierta intriga si eso será cierto. Nunca he tenido el valor de cocinar una rana viva, y creo que nunca lo tendré. Soy particularmente cobarde para eso de matar animales sin una buena causa. Sin embargo me pone a pensar sobre lo que estamos viviendo. Nuestra democracia fue una olla llena de agua, y quienes encendimos la hornilla de nuestros desencuentros fuimos nosotros. Poco a poco nos fuimos cocinando, nuestros ojos se fueron reventando, nuestra piel se fue llenando de ampollas, y nuestra vida democrática se fue extinguiendo sin darnos cuenta. Finalmente llegó el momento en que decidimos que nos gustaba la democracia pero sólo cuando ésta satisfacía nuestros muy particulares intereses.
Un día despertamos en este ambiente hostil y autoritario. El golpe a Víctor Trujillo en el Cristal con que se mira de Televisa; a Gutiérrez Vivó y las amenazas a que fue víctima supuestamente por la gente de presidencia; al mismo Canal 40 de CNI desde hace algunos años y que hasta la fecha no termina el acoso; al periódico Excelsior que fue rematado a Vázquez Raña por alinearse al presidente Fox; la expulsión de Federico Arreola de Milenio, el intento de recorte a la UNAM que es la editora del periódico La Jornada; la demanda contra la revista Proceso por parte de la entonces primera dama que utilizó todo el poder de la oficina jurídica de la presidencia (sin hablar de la evidente influencia con el juez que resolvió); entre otros incidentes fueron minas que una tras otra fueron apagando las voces disidentes a Calderón, o al menos lo han intentado con todas sus fuerzas.
No nos dimos cuenta pero en el lapso de un año se acabaron los noticieros y periódicos que cuestionan el triunfo del PAN, o el mismo proceso electoral tan lleno de defectos y parches. Hoy ya nadie cuestiona en los medios masivos de comunicación las acciones de Felipe Calderón. El colmo fue la declaración durante su toma de protesta cuando dos periodistas comentaron “Calderón inicia con el pie derecho su presidencia” mientras censuraban la imagen en vivo.
Uno de los principios básicos de cualquier democracia es la libertad de expresión. Es también uno de los principios más costosos y más difíciles de lograr y mantener. Causa mucha molestia. Inmediatamente despierta voces que claman por el orden y el respeto a las investiduras de autoridad. El poder que tienen los patrocinadores en México es abrumador. La fuerza de destruir medios de comunicación que antes tenía el gobierno federal con sus anuncios, ahora lo tienen empresas como Bimbo, Telmex, Coca Cola, ALFA, entre otras “patrióticas” empresas que quieren salvar a México de “equivocarse”
¿Alguien tiene libertad de decir lo que piensa en este país? Creo que el costo cada vez va siendo mayor. Al mismo tiempo que enciendo la televisión o abro el periódico, no veo más que columnistas que aplauden el autoritarismo del gobierno federal como hienas que huelen sangre. Qué bueno que aplastaron a los vagos en Oaxaca, qué bueno que militaricen un Estado (casualmente gobernado por el PRD y uno de sus más fuertes candidatos a la presidencia en 2012), qué bueno que se arresten a 200 personas sin órdenes de aprehensión y se les “exilie” en prisiones de Nayarit. Qué bueno que ahora sí se esté aplicando la ley.
Se nos olvidó muy rápido lo odioso del régimen priísta, o más bien nunca lo sacamos de nuestra forma de ser. Como dice una canción de Enanitos Verdes, “es la memoria que hay en nuestros corazones”. El estilo personal de Felipe Calderón nos ha despertado esa sensación de seguridad que sólo el paternalismo da. La democracia fue muy ruidosa, muy conflictiva, muy desagradable. Mejor que venga este señor a poner orden porque no sabemos cómo comportarnos solos. Necesitamos mano dura.
Encendimos la hornilla y ahora andamos nadando como si nada pasara en la olla.
10 comentarios:
creo mas el cuento de la rana, nosotros no sabemos ni que es democracia y ultimamente dudo que sea un buen modelo, renovarnos es lo que tenemos que hacer.
jajajaja... los politicos no han entendido que sin pais no hay negocio.
La democracia, juar juar, permitame que me ria, la democracia e igual de inubicable que dios.!No existen!.Libertad de expresion....solo en los blogs..!o no?.Ya ve canal 40 lo ahogaron, el programa sobre el caso Marcial Maciel sin patrocinios, se aventaron el tiro y salieron perdiendo.
Gutierrez Vivo confesando lastimosamente.."es que no puedo pagar la renta de la estacion de FM"...ni modos.
la informacion, la reflexion y lacritica no son articulos de primera nesesidad, el saber lo que es "democracia" no importa si se vive al dia.
No creo que seamos ranas..somos pendejos.rventemos la institufciones y vivamos al amparo de la anarquia y nos dejemos de mamadas que no sabemos hacer.,,,democracia..jajaja.libertad de expresion..juar juar...y mi abuelita en bicicleta...
Sr me esta usted preocupando, anda muy pesimista y catastrofista.Nuestros pais es un circo...diviertase.Saludos cordiales
Scarlett;
Renovación siempre ha sido la obsesión de la humanidad. Alguna vez nos tendrá que salir bien.
Don Mike;
El pesimismo lo estoy concentrando tanto para explotar de alegría el día que nos congrega a todos alrededor del pesebre. Algún día de estos seré chistoso otra vez, estense pendientes
Nomas no vaya a vomitar el corajote en tonos verdes sobre el muñequito ese...jajaja.saludos
Que buen post, la verdad me gustó mucho, rescato algo que me pareció muy interesante lo del recorte a la UNAM relacionado con La Jornada, es algo que no había contemplado. Y en cuanto a lo de la democracia y la falta de interes de nosotros como sociedad para mantenerla viva, una vez alguien me dijo que lo unico que faltaba para que este país cambiara era que, todos y cada uno de nosotros nos sacaramos el dinosaurio que llevamos dentro. Saludos.
Creo que andamos en las mismas:
http://blog.masterzen.net/?p=690
obvio el de la rana jajajaja komo todos responden con respecto a lo de la democracia yo aclarare porque el de la rana es cierto como todos sabreis la rana es un animal de sangre fria es decir la temperatura de su sangre varia de acuerdo a la del medio en el que esta.
si la rana es sometida al calor abruptamente se dara cuenta de ellos pero si se coloca en un lugar a temperatura ambiente en el cual esta va aumentando, la temperatura de la sangre y del cuerpo de la rana ira al paso que la de la olla haciendo que asi la rana no sienta que esta siendo cocinada
Ojalá te hiervan a ti miserable bastardo!
y espero que te explote un ojo :)
Mi mas sincero odio :)
Rubén
La verdad que he llegado a este blog de pura casualidad, y me conmueve poder encontrar gente con ese nivel de autocritica... muchos saludos desde muy lejos! que siga asi (no la situacion, pero si la actitud)
Ayeray.-
Sos como muy verga, ojala te viole una rana (:
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